Capítulo 23

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—Vinieron más personas a verte —le dijo Kayla a Damian. Él la miró confundido. ¿Más gente? No se le ocurría ningún nombre aparte de Kayla y Tenta— Tranquilo, entrarán ahora, me quedaré aquí.

El chico asintió y la canguro se dirigió a la puerta, abrió y dijo algo en voz baja. Luego volvió a la camilla, y detrás de ella entraron Jack, Vanexa y Spam. Damian se sorprendió cuando ellos ingresaron al cuarto. ¿Qué hacían aquí, con él? Apenas había cruzado un par de palabras con ellos el día del restaurante, y era cierto, habían tenido buena química, pero aún le parecía extraño.

—Hey Damian, ¿cómo estás? —preguntó Vanexa y se acercó a él. La gata seguía siendo un poco inexpresiva, pero en su rostro se podía notar la preocupación.

—Pues... supongo que bien —contestó él y soltó una pequeña risa. La canguro lo miró y sonrió; amaba cuando el demonio reía. La gata igual rio.

—Eso espero —.

—Primo, en verdad nos asustaste, me asustaste —ahora habló el chacal de pelaje café, y luego lo abrazó, soltando unas cuantas lágrimas. No sabía que decir. Damian y él no tenían una relación tan sólida, pero ambos se querían y se cuidaban el uno al otro. Después de todo, el demonio, aún siendo alguien estresante, lo había apoyado y se había mantenido a su lado. Y no sólo por el hecho de ser familia.

—Lo siento Jack —contestó el chacal rojizo, igual soltando lágrimas. Correspondió el abrazo.

—Me alegra que estés bien —dijo Jack.

—¡A mi igual me alegra que estés bien, Dam! —se unió al abrazo el zorro anaranjado con un leve grito, intentando alegrar el momento, y al parecer lo había logrado pues el chacal de pelaje rojizo rio y abrazó a Spam también.

—Gracias Spam —contestó Damian. Luego la canguro y la gata se unieron al abrazo. Damian se sentía bien, se sentía tranquilo y seguro. Tal vez no conocía del todo a los demás exceptuando a Kayla, pero ya sentía un lazo muy fuerte. Un lazo que le recordaba que ahora a tenía a más personas a su lado y que no estaría solo. Nunca más— Gracias chicos. Por todo.

—No nos agradezcas, eres nuestro amigo —dijo Vanexa. La gata ya empezaba a hablar más con el grupo. Cuando Damian escuchó la palabra "amigo" sintió como su corazón se derretía. Ahora eran amigos. Ahora podía confirmar que ya no sólo eran Tenta, Kayla y sus padres. Ahora más personas se interesaban por su bienestar. Lo querían. Lo apreciaban.

—Bueno, su amigo y mi pareja —mencionó Kayla y todos soltaron una risa, mientras ella se pegaba y le daba un beso en la mejilla al demonio. Si antes amaba demasiado a esta chica, ahora lo hacía más.

—¿Alguna vez les dijeron que son muy empalagosos? —preguntó la gata morada, y luego soltó un risa. Todos rieron.

—No, pero si me lo dijeran, jamás me cansaría de escucharlo —respondió el. Se pudo escuchar un pequeño "Aww" por parte de los presentes, excepto Kayla. La canguro lo besó en los labios.

—Y Dam, dinos, ¿cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Estás mareado? Ya sabes, despertaste apenas hoy —preguntó Spam con su típica hiperactividad.

—Bueno... tengo un poco de sed, pero dejando eso de lado, pues no, no me duele nada. Tampoco estoy mareado, me siento bien, por así decirlo —respondió Damian. Todos sonrieron al escuchar que se sentía bien y sintieron un gran alivio.

—Te extrañamos bastante, los chistes de Jack se empezaban a hacer repetitivos —dijo Spam con burla, y se pudo escuchar una pequeña queja del chacal, luego se volvieron a reír todos. Se sentían bien, conectaban entre todos. Era cómodo.

—Yo igual los extrañé chicos. Y... —comenzó a decir. Hizo una pequeña pausa y vio la cara de todo. Su sonrisa se desvaneció, y los 4 jóvenes aún abrazados lo notaron, y cada una de las caras sonrientes se tornaron en unos rostros preocupados— perdón por hacerlos pasar por esto. De verdad, ustedes no se merecen la preocupación por lo que me pasó.

El lugar quedó en silencio, y el abrazo se intensificó. Damian ahora volvía a cubrir su rostro lleno de lágrimas. Sentía como se derrumbaba otra vez. El hablar de sus emociones le era un tanto difícil, y siendo sincero consigo mismo se seguía sintiendo culpable, aunque no lo quisiera. Todos ellos estaban ahí, en el Infierno, por él, por su debilidad, por su culpa. Él sólo pensaba que, si tan solo fuera más fuerte emocionalmente, nada de esto estaría sucediendo. Esos dos intentos de suicido habrían sido inexistentes. Todas esas cicatrices en sus muñecas y sus brazos no estarían, como un recuerdo constante de que no puedo enfrentar todo esto desde el inicio. Aquellas lágrimas derramadas jamás hubieran corrido en su cara, pero eso sólo era un pensamiento, y Damian tenía que vivir en la realidad, y la realidad era cruel.

—Hey, Damian, no pienses en eso. Somos tus amigos, aunque no lo seamos de tanto, y claro que nos preocupas, estamos juntos en esto y no te dejaremos nunca más, ¿entendido? Cuando busques a alguien com quien platicar o a quien abrazar, siempre nos tendrás a nosotros, porque entre mejores amigos nos apoyamos —contestó el zorro. La gata y el chacal café sonrieron. Damian comenzó a soltar más lágrimas, pero ahora su cara reflejaba una felicidad inmensa, incluso con las lágrimas el demonio tenía una sonrisa pura, la cual adornaba su rostro.

—No sé qué haría sin ustedes —dijo Damian, mientras abrazaba más fuerte a los chicos. Kayla miró al demonio y luego a sus amigos. Se sintió tranquila y segura, al igual que Damian. Estaba feliz porque, aun con el video publicado, el demonio se sentía feliz. Aun estando en el hospital, el Anticristo estaba sonriendo de alegría. Y amaba cuando en verdad el se sentía feliz, porque podían compartir el sentimiento. Porque cuando él reía, lo hacía en realidad, no fingía, no estaba atado a un recuerdo decepcionante e insistente del pasado, porque cuando se reía, se reía con ella, juntos daban mil sonrisas y risas, se reían de chistes, se reían entre los besos que se daban. Todo era felicidad.

—No sabría decirte la verdad Dam, pero es mejor que estemos aquí, y como ya dijimos, estaremos aquí, desde ahora para siempre —contestó Jack, y luego todos se separaron del abrazo. Damian sonrió ya sin las lágrimas en su pelaje, y pensó. Si volvía a caer, ya no estaría solo. Entonces miró a la canguro. Y pensó que ya no volvería a caer pues se había hecho la promesa de mejorar. Por sus padres, por Tenta, por Kayla y ahora por sus amigos. Y de algo estaba seguro:

Esta vez... la cumpliría.

Damian (Zoophobia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora