Capítulo 11

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Kayla lo vio. No sabía que hacer. No podía moverse. ¿Cómo había pasado todo esto en tan solo una hora? ¿Cómo...? Entonces recordó su cara cuando su padre habló sobre su odio hacia los demonios. Esa cara de decepción. Reaccionó y corrió a socorrerlo.

—¡Damian, Damian responde, por favor! —comenzó a decir Kayla, mientras le daba unas suaves palmadas en la mejilla. No hubo respuesta— ¡Tenta, llama una ambulancia!

Tentadora se le quedó viendo. Cuando pudo reacciones, se limpió las lágrimas y corrió hacia el teléfono.

—616, ¿en qué puedo ayudarla? —.

—¡Sí, por favor una ambulancia, un chico tiene una sobredosis y... y... —pidió con apuro la de cabello rosado. ¿Cómo había dejado que esto ocurriera? Veía a Damian como su hijo, como su pequeño y jamás se perdonaría no haber notado esto antes.

—Ok, cálmese, ¿dónde necesita la ambulancia? ¿Cual es el nombre del paciente?—.

—¡En el palacio real, por favor que sea rápido, su nombres es Damian, Damian Beelzly!—.

—Tranquila señorita, ya va en camino. ¿Está usted con el afectado? —.

—¡Sí, aquí está conmigo, está inconsciente, no sabemos desde cuando! —.

—Ok, mantenga al afectado sentado en lo que llega la ambulancia —.

Tenta colgó y corrió a ver a Damian, el cual seguía sin mostrar alguna señal de estar consciente, pero al menos sabían que seguía con vida debido a su pulso, el cual iba ralentizando con el paso de los minutos. Kayla sólo lloraba, desgarrada, repitiendo "Estarás bien" y "Por favor Damian, despierta". Unos minutos después, la ambulancia llegó y se llevaron a Damian, mientras Kayla y Tenta iban junto con él.

Al llegar al hospital, se llevaron al chacal en una camilla, y a las dos mujeres les indicaron que se sentaran en lo que se veía el estado de Damian. Kayla tenía sus manos en los ojos, quería evitar el llanto pero no podía. El simple hecho de ver a Damian así le partía el corazón. Pudo haber hecho algo, cualquier cosa para que no ocurriera esto, hubiera defendido a los demonios, defendido a Damian. Pero el hubiera no existe.

Horas después, con una Tenta paralizada y llorando a lado de una Kayla destrozada, el doctor que atendía al chacal se hizo presente.

—¿Familiares del joven Damian Beelzly? —.

—¡Aquí! —gritó Kayla y corrió hacia el doctor. Tenta hizo lo mismo— ¿Cómo está? ¿Está bien? ¿Que ocurrió? —.

—Tranquila pequeña, el joven Damian estará bien. Lo descubrieron a tiempo. Le hicimos un lavado estomacal, encontramos algunos restos de pastillas, pero estará todo bien. Pueden pasar a verlo si gustan, pero no creo que despierte en algunas horas. Está en la habitación A-12.

Tenta y Kayla corrieron a verlo, y ahí estaba él. Recostado en la camilla, tan tranquilo y pacífico. Kayla se acercó y tomó su mano. Tenta sólo observó desde la puerta cuando el doctor la llamó para firmar algunos papeles de registro. Kayla comenzó a derramar lágrimas otra vez. Verlo así, conectado a máquinas, respirando lentamente, con una bata de hospital.

—Perdón... Damian, de verdad perdón. De... debí haber dicho algo, vi tu cara en ese entonces pero no dije nada, lo siento, debí haber sido más fuerte, debí haberle hecho frente a sus comentarios estúpidos. Perdón Damian, perdón —la canguro estaba llorando. Las lágrimas cayendo en la sábana. Eran aproximadamente las 3 o 4 AM, no lo sabía, había perdido la noción del tiempo desde que vio al demonio en esa situación.

Kayla se sentó en unos de los sillones que había en el cuarto. Llamó a su padre y le dijo que esa noche no estaría en casa, que una amiga necesitaba su ayuda, así que dormiría con ella. Claro que había mentido pues no le permitiría dormir con un amigo, y además no le diría que estaba en el hospital, y especialmente del Infierno. Su padre le dijo que estaba bien, pero que le avisara entre ratos que todo estaba bien. Terminó la llamada y apagó su celular. Quedó observando al chacal, hasta que el sueño la invadió.

Tenta entró al cuarto, y vio a los dos jóvenes descansando. Esbozó una sonrisa, que segundos después fue borrada al dirigir su mirada al chacal. Damian era como un hijo para ella. Había visto sus primeros pasos, su primer día en preescolar, sus cumpleaños, estuvo en la mayor parte de su vida. Había presenciado su desarrollo, tal vez más que sus padres, y el verlo así la afectaba demasiado. Sólo seguía pensando en que hubiera pasado si Kayla no hubiera llegado, ¿Damian habría muerto? ¿Lucifer la habría exterminado junto con Styx? Sacudió su cabeza intentando sacar esos pensamientos de su cabeza, se recostó en una de las sillas, y, al igual que la canguro, el sueño le ganó.

La primera en despertar fue Kayla, con un bostezo y tallándose los ojos, esperando que el demonio ya estuviera despierto. Pero no. Sólo había un silencio sepulcral, y el tic tac del reloj de fondo. Tomó su celular, y lo encendió: eran las 10 AM. Revisó algunas notificaciones, unos cuantos mensajes y eso era todo. Le avisó a su padre que estaba bien, y a su madre también, sólo que ella estaba en un viaje de negocios. Su estómago rugió, así que se levantó y fue a la cafetería del hospital a comprar un sándwich. Estaba solitario y esto la hacía pensar. Se estaba odiando a si misma en estos momentos. El pensamiento de no haber hecho algo no la dejaba en paz.

Después de unos minutos volvió al cuarto, donde se recostó y siguió ahí, en silencio, pensando sobre Damian y ella. ¿Por qué no tocó este tema antes con él? Tal vez si hubiera dicho algo sobre las cortadas, algo sobre los problemas de Damian, si lo hubiera apoyado más, sabía que ella no dependía de Damian, ni Damian de ella, pero al estar juntos, todos estos pensamientos se iban, todo era más tranquilo, más lindo, más divertido. Las preocupaciones de los dos se iban, y se ayudaban mutuamente en todo.

Después de unos minutos, Kayla escuchó un pequeño sonido proveniente de la camilla. Volteó con unos ojos esperanzadores, y lo vio. Vio al demonio que más amaba levantándose lentamente mientras se apoyaba en sus manos.

—¿Kayla? —.

Ella sonrió y caminó hacia él con lágrimas en los ojos. Lo besó.

Damian (Zoophobia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora