Advertencia de contenido: sangre, muerte, cosas oscuras.
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Destrúyeme, arréglame: La redención de un dragón III
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Hermione había comenzado a gritar, histérica. Una parte de su corazón había sido mutilado cuando escuchó sobre Harry. Imposible, era una loca y vil mentira como tantas otras había dicho Voldemort a lo largo de su vida. Harry no podría estar muerto, ella lo habría sentido en su corazón, en su alma, en este vínculo intrínseco que compartía con él desde que se volvieron amigos. Jamás, en todo este tiempo y su búsqueda de los Horrocrux se había permitido plantearse la posibilidad de su muerta. Nunca, se había dicho a sí misma mientras lo curaba de los cortes de Nagini. Nunca, mientras se acurrucaban juntos durante el invierno en el bosque congelándose. Nunca, se dijo mientras él la abrazaba esa misma noche, unas horas antes.
Pero sucedió y Hermione estaba gritando. Unas manos conocidas la sostuvieron y la intentaron calmar, el olor a sudor, humo y sangre mezclado con el propio olor de Draco la calmó. Enterró su rostro en su pecho y por primera vez se dio cuenta que él era un poco más alto de lo que recordaba, una anotación ridícula tomando en cuenta el momento. Se aferró a su agarre con fuerza.
Entonces él siseó y se sostuvo el brazo. Miró a los miembros de la orden y apretó a Hermione.
—Tengo que irme. Probablemente a estas alturas saben que mi lealtad no está con los ganadores —había dicho mientras Hermione se aferraba a su cintura—. Intentaré saber qué está ocurriendo o cómo... —parecía que incluso Draco no hallaba como hablar—. Cómo pasó lo de Potter.
Kingsley lucía devastado mientras miraba al chico. Una rápida mirada a Hermione y comprendió todo. Tragando con fuerza, dijo:
—Si puedes sacarla, hazlo. Nosotros lucharemos hasta caer —dijo el hombre mirando a los demás que asintieron—. Draco —prosiguió en un tono más suave—, si puedes sacarlas, hazlo —Señaló con la cabeza a Ginny y Luna que eran atendidas por Tonks y el Señor Weasley—. Ningún buen futuro les puede deparar.
Draco asintió y se soltó del agarre de Hermione.
—Si sobrevivo del otro lado, te buscaré y nos iremos —le dijo mientras la miraba a los ojos. Hermione quería reírse y burlarse de su resolución. Cuán equivocado estaba él; ella no iba a dejar de luchar. Nunca.
Entonces Draco la miró y la besó suavemente en los labios.
—Sobreviviremos, Granger.
Hermione asintió y lo soltó.
Draco desapareció y pronto una marea de personas la arrastró hacia el vestíbulo como en un maldito sueño.
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Había algo aterrador en la manera que fueron llevados al puente de piedra del vestíbulo principal, el sonido de pies siendo arrastrados y sollozos suaves era lo único que se podía escuchar y era un sonido que Hermione creía era algo que llevaría para siempre. La falta de ruidos; gritos de dolor, lucha o forcejeo sería de lo que se llenarían sus pesadillas a partir de hoy. Porque era el sonido de la desolación.
Ni siquiera los dementores la habían dejado sintiéndose tan abandonada como en ese momento mientras sus hombros eran golpeados con otras personas, manos frías rozándose entre sí, sangre, sudor y polvo impregnaban sus fosas nasales mientras se dejaba conducir hacia las afueras. Creyó sentir la mano de Ginny rodear la suya mientras las lágrimas caían por su rostro. Le pareció ver a Lupin sostener a Tonks mientras avanzaban. Pero nadie gritaba, nadie se enfurecía, ninguno luchó por salir del camino y combatir a los mortífagos, siguieron avanzando y deteniéndose tal cual les indicaban, varita apuntando al piso y mirada desenfocada.
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Arréglame o Destrúyeme/Nuestro Secreto
RomanceHermione no sabe en qué parte Draco comenzó a formar parte de su vida y Malfoy no sabe cómo Granger dejó de ser Doña perfecta para convertirse en la chica que más quiere enredarse de Hogwarts y... a la que más quiere, en general, pero ¿eso será sufi...