Cap 14

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El resto de la semana fue a viento en popa ambos se fueron conociendo
mutuamente, habilidades y debilidades… todo. Pero algo que le angustiaba a Urías ya estaban al cuarto día de su segunda semana… tres días más… y ambos morirían, y justo como dijo Archeron aún abrasándose o besándose no podían saciar sus ansias pero él no quería presionarla. Incluso fueron a ver a Gretel y Nick, claro. Sin que ellos vieran a Urías.

Una noche…

Urías la miraba dormir plácidamente y sonrió no podía creer que hace uno días se odiaran y hace poco se habían revelado mutuamente tantos secretos…

Verla acostado a su lado le hizo sentirse el hombre más feliz del mundo claro que había ciertas cosas que tenía que contarle sobre él como que él era al igual que ella un Centinela Aristi, y de su edad… bueno, tendría que hablarle sobre diferencia de edad, sonrió esto de plano era una locura. Aun así, se supone que no la ama sólo está por el ritual, pero durante su cercanía se sentía confundido, él le contaba cosas que con nadie más hacia, y ella lo sorprendía de igual manera.
Se levantó sin que ella despertara, con magia se vistió y salió fuera de la casa. No sintió ansiedad así que siguió caminando hasta que la sintió y se detuvo. Miró hacia la casa y fácilmente ya se podían separar cinco metros.
Regreso a la casa y al verla todavía durmiendo se acercó a ella y le beso. De pronto sintió una paz abrazadora. Por un momento pensó que esto era consecuencia de su emparejamiento pero no.
Él lo sabía, aquella morenita de ojos verdes que tenía por pareja le había ocasionado todas y cada una de esas sensaciones, y la preferiría como estaba ahora que como la mujer clarita de color que le recordaba a
su madre. Urías era alto de dos metros, era musculoso siempre se ponía en forma para estar preparado para las batallas que tendría que enfrentar por ser centinela y tenía un tatuaje en el brazo derecho en forma de brazalete delgado que realmente solo su hermanita y Ayel han visto, tenía el cabello de color negro azabache de su madre y ojos azules como los de su padre. Y era claro de color como su madre.
Estaba sentado en la cama cuando Ayel se voltio y le dio la espalda y hablo dormida:

—Miguel… no…

¿Miguel? Se alarmo Urías.

—Si me tocas… no te la acabas… —se voltio y quedo boca abajo y siguió hablando sin que Urías escuchara lo que decía. Cuando voltio su cara y logró ver su rostro se quedó paralizado al ver una lagrima resbalar por su mejilla. Cuando le toco el hombro para despertarla ella dijo algo que lo hizo sonreír apenas:

—No papá no seas aguafiestas… es sábado… —bostezo y giro su cara —déjame dormir cinco minutos más…
—sonrió —además a Bride le toca lavar los trastes hoy no a mí…

Urías la dejo dormir y bajo a la cocina… Miguel… ¿quién era ese tal Miguel?
Miro su reloj y vio que eran las 5:30 a.m. pronto amanecería y como su lado dominante era animal decidió salir de paseo y distraerse. Después de todo estaban en el pantano… su lugar favorito.

Del Odio al Amor. |Trilogía Were Hunter #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora