Un cambio de vida

Después de la gran noche. (12)

Hago la comida de las niñas temprano, Nicolás sigue durmiendo en mi cama, pero yo sigo destrozada. Me duelen las piernas como si hubiera hecho ejercicio después de mucho tiempo, que de hecho no tenía sexo desde que regrese a Argentina, este hombre me destrozó, sin embargo, parece que mi mañana todo me sonríe, estoy con buen humor, amo de pronto está vida caótica que ha dejado Ana Parker para mí.

Nicolás: Buen día -rascándose la cabeza bostezando-

Emilia: -lo miro- Buen día -haciendo el puré de zapallo para las mellizas-

Nicolás: -se acerca y me da un beso en la mejilla- ¿Cómo estás?

Emilia: Recuperándome -nos reímos-

Nicolás: ¡Nicolás! -imitándome.

Emilia: -lo empujó riéndome-

Nicolás: Sos increíble en la cama, tengo que aceptarlo.

Emilia: Que bueno que lo aceptes

Nicolás: Dejaste la barra demasiado alta.

Emilia: Bueno hay niñas que cuidar ¿Vas a ayudarme?

Nicolás: Si.

Nos sentamos a comer, Nicolás encargándose de Lola y yo de Emma intentando a la vez comer nosotros y estar con Matilda a la vez.

Matilda: Papi ¿Viste que mamá está de buen humor?

Nicolás: Hoy no me peleó en todo el día.

Emilia: -revoleo mis ojos-

Nicolás: Lo que pasa que anoche lo visito Jack.

Matilda: ¿Quién es Jack? -pregunta sin entender-

Emilia: -aguantándome la risa lo empujó un poco a Nicolás-

Nicolás: Alguien quien no la visitaba hace varios meses, un amigo.

Matilda: Bueno mamita decile a Jack que te visite más seguido ¿O no papi?

Nicolás: -se ríe un poco- Claro mi amor.

Emilia: ¿Cómo te fue ayer con la abuela?

Matilda: Muy bien la abuela es muy buena y el abuelo también. Vino el tío Gastón y nos mimo un montón, amo está nueva familia.

Emilia: -sonrió- Igual que la tía Sole y la abuela Martha.

Matilda: ¿Podemos ir de paseo hoy?

Emilia: Claro que si mi amor.

Matilda: Gracias mami.

Emilia: -le doy un beso en la mejilla- te amo.

Por la tarde salimos a pasear, con el carrito de las mellizas doble, que lo llevaba y Matilda agarrándole la mano a Nicolás. La consentimos más de lo que podíamos, la llevamos a merendar y eligió ella lo que quería comer. Matilda ya estaba por cumplir sus seis años y sin dudas alguna también las mellizas estaban por cumplir su primer añito de vida en dos meses ¿Y ahora qué? Todavía ser padres era algo completamente desconocidos para los dos, entre ellos que las mellizas ya gateaban por toda la casa y el miedo constante de que les pasará algo.
Regresamos a la casa, me bañé y al mirarme al espejo me quedé impactada.

Emilia: ¡Mierda! -sin dejar de mirarme- ¿Que carajos hiciste Nicolás? -me pongo mi ropa interior y salgo en bata del baño, me dirijo a la habitación de Nicolás que estaba recostado con una de las mellizas dormida en brazos.

Nicolás: ¿Pasa algo? -mirándome.

Emilia: Mira esto -abro la bata mostrando el moretón de mi cola-