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¿Sabes lo que es amar?

—¡Esperamos verte pronto, Alice unnie!

Ante el comentario de Momo la mayor formó una cansada sonrisa, mirándola mientras se subía a la camioneta, a la que ya la mitad del grupo había ingresado dispuestos a partir al fin de su casa.

Nayeon pasó junto a ella de camino a la camioneta, pero inesperadamente dio un salto hacia ella y le plantó un rápido beso en los labios, huyendo rápidamente antes de recibir el golpe que Alice le había lanzado, pero igualmente recibiendo entre risas los golpes de Jeongyeon y Momo.

—¡Ya, ya, paren! ¡Era broma!

Soltando un suspiro Lisa se paró junto a Alice, mirando con cansancio cómo la otra limpiaba su boca sin nada de delicadeza con el dorso de su mano.

—¿Y entonces? —Alice frunció el ceño ante la pregunta sin sentido de la menor—. ¿Sigues siendo hetero o ya te bisexualizaste?

Lisa rió ante la amargura en el rostro de Alice, tomando una gran bocanada de aire para retener todas las carcajadas que estaba a punto de expulsar y en lugar de ello, alzar su mano hacia la otra, quien la miró de arriba abajo sin expresión alguna.

—¿Tregua?

Alice fijó su mirada en sus ojos, su corazón ahuecándose en su pecho al ver, por un milisegundo, un destello de dolor. No tenía idea de qué clase de sufrimiento habría podido pasar una niña de su edad, pero se veía tan puro que por primera vez, había tenido un deje de simpatía hacia ella.

Alzó su mano y estrechó la de Lisa.

—Tregua.

El camino de vuelta a Seúl fue muy silencioso, demasiado para ser ellos quienes estaban dentro del auto, y así, como si ese viaje nunca hubiera pasado, todos regresaron a sus hogares.

—Voy a hacer unas cuantas cosas en mi casa antes de llevarte a tu departamento, ¿está bien, Lisa?

La morena asintió suavemente ante el aviso de Namjoon para no despertar a la castaña que reposaba sobre su cuerpo, jugueteando con los cabellos de ésta en silencio.

La camioneta se detuvo frente a la casa de Rosé, y con cuidado Lisa comenzó a pellizcar sus mejillas con la intención de despertarla.

—Bebé... ya llegamos a tu casa... levántate, amor.

—No quiero...

Lisa sonrió el escuchar el tono de niña malcriada de su novia, pero no tardó nada en empujar con lentitud el cuerpo de la neozelandesa lejos del suyo para por fin, hacer que el sueño de ésta acabara.

Entre bostezos Rosé se bajó de la camioneta mientras Lisa sacaba su bolso del maletero, del cual la menor sacó las llaves con las que entraron a la casa.

Estaba totalmente vacía, pero por la hora pudieron deducir fácilmente que la señora Park debía estar trabajando.

—¿Estás segura de que quieres volver? —Preguntó Lisa, mirando con cierta pena a la neozelandesa comenzar a acomodar las cosas de su maleta en su cuarto—. No hay problema si te quedas unos días más en mi departamento.

—Nos seguiremos viendo en la escuela todos los días prácticamente, Lisa —Sonrió ampliamente, le parecía muy tierna la manera en que la mayor se negaba a dejarla—. He dejado a mi madre sola casi tres meses, ya es hora de que vuelva.

—¿Por qué me hablas como a niña pequeña que se niega a dejar a su mamá alejarse por más de cinco minutos?

—¿No eres eso, acaso?

Under the Blooming roses [ Chaelisa adaptación ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora