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Auto familiar.

Ya casi empezaba la cuarta hora de clases y la castaña no había dado señales de vida por ninguna parte, por mucho que Rosé buscara o intentara comunicarse con ella no conseguía nada de nada, y no iba a mentir, estaba preocupada.

Ella nunca faltaba, era más posible que un cerdo hiciera piruetas voladoras a que Lisa se saltara un día de clases.

Al menos para Rosé pues ella había faltado exactamente los mismos días que la otra lo había hecho.

—¿A quién tanto esperas? —Cuestionó el chico a su lado, frunciendo el ceño fastidiado por haber sido ignorado por la chica todo el bendito día.

—¿Ah? —Rosé despegó la mirada de la puerta y miró a Seokjin, no pudiendo estar más confundida cuando vio la cara de pocos amigos que él traía—. ¿Estás molesto?

—¡No! ¡Qué va! —Exclamó con ironía, sintiendo su enfado incrementar cada vez más y más—. ¡¿Por qué habría de estar molesto por haberte hablado durante cuatro horas seguidas y no recibir ninguna respuesta?!

—¿Me habías hablado?

—Agh, ya da igual —Bufó a punto de echar humo por las orejas, tomando su mochila y saliendo del aula conforme le daba patadas a todo lo que se le atravesaba en el camino.

La pelirroja soltó un suspiro agotado al verse sola y enseguida la mayoría de los chicos en el aula formaron una sonrisa por el mismo motivo.

Suho fue el primer valiente, sentándose en el lugar de Jin para dedicarle una brillante sonrisa a la chica, quien se abstuvo a demostrar su molestia por aquello.

—Hola —Saludó él sin esconder ni un poco sus intenciones, tomando la silla donde estaba sentado para deslizarse hacia Rosé—. ¿Sabes quién soy?

—No realmente —Murmuró sin ganas, alternando su atención entre el chico y la entrada, rezando por ver a la castaña aparecer por ella de una vez por todas.

—Eh... Kim Suho, estudiamos juntos desde primero —Balbuceó mientras rascaba su nuca con nerviosismo, mirando de reojo a su amigo en la otra esquina del aula, comenzando a sentir una intensa vergüenza en cuanto notó que éste se reía de él sin contenerse un poco junto a unos cuantos chicos más—. Escuché que eres bisexual.

—Yo también escuché eso.

—Ah... bueno... me preguntaba si podías darme tu número.

El semblante de la pelirroja se llenó de alivio en cuanto miró cómo Lisa pasaba por la puerta, dirigiéndose directamente hacia ella con una cansada sonrisa.

—Afuera, niño —Gruñó mientras le daba un golpe con la palma de su mano en la cabeza a Suho, quien a pesar de su resentimiento se levantó y caminó hacia sus amigos, quienes lo recibieron entre burlas y golpes.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Me retrasé, lo siento —Suspiró mientras tomaba asiento en su lugar, haciendo todo lo posible para no mostrarle la cara a la pelirroja, tenía muy en claro que la descubriría sino.

—¿Haciendo qué?

—Simplemente me retrasé.

Lisa sabía que la menor no iba a conformarse con esa respuesta jamás, pero no estaba en condiciones de inventar una buena excusa.

La neozelandesa analizó completamente a la mayor, y al instante en que su atención se posó en su cuello se acercó a ella para remover el cuello de su camisa, encontrando tras éste una pequeña mancha rojiza que teñía su piel.

Under the Blooming roses [ Chaelisa adaptación ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora