Italia... Jamás creí que volvería a Città Sant'Angelo en una situación como esta. Es decir, trayendo a mi hija para que conozca a sus abuelos y a toda la familia de su padre.
No sé si a mí vayan a recibirme bien o no, pero me conformo con que estén felices por conocer a mi pequeña Emily que los dos últimos días ha mejorado bastante su infección en la garganta. El clima no es tan cálido gracias a la temporada y por eso mismo ahora ella trae una bufanda, guantes y su abrigo.
Sostengo su mano mientras el auto se adentra a la bonita casa de vacaciones que Ruggero alquiló para la ocasión. Toda su familia espera ahí dentro, y claro que tengo miedo.
¿Qué va a pasar si no creen que Emi es realmente hija de Ruggero? Bueno, no pueden negarlo, el parecido es evidente.
—Tranquila, te quieren mucho.—susurra Ruggero tomando mi mano. Sonrío.
—Me querían, pero abandoné a su hijo aún cuando ya teníamos incluso su autorización para comenzar a hacer las cosas bien.
—No pienses en eso ahora, estamos juntos, lo estaremos.
—Gracias. —susurro apoyando mi cabeza en su hombro.
Siento sus labios en mi frente, sonrío aferrándome a su mano. Una parte de mí sentía miedo, lo admitía, pero ahora sé que Ruggero va a apoyarme en todo momento.
Apenas el auto se detiene nos bajamos, Ruggero toma tantas maletas como puede y yo tomo la mano de mi hija mientras me agacho a su altura. Es algo difícil, pero sé que le irá muy bien. Es una nena valiente.
—Mucha suerte, hermosa. —beso su frente.— Nos vemos después. Voy a estar esperándote en el hotel. Diviértete.
—Pero, mami. No quiero estar sola.
—Estarás con tu papá. —sonrío.— Tranquila, ¿si?
Indecisa asiente, dejo un gran beso en su mejilla y me pongo de pie moviendo mi mano para despedirme de Ruggero. Él me sonríe y vuelvo a subirme al auto.
Habíamos tomado una decisión, yo los acompañaba para que Emi no se sienta tan sola, pero ella iba a pasar todo el día con Ruggero y su familia mientras yo tomaba mis propias vacaciones.
Y ya en la noche volvería a tenerla conmigo.
El conductor me lleva hacia mi hotel que queda a solo veinte minutos de distancia. Y apenas me alojo en mi habitación, me permito instalarme antes de buscar mi teléfono.
Antes de tomar el vuelo que nos trajo hasta aquí yo había dicho que me iba de vacaciones sin mencionar el destino. ¿Qué culpa tenía yo que Ruggero había dicho un día antes que iría a Italia a ver a su familia?
Hablo un poco con Lionel, me desea suerte y pide que pase lo que pase, no cambie mi actitud con Ruggero y la vía que le he dado para que conozca a la niña. No entiendo de lo que habla.
Y cuando pregunto de qué habla responde que es solamente un consejo que espera que yo tome. No confío en eso.
Lío no da consejos porque sí.
Aún así solo lo dejo pasar y tomo un merecido descanso.
Luego de mi siesta de bienvenida decido estar activa en redes sociales, hago un live, me permito por primera vez explicar lo que sucede y la gente parece entender.
Claro que recorto una gran parte de la realidad que ellos obviamente no deben saber.
Hay cosas que ni siquiera Emily sabe. Cosas de las que yo no quiero hablar.
Me pone ansiosa el saber cómo le está yendo a Emily y aunque quiero llamar a Ruggero me contengo de hacerlo. Es mejor que se tome su tiempo con ella.
A las nueve y media tras cenar y alistarme para dormir le envío un mensaje a Ruggero pidiéndole que no se olvide de darle el jarabe a la pequeña. Pero su respuesta me sorprende, están camino al hotel.
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Little Woman's World
Roman d'amourY si pudiese escuchar mi propio consejo, diría que soy todo lo que nunca pude ver.