Capítulo 32

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Era de mañana y Kayla ya había despertado. Todo estaba calmado, tomando en cuenta todos los hechos de la noche anterior. Se levantó de su cama y se miró en su espejo. Estaba hecha un desastre: tenía los ojos rojos de tanto llorar y su cabello era un enredo; en verdad no tenía ganas de ir a la academia, pero sabía que debía.

Cuando menos lo esperó, recibió una llamada de Tentadora y su rostro cambió drásticamente. Esperaba que fueran buenas noticias, así que contestó.

—¿¡Tentadora, qué pasa, todo bien con Dam!? —preguntó ella con una pequeña sonrisa y una voz alegre. ¿Qué tal si ya había despertado?

—Kayla... él- él falleció. Lo siento —se pudo escuchar la voz quebrada de la mujer de cabello rosa. El mundo se detuvo para la peli dorada. La llamada terminó en ese momento. Kayla sintió como su mundo se venía abajo. Como todo se destruía poco a poco a su interior. Las lágrimas se volvían a hacer presentes. Cubrió sus ojos con sus manos intentando retraer aquellas gotas de dolor, pero no pudo. El sentimiento era fuerte, sentía pesadez.

Entonces despertó sudando y casi temblando. Todo había sido una pesadilla. Una mala pasada de su mente para hacerla sufrir. Asustada, observó su celular para revisar que no tuviera llamadas perdidas, y luego checó la hora: todavía eran las 4 AM, y respiró profundo en un vago intento de calmarse, pero no lo logró, y las lágrimas caían otra vez. Todo eso se había sentido tan real que la asustaba demasiado. Sus manos seguían moviéndose. Fue a la cocina y tomó un vaso de agua, pero no la relajó ni un poco, así que volvió a su cuarto y se acostó de nuevo en su cama, pero no podía dormir. Revisaba la hora una y otra vez, esperando algo, quizás un milagro, pero no llegaba nada, y así estuvo durante una hora, hasta que logró volver a dormir.

Llegó la mañana y ahora Kayla tuvo que hacer toda su rutina, sólo que ahora se sentía más cansada. Después de hacer todo lo que debía, salió con rumbo a la academia. Mientras caminaba empezó a escuchar algo de música para animarse, ya que toda su energía estaba por los suelos. Cuando llegó a la academia, quizo esperar en la entrada al demonio, pero sabía que este no volvería muy pronto a aquella entrada, así que mejor decidió ir con sus amigos, los cuales ya estaban entrando a la academia.

—Hey, Kayla, ¿cómo estás? —preguntó Vanex, pero al mirar las ojeras y los ojos ligeramente rojos que cargaba la canguro— Kay, ¿está todo bien?

—Damian... Damian está en el hospital —respondió ella aguantando sus lágrimas. El simple hecho de decirlo la lastimaba, y mucho. Podría derrumbarse justo en ese momento, pero aguantó. Jack, Spam y Vanex se quedaron sorprendidos— Un auto lo atropelló y ahora está en el hospital.

—¿¡Pero él está bien!? —preguntó Jack ahora preocupado. Tal vez Damian y él no tenían una relación muy amistosa, pero ahora ya lo estaban arreglando, y que de un momento a otro le dijeran que alguien de su familia está en el hospital, pues en verdad le preocupaba.

—Ahora él... no ha despertado, y no saben cuándo lo hará, pero esperemos que pronto —volvió a responder la de orejas puntiagudas. No quería llorar, no otra vez. De un momento a otro, sintió calidez, pues ahora sus amigos la estaban rodeando en un abrazo amistoso, demostrándole que todo estaría bien y que ellos estarían a su lado.

—Tranquila Kayla, todo estará bien. Estaremos contigo siempre —dijo Spam. Kayla respondió al contacto y sonrió. Ahora se sentía más tranquila. Entonces sonó el timbre, indicando que la hora escolar daba comienzo.

Los 4 entraron a la primera clase, donde afortunadamente les tocaba a todos juntos.

—Bueno, buenos días clase, espero estén bien, ya saben que nos estamos acercando a la recta final, por lo tanto hay que mantener los ánimos. Esta vez, para iniciar el día, haremos una pequeña actividad en equipos— mencionó Fabián, y comenzó a decir algunos nombres, hasta que le tocó a Kayla— Kayla, este trabajo lo harás con Zillion.

Cuando mencionó ese nombre, toda aquella alegría que había reunido por sus amigos fue reemplazada por ira. No odiaba a Zill, pues odiar era una palabra muy fuerte para ella, pero no lo soportaba y no lo quería ni ver. Juntaron sus asientos y hubo un silencio incómodo, hasta que la canguro habló.

—Bueno, tú harás la introducción y la hipótesis, yo haré el desarrollo y la conclusión, y listo, lo juntaremos al final —mencionó la peli dorada sin mirar al chimera a los ojos.

—Kayla, ¿podemos hablar sobre todo esto? —preguntó Zill con una expresión triste que demostraba que en verdad se arrepentía de sus actos.

—Zill, no hay nada que hablar. Entre tú y yo no hay nada que decir mas que esta actividad. Lo hecho, hecho está, así que vive con ello —.

—No quiero que lo nuestro se quede así. Sé que me comporté como un idiota contigo, y con Damian, y que hice cosas terribles por celos e ira, pero en verdad quiero resolverlo, quiero que todo vuelva a ser como antes entre tú y yo. Sé que aún podemos salvar lo nuestro —.

—Zill... no se puede salvar algo que ya está muerto, y lo nuestro lo está. Puedes disculparte todo lo que quieras, pero debes aprender a vivir con tus actos. Discúlpate y ruega todo lo que quieras, pero nada cambiará que dañaste a Damian y me dañaste a mi. Damian estuvo en el hospital por tu culpa, y eso no lo podrás cambiar tampoco. Me perdiste y perdiste a Spam, Vanex y Jack, y todo por tus estupideces. Así que pide perdón si te hace sentir mejor, pero jamás podré perdonarte, y deberás vivir con ello —respondió Kayla con una voz seca y sin mirarlo a los ojos. No estaba dispuesto a verlo.

El chimera comenzó a derramar unas lágrimas que rápidamente retiró de sus ojos para que nadie las viera. Había perdido a sus amigos y a la chica que amaba, y no los recuperaría de ninguna manera.

Ahora sólo podía vivir con eso.

Damian (Zoophobia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora