Había una pregunta que rondaba en la mente de Himeko Momokino: ¿era posible amar a alguien a quien consideraba un eterno enemigo y rival? Lo curioso es que le había sucedido a ella, y con la persona menos esperada. Himeko, una de las mejores estudiantes y vicepresidenta del consejo estudiantil de la prestigiosa Academia Aihara en Japón, se vio envuelta en una situación que daría un giro completo a su vida.
Un día como cualquier otro, Himeko se despertó y siguió su rutina matutina. Se bañó, se preparó para ir a la academia, desayunó y se dirigió a encontrarse con su mejor amiga, Mei Aihara. Mei era una chica respetable, inteligente y hermosa, pero también era fría y reservada. Rara vez hablaba de sí misma o de sus experiencias. Tenía el cabello oscuro y unos ojos violetas realmente hermosos. Himeko solía admirarla, pero echaba de menos a la chica risueña y decidida que solía ser. Anhelaba poder verla así nuevamente.
Esa mañana, mientras esperaba a Mei como de costumbre, Himeko notó algo extraño. La sombra rebelde y molesta de Mei no la acompañaba. Aunque debería haberse alegrado de no tener a esa chica que daba color a su día, Himeko se sintió extraña y no sabía por qué. ¿Por qué se sentía así? Decidió no darle demasiada importancia y continuó su camino. Durante el trayecto hacia la academia, Himeko y Mei no intercambiaron palabras. El silencio incómodo reinaba entre ellas hasta que finalmente llegaron a la academia.
Himeko se situó en su lugar para revisar el uniforme de cada estudiante. Fue entonces cuando vio a una rubia de ojos esmeralda, Yuzuko Aihara. Era una chica realmente encantadora, pero algo en su mirada revelaba tristeza y agotamiento. Estaba acompañada de su mejor amiga, Harumin Taniguchi, con quien siempre se veían juntas. Ambas eran rebeldes, aunque Taniguchi al menos seguía las reglas de vestimenta mientras que Yuzuko no.
"Aihara Yuzu, sigues sin entender las re...", comenzó a decir Himeko, pero fue interrumpida por las palabras de la rubia.
"Momokino-san, ahora no es el momento", respondió Yuzuko, sin ocultar su evidente cansancio y tristeza en la voz.
Himeko se preguntó qué le estaría sucediendo a Yuzuko al presenciar su actitud tan deprimida.
"Aihara, no es que me importe, pero ¿qué te sucede?", preguntó Himeko, intentando sonar indiferente aunque se notaba su curiosidad y preocupación.
"Nada, como dijiste, no es que te importe de todas maneras...", respondió Yuzuko con amargura.
En ese momento, Harumin se acercó a Yuzuko y le susurró algo al oído, luego dirigió una mirada recelosa hacia Mei, quien se acercaba hacia ellas.
"Creo... creo que me tengo que irme", dijo Yuzuko, bajando la cabeza para evitar encontrarse con los ojos violetas de Mei que la miraban fríamente. "Momokino-san... no te causaré más problemas", añadió al acercarse a Himeko antes de dirigirse al interior de la academia, ignorando por completo la presencia de Mei.
"¿Qué ha pasado? ¿Ha surgido algún problema?" preguntó Mei, pensando que Yuzuko había causado nuevamente algún tipo de inconveniente innecesario.
"¿En serio te atreves a preguntar?" replicó Harumin, para luego seguir a su amiga hacia el interior de la academia.
"¿Qué les pasa?" exclamó Himeko indignada. "¿Cómo pueden ser tan irrespetuosas?"
"Da igual. Mientras no causen más problemas de los necesarios, no me importa cómo traten a los demás", respondió Mei con indiferencia. "Alguien más se encargará de corregirlas, pero yo no gastaré mi tiempo con ellas. No lo valen".
"Entiendo, Mei... pero ¿no fuiste un poco cruel?"
"¿Con quién?" preguntó Mei, mirando con superioridad a Himeko, quien se quedó callada al sentir esa mirada sobre ella. "Ahora debemos irnos. Las clases van a comenzar".
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Citrus: Enemistad, Amistad Y Amor [Concluida] Versión Editada
Fanfiction¿Te has preguntado si se puede amar a quien más odias? Pues a nuestra protagonista Himeko Momokino le pasó y con la persona que menos se imaginaba: Yuzu Aihara Acompaña a estas dos chicas a este fanfic algo particular de Citrus, aunque no sale de su...