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Hoy te escribo estas líneas porque desperté pensando en ti. En mi mejor amiga, mi hermana.

¿Cómo comienzo esto sin llorar o sentirme mal? Vaya, es horrible.

Estoy aquí, viendo a tu hija dar un pasito más al éxito. Estoy viéndola en su primer día de colegio y te juro que me siento como un padre orgulloso.

Es tan linda, amiga.

Es tan parecida a ti en la personalidad, cada vez que habla me acuerdo de ti y termino llorando en silencio.

Emily es increíble, y estoy orgulloso de lo que lograste con ella, eres una madre excepcional. Una verdadera guerrera.

Te felicito, porque sé que traerla hasta aquí te costó.

Te felicito porque Emily Piña está llegando, muy, muy lejos. Y con el paso del tiempo, ha dejado de pensar en él.

Reconozco que aún la extraña, pero también dice estar feliz por él y por lo que logró.

Dice que el que no haya logrado amarla a ella no lo hace un mal padre. Al contrario.

Y si, por supuesto que le creo.

Ruggero es un muy buen padre, tiene tres hijos y es feliz con su esposa. Sé que lo sabes, y sé que intentas ser feliz por eso.

Lo siento.

Es todo lo que puedo decirte, lo siento por no haber podido hacer nada.

Hoy solo puedo prometerte que cuidaré de ella como no cuidé de ti. Voy a sostener su mano en todo momento.

Lo juro...

Te extraña, Lionel»

«Bien, estoy llorando, señorita. Lo lograste.

Tu hija lo logró.

Hoy fui a verla, se me acercó y con una gran sonrisa en su rostro me dijo.

"Tío, hoy supe que mamá está orgullosa de mí»

Cuando le pregunté por qué, me dijo que cuando levantó la mirada hacia el cielo vio la estrella más grande brillar para ella.

Sabe que esa estrella fuiste tú. Hasta yo lo sé. Y te felicito, pequeña.

Tienes una hija increíble, es preciosa, cariñosa y absolutamente madura para su corta edad.

Todos los días tiene una gran sonrisa en su rostro, y aunque le duele que ustedes no estén en sus días más importantes, agradece que hayan personas que sí tienen la oportunidad.

Me dijo también que hace unos días una de sus compañeras discutió con su madre delante de todos. Y ella solo pudo decirle que no sabía lo que hacía. No sabía cuánto extrañaría a su mamá si un día ella llegaba a faltar en su vida.

Tal como tú faltas en la suya...

Y sí, terminé llorando mientras ella miraba al cielo y te pedía perdón.

Una vez más...

Intento estar con ella en todo momento porque también cargo un poco de culpa en esto, y te prometo que voy a estar a su lado hasta que lo supere.

Incluso después.

Es una promesa, enana.

-Agustín.»

«Mijita...

Hoy es tu cumpleaños, los girasoles y listones blancos adornan todo el lugar.

Y sí, es todo gracias a tu princesa preciosa. Emily.

Esa niña sabe cómo tocar cada fibra sensible en mi ser, ¿sabes? Se adueña de los corazones de cada uno de nosotros y eso es increíble.

No quiero que te preocupes por ella, yo me he hecho cargo de ella tal y como lo hubieses deseado.

La psicóloga dice que está a solo un paso de conseguir sentirse libre de la culpa.

Solo le hace falta enfrentarse a una persona especial en su vida. A él.

El que más traumas causó, pero sabemos que no está lista. Y menos con lo que salió en las noticias el otro día.

No fue intencional, pero lo vio, y sé que no se siente bien con eso. Por mucho que intente ocultarlo.

Es un proceso largo y difícil, pero no quiero que te preocupes por ella. Aquí nos tienes y nos vas a tener siempre..

Hacemos un gran equipo, el equipo salvemos a Emily (sí, tenemos que pensar en un nombre mejor)

Te quiero, te extraño y no hay día que no desee volverte a ver.

Con amor, Giovanna.»

«No sé por qué te escribo esto si ya no tiene sentido, pude haberlo hecho cuando tú hija envió la primera carta que me escribiste.

Pero quiero que sepas que conocí a Emily el día de hoy. Es una niña admirable y preciosa.

Demasiado parecida a su papá, algo que ni Amelia, ni ninguno otro de sus hijos ha conseguido. Y no quiero comparar, eso ni siquiera viene al caso.

Solo quiero que sepas que, esa niña es increíble, estoy orgullosa de ella y ni siquiera he vivido ninguna etapa de su vida.

No tengo mucho por decir, todo se lo dije a tu hija, y claro que me dolió, tal como Agustín terminé llorando y no pude más.

Solo quiero pedir perdón.

Por haberme alejado de ti, por haber hecho todo mal.

Y aunque no puedo cambiar nada ni traerte a la vida, sé que al menos tú perdón va a quitarme este gran peso de culpa.

Lo siento, Karol. Lo siento tanto...

-Valentina.»

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De nada, solecitos :).

Que sean infelices, digo felices. Y que lloren todo el día, digo se rían :3

Little Woman's WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora