Fragmentos: Meditaciones.

19 2 0
                                    


Adorarse a sí mismos,
genuflexión, gesto de cara
al Narciso en nuestra frente
cerca del agua mientras rezan,
para escucharse en el silencio de una fe sin reflejo

(con ojos cerrados).

De lo contrario intentarían besarse,
cabizbajos para romper su unión de manos
y probar esa líquida beldad,
se diluiría dicha imagen estática
en la condenación abrupta de lo visual.

No miren cuando meditan
una supuesta condición divina sin prisa,
nada pretencioso espera por ustedes
al otro lado de la invisibilidad,
¡Necios! Que quiebran la plegaria.

La repetición transmite un goteo en nuestra sien,
mientras nervios tiemblan los párpados,
para abrir su impulso temible de ahogarse en la vista;
no tiene sentido ver algo que no conocen
pero insisten en descubrir en quién confían
a la claridad del obedecimiento.

(No resisten, quieren abrirlos
pero cuando lo hacen, no hay nada, sólo ellos.)

Vida En El Tintero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora