Fragmentos: Piedra y canto.

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Di, en confines de la existencia, frágil sed mía
este purísimo signo en árida lengua, acre
que bajo voz dulce se perpetúa en mi madre;
bello canto, tenue flor sonora, desierta y ágil

ya confesa entre el surco de mis dientes: arena,
revuelta dicha, promesa, la semilla amena
crece y se mira ardiente, aún insólita a orilla
del desamparo, menos musical, amarilla.

Caluroso retrato en la nota Sol Mayor;
aquél canto que mamá mece conmigo en brazos
y sediento en su seno repito claros lazos

que ahora sólo por sueños bebo a la distancia
mientras nos separa el recuerdo de su fragancia,
pétalo etéreo esa canción: brota el amor.


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