—Espera... ¡¿Qué?! —gritó Josh, elevando su voz lo suficiente como para que toda la preparatoria lo escuchase.
El lunes que volvimos a clases decidí que era momento de contarle a mi mejor amigo lo que había pasado en el baile. Nunca imaginé que reaccionaría con semejante grito.
—¡Cállate, viejo! —dije, a la vez que le tapaba la boca con mi mano.
Miré a mi alrededor, todos se habían detenido y habían dejado de lado lo que estaban haciendo. Ahora tenían toda su atención clavada en nosotros. Los engranajes de mi cabeza comenzaron a girar tratando de idear algo que decir para que no pensaran que éramos unos bichos raros.
—Eh... Se golpeó el dedo meñique contra la pared —dije, apuntando hacia los pies de Josh.
Todos bajaron la mirada al suelo solo para ver unos enormes zapatos de cuero que ni con un bate lograrías golpearle los dedos.
Idiota.
Las personas regresaron la mirada hacia mí así que fingí una sonrisa, todos rodaron los ojos y continuaron con su vida como si no hubiera pasado nada.
—Eres un dramático, Josh. ¡¿Ves lo que provocas?! —dije regañándolo—. Por tu culpa ahora todos creen que estamos locos.
—¿Qué? ¿Ahora yo tengo la culpa? —respondió sarcásticamente—. ¡¿No se te pudo ocurrir una mejor excusa?!
—¡¿No se te pudo ocurrir traer sandalias?! —reproché.
La verdad era que no tenía como refutar su argumento, siempre había sido malo pensando bajo presión.
—Dany..., eres un idiota —dijo, burlándose de mi comentario—. Y aparte de idiota, también eres un mentiroso. —Regresó rápidamente al tema de conversación que lo había hecho gritar en primer lugar—. Cómo piensas que te creeré que en un día, ¡un solo día!, te hiciste novio de la chica nueva.
—Pues, ya sabes..., soy irresistible —respondí, para luego guiñar el ojo en forma de broma.
—¿Tú? ¿Irresistible? Viejo, si tú eres irresistible, yo soy un imán de mujeres —dijo, apuntándose a sí mismo con los pulgares.
—Bueno..., si no me crees, ¿por qué no se lo preguntas a ella? —dije mientras señalaba a Alex que, recién, venía entrando por la puerta de la preparatoria.
—Ahora sí valiste, mentiroso de pacotilla.
Josh me apuntó con su dedo y salió corriendo al encuentro de Alex. Sin previo aviso, la tomó de la mano y la arrastró hasta donde yo me encontraba.
—Hola, soy Josh —se presentó—, amigo de Dany. Soy el chico que ayer estaba bailando en la pista —dijo y estrechó su mano con Alex en gesto de saludo—. Bueno... Ya sin rodeos. Mi amigo, aquí presente —dijo, mirándome de reojo—, dice que tú eres su novia... ¿Qué tan cierto puede ser eso?
Josh rio por lo alto en un tono burlón. Ella volteó a verme y alzó una ceja confundida, rápidamente me encogí de hombros fingiendo que no sabía nada de lo que estaba pasando. Alex regresó la mirada a los ojos de mi amigo.
—Sí —respondió sonriente—, Dany es mi novio.
Josh llenó sus pulmones de aire y regresó con la mirada anonadada. Ahí estaba la cara que tanto deseaba ver: una mirada de incomprensión con las pupilas dilatadas, el mentón caído y una media sonrisa con toque de asombro. Nada mejor que una expresión facial única para un día soleado como ese.
—E... Es... ¿Es en serio?
Josh estaba hasta tartamudeando de la impresión. A decir verdad, si no fuese por el pequeño jueguito de novios falsos que estábamos armando, ni yo mismo me creería que Alex era mi novia.
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Inmaduro Amor Ocasional (CORREGIDO)
Teen Fiction¿Eres capaz de quitar tu mascara y mostrar tus heridas? Daniel Ashton no ha tenido la vida perfecta que un adolescente desearía. Existen momentos dolorosos que lo han hecho sufrir desde pequeño y, aunque trata de ser el chico divertido de siempre, é...