Capítulo 5

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Viernes, ¿quién no amaba los viernes? Eran tan divertidos y tranquilizantes pues la semana escolar llegaba a su fin, los jóvenes podían disfrutar de su descanso, ya fuera manteniéndose en casa, saliendo al cine o yendo a una fiesta.

Damian adoraba los viernes. Podía desestresarse de una semana de mierda, descansar y no pensar en nada ni nadie, estar en su casa viendo una película comiendo pizza mientras piensa en cómo sería si el no hubiera nacido un demonio, porque esto era un pensamiento recurrente en su mente. Divagaba y divagaba pero jamás imaginaba algo más.

Pero este viernes era diferente pues iría a una fiesta. No sabía que podría pasar una vez que fuera pero debía averiguarlo, ¿no? Las clases ya habían acabado y ya era un poco tarde. La fiesta era de noche, como la mayor parte de las que ha asistido. Se puso su playera negra con rojo -muy característica de él- y convocó un portal que lo llevaba directo a casa de Rusty, donde ya había mucha gente; él estaba nervioso. No sabía que podría pasar, si no lo tomarían en cuenta, se apartarían de él como siempre hacen o le harían algo más allá de ignorarlo.

Entró por la puerta principal, y lo primero que observó fue a varias personas tomando, bailando y platicando, todas esparcidas por cualquier rincón de la casa. Intentó visualizar a Sahara, Addison, o hasta Kayla, pero no veía a nadie. Comenzó a caminar, intentando localizar a alguien conocido y que le hablara, pero no lograba nada, no encontraba a nadie, ni siquiera a Jack, pero no le parecía extraño pues odiaba estas fiestas.

Tomó un vaso y se sirvió un poco de ron mezclado con refresco, si al menos no la iba a pasar tan bien como esperaba, haría algo para que esto lo aliviara, y un poco de alcohol jamás hace daño. Entonces, cuando pensaba que la noche no podía empeorar, estaba sumamente equivocado.

Mientras bebía, un Zill ya borracho y con sus 5 sentidos apagados chocó con él. Jamás le había caído bien Zill, y bueno, la mayor parte del tiempo lo hacía obvio.

—Hey, Zill, —mencionó Damian con un tono de disgusto, por el accidente y por el hecho de que fuera Zill quien lo había causado— ¿has visto a Kayla?

—¿Kayla? ¿Y tú para qué quieres a Kayla? Demonio —dijo Zill, con sus palabras tambaleantes debido a los efectos del alcohol. Damian sabía que Zill estaba ebrio y que debía aguantar para no causar una pelea.

La gente seguía llegando, y entre esas personas, se encontraban Addison y Sahara.

—Zill, Kayla es mi amiga y no la he vis- —comenzó a decir Damian, pero fue interrumpido por el puño de Zill.

—Te voy a pedir algo Damian, y es que te alejes de ella —dijo Zill, con un tono amenazante y sus palabras aún entrecortadas. Damian no sabía que hacer. Toda la gente escuchó el cuerpo del demonio caer al suelo, así que todos los estaban viendo. Su nariz sangrando. Su corazón latiendo. Sus sentidos agudizándose.

—Kayla es mi amiga, Zill —dijo Damian a la defensiva. Zill soltó una risa.

—¿¡Amigos!? ¡Tú no tienes amigos Damian, eres despreciable. Nadie te habla por Dios, eres el estudiante más odiado, más detestado y nadie te quiere en la ZPA! ¡Tus únicos amigos están contigo por lástima! —.

Damian estaba lagrimeando. Cada palabra era una espada, una navaja, una bala. Escuchaba las risas de los demás, veía los teléfonos grabando y a Zill mirándolo divertido con una sonrisa triunfal, como si lo hubiera destrozado. Y era cierto, lo había destrozado. No lo soportaba, no lo aguantaba. Odiaba sentirse así: indefenso y estúpido. Quería correr pero sus piernas no funcionaban, no podía, sentía tanta tristeza que su cuerpo dejaba de responderle.

Todo lo que dijo Zill era cierto. La gente lo detestaba y nadie lo apreciaba cono tal. ¿Sus amigos sí estaban con él por lástima? No lo demostraban. No. Se negaba a creerlo, sus amigos están con él porque lo quieren, porque lo aprecian, porque le agradan. Y entonces recordó a Kayla. Kayla. ¿Estaba con él por lástima? ¿Le dio tanta pena que decidió ser su amiga? Lo quería negar pero ahora los pensamientos llenaban su mente. Otra vez.

Addison y Sahara escucharon todo esto, pero la multitud no les permitía el paso, no podían tomar a Damian y decirle que era mentira, que hay gente que en verdad lo quiere. Podrían gritarlo si tampoco hubiera tanto ruido. Pero no, no sabían que hacer, quedaban quietos y no podían gritar, sólo ver como su amigo, el animal que siempre los animaba, estaba siendo dañado por un idiota ebrio que no sabía lo que decía. Pero dicen que alguien ebrio siempre habla con la verdad, por más dolorosa que esta sea.

Entonces Kayla llegó. Escuchó un gran alboroto, y vio a Addison y Sahara, así que se acercó a ellos para preguntar porqué toda esa gente riéndose y diciendo cosas que no entendía.

—Addison, Sahara, hola, ¿qué pasa? —.

—¡Kayla, por favor, necesitas detener a Zill, por favor, has algo! —le suplicó Sahara con algunas lágrimas, y Addi sólo la miró. Antes de que Kayla preguntara el porqué, Sahara retomó la palabra— Golpeó a Damian y luego comenzó a decir varias cosas, y-

Eso fue suficiente para que Kayla se abriera paso entre la multitud y observar el panorama. Un Damian llorando, un Zill riendo y varios invitados observando. ¿Así de insensibles eran con alguien sufriendo? Kayla miró a los ojos a Damian y sentía como su alma se consumía. Odiaba verlo en ese estado, y más si lo había provocado alguien que creía que no era así.

En el momento que Damian notó la mirada de Kayla en la suya, se levantó, se secó las lágrimas y chasqueó sus dedos para así poder desaparecer, yendo a la azotea de la academia, donde podía observar la luna y las estrellas. ¿Por qué era tan débil?

Él sólo ya no quería lidiar con esta mierda.

Damian (Zoophobia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora