Destrúyeme o sálvame

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Destrúyeme o sálvame

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Draco daba tragos a su hidromiel mientras fingía escuchar a Blaise y a Pansy debatir sobre las conjeturas de la próxima temporada. Mantenía la vista fija en la mesa rayada mientras sentía las uñas afiladas de Parkinson pasarle por la espalda con parsimonia y la piel se le erizó, no a manera sexual, sino de asco.

—¿Qué opinas, Malfoy? —le llamó Zabini—¿crees que esta bonita muchacha acepte hacer un trío si la emborrachamos lo suficiente?

Draco miró a Pansy, con sus mejillas arrebatadas, el cabello en dos cascadas oscuras cayendo a cada lado del rostro, su escote pronunciado, enseñando ligeramente el sostén de encaje y la mano de Zabini acariciándole el muslo por debajo de la falda.

—No creo que necesite que la emborraches, sólo que le pagues el hotel más costoso, la bebida más costosa y los condones de oro, es tan zorra que lo hará gratis—respondió él alzándose de hombros y haciendo señas a un chico de tercero que fungía como mesero aquella noche.

—Vaya... me sorprende tu capacidad de no celar a esta hermosa y sensual ninfa.

Pansy se sonrojó y miró por encima de su copa a Zabini mientras él acariciaba a la chica, intentando ignorar que Draco le había llamado zorra, de nuevo.

—No puedo celar a alguien que se ha aferrado a mi lado como una sanguijuela y la trate como la trate, regresa, ¿no es así, querida?, por más que te sacuda, te quedas y crees que en una de esas, te respetaré, no digas querer. Por lo tanto me da igual con quién te metas.

—Pero amigo, nosotros no te engañaríamos, te estoy diciendo que hagamos un trío, después ella será toda tuya.

Draco recorrió la sala con la vista y le dio otro trago a su bebida.

—Paso, te la regalo.

—Oh, vamos Draco, será divertido —insistió Pansy mientras lo besaba en el cuello, mientras temblaba por dentro—conozco un juego que te encantará, yo sé que eso te excita, igual puedes llamarme sangre sucia —le susurró al oído mientras Zabini comenzaba a acariciarla con insistencia.

Malfoy se levantó de su asiento y los miró con asco.

—Te he dicho que lo hemos dejado, sea lo que signifique esto para ti —arrastró las palabras Malfoy—, no me haces falta. Zabini, disfrútala, es una zorra, como tú.

Pansy se había quedado callada todo ese tiempo con la esperanza que Malfoy se volviera a acostar con ella, había hablado con su madre y ésta la había amenazado con que debía mantenerlo feliz, o su matrimonio en dos años no vería la luz.

Ten su hijo rezaba su despedida. Y ella, con lo lista que era, entendió qué debía hacer, pero ahora, el chico se la pasaba rechazándola, cada vez más públicamente, cada vez con mayor asco. Estaba nerviosa, porque su madre había sido muy clara, prefería mil veces que Pansy no terminara su educación y cuidara un bebé a los 17, que pasar el ofuscamiento social de decir que su inexperiencia y estupidez había roto matrimonio con el hijo de los Malfoy, una de las familias más ricas de Inglaterra.

Últimamente, Draco se la pasaba encerrado en la sala de los menesteres, llevaba meses haciéndolo, y ella que no le quitaba ojo de encima, lo había visto más "feliz" hasta hacía unas semanas, cuando una noche llegó y castigó al primer niño pequeño que se le paró enfrente. A partir de ahí fue en picada, apenas hablaba, las ojeras se notaban más pronunciadas y se veía demacrado. En clases apenas y abría la boca, casi no hacía sus deberes y siempre desaparecía. A veces con Crabbe o Goyle, pero cuando los acorraló y preguntó qué hacían, los chicos no supieron contestar, porque Draco siempre los hacía esperar fuera, convertidos en niñitas inofensivas.

Arréglame o Destrúyeme/Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora