Platanomelón.
Definitivamente nunca se había despertado tan temprano en ese lugar.
Eran las siete apenas, y llevaba cerca de diez minutos luchando consigo misma por volver a dormir, pero no era capaz.
Así que soltando un bufido al darse por vencida se removió en su lugar para darse vuelta, pero no pudo evitar fruncir el ceño al notar que esa parte del colchón estaba vacía.
Expulsando un suspiro se incorporó como pudo y salió de la habitación, revisando por encima los desolados pasillos en busca de su novia, pero ni siquiera había algún rastro de ésta en ningún lugar.
El primer lugar que vino a su cabeza fue la sala, por lo que se puso en marcha hacia ésta, no sin antes hacer una parada en el baño, claro está.
Para su sorpresa la televisión estaba encendida, y en el sofá frente a ésta podía ver los pies de Rosé apoyados sobre uno de los descansabrazos.
No sabía si estaba dormida o despierta, por lo que deseando que la menor estuviese en su quinto sueño corrió hacia el sofá, saltando el espaldar de éste cual deportista olímpica para caer sobre Rosé, pero desgraciadamente, sus cálculos fallaron y pasó de largo su meta, cayendo de lleno en el suelo.
—¡¿Estás bien?!
Pues sí que estaba despierta.
—Mierda... ya no tengo edad para hacer estas estupideces...
—¿En qué estabas pensando, Lalisa? —Suspiró sin esconder el cansancio en su voz, levantándose del sofá para ayudar a la mayor a levantarse.
—Te quería aplastar con mi peso, pero me falló la física.
—En ese caso me alegra que tu cerebro solamente funcione para las matemáticas.
—¿Por qué andas tan amargada?
—Porque me diste un susto de muerte, ¿tal vez?
—Lo lamento —Murmuró haciendo un intento de puchero que afortunadamente hizo sonreír a la menor—. ¿Desde cuándo estás despierta, ah?
—Me desperté a las seis y no pude volver a dormir, cuando duermo en lugares nuevos me es difícil no levantarme a primera hora.
—En mi departamento no te pasó eso, ¿o sí? —Inquirió usando un tono ligeramente preocupado, tono que fue opacado enseguida por una traviesa risa totalmente espontánea—. ¿O es que te dejaba demasiado agotada?
—Cierra la boca, Lisa —Bufó mientras volvía a sentarse en el sofá, pero fue cuestión de ver la forma tan juguetona e infantil en que la morena tomaba asiento a su lado para no poder seguir reteniendo las pequeñas risas que se habían acumulado en su garganta desde que vio a su novia caer frente a su nariz como un trozo de masa flexible.
—No me gusta despertarme y no verte junto a mí —Musitó en un hilo de voz, deslizando una de sus manos por encima de los hombros de la menor para inclinarse hacia ella hasta el punto de rozar el pálido cuello de la neozelandesa con su nariz, olfateando pacientemente aquel dulce aroma impregnado sobre la piel de ésta.
Nunca se iba a cansar de esa fragancia.
Lentamente acercó sus labios a la piel de la menor, y en cuanto logró besar su cuello sintió a su novia encogerse bajo ella, cosa que la hizo sonreír de oreja a oreja.
Por un momento quiso intentar algo nuevo, siempre había tenido curiosidad por ver qué tan bien adornarían los chupones en el cuello de su novia, pero a penas ella sintió cómo la tailandesa empezaba a succionar su piel se hizo a un lado y llevó una de sus manos al lugar que Lisa estaba a nada de marcar.
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Under the Blooming roses [ Chaelisa adaptación ]
FanficEl mundo de Roseanne se derrumba cuando descubre que la persona en la que más confía en el mundo resulta haberle mentido por mucho tiempo, dejándola en un estado de suspensión muy confuso. Pero justo cuando más lo necesita llega una persona a su vid...