Capítulo 30: Una Pesadilla Tormentosa

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Ya pasaba de mi hora de dormir, pero me encontraba afuera de la habitación de mi hermana. Era cuestión de tiempo para que ella abriera la puerta, había escuchado el rugido de una motocicleta a través de mi ventana y sabía a la perfección lo que estaba a punto de suceder: Gaby trataría de escaparse con su novio mientras nuestros padres dormían.

—¡Dany! —habló mi hermana asustada, en cuanto me vio en el pasillo.

—¿A dónde crees que vas? —pregunté con los brazos cruzados, trataba de demostrarle que desaprobaba por completo la situación.

—¿Qué haces despierto todavía? —preguntó, tratando de evadir mi pregunta—. Ya pasan de las diez de la noche.

—No me cambie el tema, jovencita —enfaticé, imitando el tono de voz de nuestra madre cuando se molestaba. Ella se limitó a poner sus ojos en blanco.

—Iré a hacer una tarea en casa de mis amigas —respondió con serenidad.

—¿Con Trevor? —pregunté alzando una ceja, no pensaba permitir que mi hermana me tomara por tonto.

—Eh... Él es parte de mi grupo de estudio.

La miré con ojos acusadores y dejé que un largo silencio se apoderara del ambiente. No pensaba creer nada de lo que dijera, solamente disfrutaba ilusionarla con la idea de que ella tenía el control de la situación.

—¡Está bien! —dije sonriente, haciendo que Gaby dejara escapar un suspiro de alivio—. Supongo que tendré que ir a despertar a mi mamá para que le puedas avisar que saldrás...

—¡No! —gritó ella, para luego tapar su boca con ambas manos. Su reacción había sido más fuerte de lo que esperaba—. Ven, entra —dijo, tomándome del brazo para luego ingresarme a su dormitorio.

No pude evitar dejar escapar una sonrisa mientras me acomodaba, la tenía justo donde quería y no había algo que ella pudiera hacer para evitarlo. Con sutileza, Gaby cerró la puerta y se dirigió hacia su cama para poder sentarse en ella a conversar conmigo a gusto.

—¿Qué quieres que haga con tal de que me dejes salir hoy? —preguntó.

—Así me gusta —respondí triunfante, esas habían sido las palabras que tanto deseaba escuchar. Había llegado el momento de pedir lo que tanto anhelaba—. Déjame pensar... —Coloqué mi pulgar izquierdo en mi barbilla y alcé la vista al techo para fingir analizar mi siguiente frase—. Supongo que vas para una fiesta con Trevor, ¿verdad? —Gaby respiró hondo y asintió con la cabeza mientras se acomodaba el flequillo detrás de la oreja—. ¿Recuerdas que siempre he querido una consola de videojuegos?

—Dany... No puedo comprarte una consola de videojuegos, no tengo tanto dinero ahorrado y mami ya dijo que no nos ayudaría para esas cosas.

—¡Ay vamos, Gaby! No seas así —reproché, tomándola de las manos—. No estoy pidiéndote que me la compres, solo quiero que me ayudes a conseguir dinero para comprarla... ¡Por favor!

—¿Y cómo pretendes que hagamos eso?

—No lo sé... Podríamos hacer una venta de garaje para recolectar el dinero, tengo muchas cosas que ya no ocupo y supongo que tú también.

—Está bien... Ya veremos que hacer —respondió sonriente y mis ojos brillaron como nunca.

—¡Gracias, Gaby! —grité feliz porque había logrado mi cometido.

—¡Shh! —dijo, colocando su dedo índice sobre sus labios—. Si se despiertan mis padres, olvídate de que compremos la consola.

—Lo siento... —murmuré, para luego encogerme de hombros.

Inmaduro Amor Ocasional (CORREGIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora