Comienza el juego. (3)

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Camine unos pasos en esa misma oficina mientras Nicolás se quedó sentado agarrándose la cabeza ¿Qué es esto? ¿Por qué Ana Parker? ¿Yo cuidando niñas junto a Nicolás? ¡ESTA LOCA! Ni siquiera puedo reclamar la locura que pensaron con Gonzalo que podríamos hacerlos juntos.

Llega la asistente social y papeles, me regreso a sentar mientras Nicolás me mira.

Nicolás: Las niñas paran directo al orfanato Emilia, no hay opciones.

Emilia: -cierro mis ojos y miro al abogado- ¿Ana que hiciste?

Nicolás: Acepto.

Emilia: -respiro profundo- Yo también.

Abogado: Recuerden que la convivencia es mutua, los dos deben vivir juntos o se le quitara la tenencia.

Nicolás: -se ríe- Que comience el juego.

Emilia: -revoleo mis ojos-

Abogado: Bueno van a firmar varios papeles, y dentro de dos horas van a tener que ir a buscar a las niñas, buen comienzo de vida.

Firme esos papeles con muchas cosas en la cabeza ¿Y mi trabajo? ¿Yo vivir junto a Nicolás? Esto era una tremenda locura en donde solo quería salir corriendo y que me digan que es una gran broma.

Abogado: Los dejamos solos así hablan -se va junto a la asistente social-

Emilia: ¿Te das cuenta de esta locura?

Nicolás: ¿Sabes cambiar pañales?

Emilia: No.

Nicolás: Estamos al horno.

Emilia: -me rio de los nervios-

Nicolás: Tampoco las conozco.

Emilia: -lo miro- ¿Cómo? -sorprendida-

Nicolás: Perdimos el contacto hace varios meses y apenas conocí a Matilda cuando nació, yo también tengo mucho trabajo y una vida Emilia.

Emilia: Yo tengo un trabajo en Estados Unidos, debo abandonarlo todo -tapo mi rostro con mis manos-

Nicolás: Bienvenida.

Emilia: No se que es peor, si las niñas o tu presencia.

Nicolás: -comienza a reírse-

Emilia: tu presencia, ya elegí la opción.

Nicolás: Prepárate para dormir abrazados como hace años atrás.

Emilia: -lo miro desafiante y lo empujo-

Nicolás: -comienza a reírse-

Emilia: Vamos porque no quiero que esas niñas sigan allí, no quiero que queden con otro trauma mas.

Nicolás: Vamos.

Cada uno se subió en su vehículo y nos dirigimos hasta el centro de niños que estaban las niñas cuidando por una asistente social.

Llegamos a la vez, caminamos uno al lado del otro, entramos, nos estaban esperando, y allí comienzo la gran aventura.

Asistente social: Por favor, vengan hacia aquí, primero deben ver a Matilda, ella esta bastante asustada, no quiere hablar, lleva dos días en silencio, solo pregunta por sus padres, va a ser difícil, pero va a salir adelante.

Entramos a la habitación y vi una niña de espalda en silencio jugando, miro a Nicolás y nos dirigimos hacia ella.

Emilia: ¿Matilda?

Matilda: -me mira-

Mi corazón se vuelve a romper, mi dulce Ana Parker reflejada en una niña de cuatro años, sin embargo, le faltan sus ojos celestes, tiene los ojos de Gonzalo, color café, pero es mas hermosa de lo que la imagine, siento como una parte de mi alma se sana al saber que algo de ella queda junto a mi.

Emilia: Me hace feliz conocerte -toco su rostro- Soy Emilia.

Nicolás: Y yo el tío Nicolás.

Emilia: -me agacho a su altura- Vamos a cuidarte junto a tus hermanitas ¿si? vamos a sacarte de aquí.

Matilda: -me abraza-

Emilia: -beso su cabeza y miro a Nicolás-

No hablaba, solo me abrazaba y miraba a Nicolás en silencio mientras le indicábamos todo lo que íbamos a hacer juntos, hasta que otra asistente social ingreso con las mellizas.

Asistente social: Aquí las niñas, Lola y Emma, están dormidas, hace una hora tomaron la mamadera, todavía no comenzaron a comer, este proceso debe comenzar la semana que viene ya que tienen seis meses.

Nicolás: -se acerca a ellas-

Emilia: -lo miro- ¿En qué caos nos metimos?

Nos dejaron unos minutos, para que podamos organizarnos, así que cada uno llamo a su familia para contar en el caos que nos habíamos metidos, sin embargo, la familia estaba emocionada al respecto ¿Se dan cuenta en la locura que nos metieron? Hablamos de Emilia y Nicolás, primero nos odiamos, segundo nos gusta salir de fiesta, tomar alcohol, vivir una vida amorosa con quien queramos, y, por último, no tenemos idea de cómo si creía un niño y mucho menos ¡Tres!

Mi hermano Gastón llego y Soledad, hermana de Nicolás que ni siquiera conocía, nos ayudaron, Nicolás se llevo a las mellizas junto a su hermana en el auto y yo fui con Matilda y mi hermano.

Llegamos a esa enorme casa en donde solo había fotografías familiares de Ana y Gonzalo por toda la casa. Soledad era madre, así que nos enseño como cambiar un pañal, pero las horas pasaron y se fueron, comenzaba el juego.

Emilia: Nicolás llora Emma, Lola, no se son iguales -desesperándome-

Nicolás: No pienso cambiar un pañal.

Emilia: -me agarro de la cabeza y escuchamos a la otra melliza llorar-

Nicolás: No, no, no.

Emilia: ¡Que alguien me mate por favor! -agarro a una de las mellizas- Es lola, agarra a Emma.

Nicolás: -agarra la otra niña y comienza a hamacarla-

Emilia: Tu hermana dejo en la heladera las mamaderas preparadas, por favor son solamente 15 segundos en el microondas, fíjate en tu muñeca si no esta caliente, como nos enseñó.

Nicolás: ¿Y Matilda?

Emilia: ¡AY MATILDA! –pienso- Ya está dormida -respiro hondo-

Los llantos cada segundo, una madrugada sin dormir, los dos tirados agotados en el sillón, mientras lográbamos dormir a una, se despertaba la otra melliza, prácticamente no respirábamos del caos que comenzaba a hacer nuestras vidas. Cerca de las siete de la mañana el silencio nos invadió, logramos dormir a las mellizas y nos miramos.

Nicolás: Buen trabajo -choca mi mano junto a la de él-

Emilia: Necesito dormir.

Nicolás: Somos dos, estoy muy agotado.

Emilia: -cierro mis ojos tirada en el sillón- aunque sea cinco minutos.

Matilda: -camina descalza y nos mira- ¿Ustedes son ahora mamá y papá?

Emilia: -miro sorprenda- ¿Hablaste? -sonrió-

Matilda: -se sienta a mi lado mirándome- ¿Van a morir también?

Nicolás: -se acerca rápidamente- No mi amor, eso no va a suceder.

Matilda: Ahora son ¿Papá y mamá?

Nicolás:  No ella es la Tía loca Emilia y tío hermoso Nicolás.

Emilia: -lo miro amenazante-

Matilda: No.

Nicolás: Si.

Emilia: -me rio-

Matilda: Quiero la leche.

Emilia: El tío hermoso Nicolás va a prepararte.

Nicolás: -me mira sonriéndome- Gracias hermosa por recordármelo extrañaba que lo reconozcas, vamos que te hago la leche -se dirige hacia la cocina junto a la niña-

Emilia: -suspiro- Dios mío ¿En que me metiste?

Un cambio de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora