Del Odio al Amor. |Trilogía Were Hunter #2

Cap 23

Una vez en el hotel se relajaron y decidieron dormir pues mañana irán a hacer los trámites para llevar la tumba de sus padres a Londres.

Todos lo intentaron pero no pudieron, Nick y Gretel en su cuarto y Ayel en el suyo pero nadie podía hacerlo, los hechos sucedidos hace unas horas no los dejaban descansar.
¿Quién era ese tal Frederick?

Esto no me gusta.

Se levantó del suelo y salió del hotel, estaba más activa que cansada, salió y subió al techo del hotel para contemplar el final de la noche.

Frederick… ¿Quién diablos es él?

Miro el amanecer más hermoso que hubiese visto. Esto era lo que necesitaba.
Después de lo que paso con Urías era bueno tener un descanso.

Urías… como lo odiaba. Era la última persona que quisiese ver en estos
momentos. Por ratos los mareos le decían que se estaban separando mucho y si así lo dejaba pronto ambos necesitarían del otro para saciarse, y ella jamás dejaría que él se le acercase de nuevo.

—Como te odio… sólo jugaste con mis sentimientos…

«  —Sólo necesitaba ganar tu confianza, ya que tuve que hacer el ritual. Fue sencillo, fuiste muy fácil de manejar y comprender. »

—… Te odio. Espero no volver a verte en lo que me queda de vida.

Obligándose a salir de esos pensamientos, decidió concentrarse en lo que le competía, al parecer ahora tenía a un tal Frederick persiguiéndola.

Más problemas...

Cuando avanzo la mañana decidieron llegar al departamento de funerales. Pero el inconveniente de no tener credencial los perjudico así que sin quererlo uso hipnosis para dejar pasar ese incidente. Una vez solucionado ese problema sólo
tuvieron que firmar los documentos de transferencia y listo.
Sus padres podían ser transferidos a Londres.
Cuando salieron de ahí los tres suspiraron aliviados.

—Lo logramos —susurró Gretel

—Si… — balbuceo Ayel

—Bien ¿ahora?

—Ir a Londres ¿no? — sugirió Gretel

—Si, ir a Londres.

—Voy a reservar vuelos… —Nick saco su celular

—Podemos ir teletransportandonos.

—Pero eso sólo se puede a pocas distancias… y si sabes a donde ir. —intervino Grerel

—Yo puedo, sé a dónde ir y no importa la distancia.

—No se Ayel —interrumpió Nick — Creo que es mejor tomar un avión

—Pero si tu odias volar…

Nick miró irritado a su mujer —B-bueno…

—No se hable más, vamos a prepararnos y nos iremos a Londres mientras más rápido mejor ¿va?

Gretel y Nick se miraron y asintieron.
.
.
.

En la noche después de cenar Ayel termino vomitando todo. Sus mareos
comenzaron de nuevo.

Malditas parcas.

Se estaba separando mucho. Y eso ella lo odiaba.
En la noche llegaron a un callejón y junto con sus maletas, estaban listos para viajar a Londres.

—¿Podrás? — le preguntó Nick

Ayel asintió confiada —Claro, viajaba con Bride

—Pero ahora será uno más... —afirmó Gretel

—Sé que puedo.

Ayel les pidió que se tomaran de las manos y pusieran sus maletas delante de ellos, entonces cerrando los ojos canalizo su magia y se concentró a donde deseaba viajar y el lugar exacto a donde deseaba ir, lo visualizó en su mente y dejó fluir la magia.
Sus palmas se calentaron y un calor le recorrió la espalda y el viento se
hizo más denso. Al abrir los ojos estaban dentro de un bosque.

—¿Llegamos? — preguntó Gretel

—Si… estamos en el lado sur del bosque de tu casa…

Gretel la miro asombrada y corrió para salir del bosque para comprobarlo por ella misma mientras Nick la seguía.
Ayel los empezó a seguir cuando se detuvo mareada, un escalofrió la recorrió y sintió un dolor de cabeza de mil demonios.
Se arrodillo cerca de un árbol y respiró alternadamente.

—¿Qué me pasa? — se tocó la cabeza, pues le zumbaba — Respira…

Sólo había dos posibilidades: se estaba separando mucho o llevar a dos personas a otro lugar geográficamente lejos la debilitó.

Ella prefería la segunda opción.
Cuando su respiración se estabilizó se relajó y apoyándose del árbol se paró.

—Esto no puede ser bueno… — se dijo para sí misma.

Habían llegado a Londres sólo tenían que hacer la transferencia y podrían
regresar a Nueva Orleans.
Lamentablemente el día que Urías se fue y ella perdió la pelea ahora tenía que quedarse lamentablemente permanentemente ahí.

Aunque viajase tendría que regresar… pues no podían estar muy separados.
Cuando salió del bosque miro por primera vez la casa que habían dejado hace tres años atrás.
Seguía en pie. Pero quemada, ninguna de las dos decidió regresar a restaurarla, los problemas de la empresa de su padre de Gretel ñ quedaron a manos de la mano derecha de su padre y él que le envía cada cierto tiempo dinero a Gretel aparte del que heredo como modo de saludo.
Él era un gran amigo de ella y sus padres.
Siguió caminando y se encontró con ellos en el lago donde se bañaban cuando vivían ahí.

—¿Dónde estabas? — le pregunto Nick al ver su cara pálida añadió —¿Estás bien?

Ella les sonrió y contesto con naturalidad —Si, claro que si sólo cansada por el viaje. Creo que
debemos ir a un hotel ¿no?

Nick asintió.

[...]

El hotel al que fueron estaba cerca de la funeraria donde se crearían los traslados de las tumbas.

Decidieron ir al restaurante Chinatown, donde la comida asiática era deliciosa y era uno de sus lugares favoritos de Bride.
Ayel se preocupó por si comería mucho o poco ya que sus intestinos eran traicioneros.
Pero comió como loca, eso le gustaba comer y comer y no sacarlo todo a los pocos minutos.
Cuando hubieron cenado decidieron irse al hotel y prepararse para mañana ya que irán de nuevo a
la funeraria.
.
.
.

Al día siguiente las rutinas de los tres fueron muy agitadas. Hicieron los papeleos pero tendrían que esperar cuando mucho tres días hasta que sus tumbas fueran llevadas a su nuevo lugar de destino.
Después de esos días y con las tumbas listas fueron los tres capaces de respirar con tranquilidad y delante de todos ellos decidieron hacer la promesa de venir hasta el cementerio familiar de la familia Katalis y ahora Kimsly para visitarlos cada año.

[...]

El final de su semana Ayel estuvo bien hasta que en un restaurante donde cenaban ya para irse de vuelta a Nueva Orleans Ayel se levantó de la mesa para retirarse de ahí con sus amigos cuando sintió un pequeño apretujón en el estómago y se encogió de dolor.

¡Malditas parcas!

Se apoyó de la mesa e intento respirar lo mejor que pudo.
Pero le faltaba el aire y su visión se estaba tornando doble.
Nick y Gretel que la vieron llegaron justo a tiempo para tomarla en brazos, pues había caído desmayada.