Borrador XVIII: Arqueologizando un consejo.

9 1 3
                                    

No, el plano en que sostienes
la base del desquicio jamás será pirámide;
por más polvo y dialecto en piedra, clara
es la diferencia: antigüedad, desolación y secreto,
cierta ruina desquebraja en majestad;
que antiguos labraron cuando de cincel y astros
arquitectura se hizo alineada luz de dioses,
cálculo silente en faldas del mar, volcán o acuarela de arena
donde aun lentamente hasta bestias
descubrían en jadeos y fatigas
mural erguido a orilla de la historia.

Por eso digo no,
ese firme recuerdo de cuerpo tendido
esperando jade al corazón sobre pétreo lecho,
al deletreo ceremonial del sacerdote,
su fálico cuchillo, cosquilleo de luciérnagas entre hojas;
dicha memoria rígida, fulgurante joya
sin filo que nada vale,
menos que oxidada moneda o vida millenial,
de lo cual nadie hará preguntas
es indigno de ser excavado.

Ni huesos antes gobernante o riqueza legendaria,
sólo necedad a toneladas;
conoce: subir escalones, hallar una cámara oculta
si acaso logras imaginariamente sospecharla
devela peligro, entrañable discreción
sea a tientas por suerte u ocurrencia
abierta, tuya y del mundo,
te corona descubridor, alguien valioso,
pero aferrado das vueltas
a la misma estrella, ese bautizo de piernas,
razón de tu sexual agonía
ninguna huella deja
en códice de piel.

Amigo mío, dicha inquietud 
que con alcohol erosionas,
aunque pesa y momifica,
bajo ningún templo o estela
es pirámide ni coloso retorcido,
relamido por aire, vergüenza escalonada
indigna de olvido.  

Vida En El Tintero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora