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Él gatito Saint empezó a olfatear el aroma que tanto le llamó la atención, llevándolo a un carro que a simple vista era de un niño rico.

- ~miawww~ - maullo Saint - ¿por qué de tantos Alfas tenía que ser uno de los mimados? - se quejó Saint mirando el carro - ¿qué acaso no pueden haber normales?... ¡Por Dios que aunque sea tenga una pulga! - dijo antes de escabullirse en el carro y ocultarse en una maleta - ~miawww~ esto me des peinara mi colita.

Él gatito Saint guardo silencio cuando oyó que la puerta del carro se había cerrado y que el carro se había puesto en marcha.
De repente el olor a café y galletas invadió su narisita haciendo le ronronear.

Saint debido al agradable aroma que tenía él Alfa, porque si de algo estaba seguro es que el dueño de ese olor era un alfa y lo más probable es que sea su destinado. Había hecho que cayera dormido en la maleta ya que no había podido dormir bien la noche anterior.

Un Alfa algo molesto estaba frotando su cien debido a su trabajo y a las complicaciones de ser él ceo de la empresa más importante de productos de belleza.

- Señor Zee - dijo él chofer mirando al joven Alfa por el retrovisor - dentro de poco estaremos en su mansión y pues sus hermanos me dijeron que si usted quiere, puede descansar lo que quiera, que ellos se harán cargo.

- Esta bien lo tomaré en cuenta, pero ni creas que me mantendran alejado del trabajó por mucho tiempo - dijo Zee mirando por la ventana con el seño arrugado -

El alfa suspiro y paso su semblante serio a uno triste, uno que no paso desapercibido por él chofer.

- ¿Otra vez estas pensando en cuando te llegará tu destinado? - pregunto él chofer algo preocupado y Zee asintió - eso pensé - susurro - créame señor que su pareja llegará en el momento más inesperado de su vida, así son ellos llegan sin más y entran en tu corazón sin avisar.

- Ojalá sea así - suspiro Zee sin mucho aliento - el día que lo o la encuentre me encargaré de que nadie le haga daño, lo protegere de los cazadores que mantienen matando a los híbridos y lo haré felíz.

Él alfa Zee volvió a suspirar he iba viendo por la ventana del carro, mientras esperaba por llegar a su gran casa.

Cuando él Alfa llego a la gran mansión tomó todo lo que traía con sigo y entró para poder descansar. Lanzo su maleta y portafolios a donde fuera en su habitación, haciendo despertar a un gatito debido al impacto de la maleta en el suelo.

- ~¡miawwww!~ - chillo él gatito y él Alfa rápidamente volteo a mirar en dirección a su maleta.

- ¿Que demonio~ - paro de hablar y ronroneo al sentir un suave olor a fresa con chocolate. Rápidamente se acercó y pudo mirar como un lindo gatito salía de la maleta -

- ¡¿Pero como te atreves?! - exclamó él gatito siendo entendido por él Alfa - ¿así es como tratas tus cosas? - reprochó un poco molesto Saint - Pues claro como eres rico no te importa botar a la nada tus cosas, además mira como me dejaste la cola, no tienes idea de lo difícil que es peinar la y simplemente la has arruinado - empezó a pasar su lengua por su colita intentado volverla acomodar -

- Perdón pero si tu fuiste el que se metió a mi maleta - agarró al gatito de la parte flexible de su cuello dejándolo frente a su cara - ¿acaso me equívoco? - él gatito le saco la garrita en puño - valla, solo espero que no hallas dejado pelusa o pulgas en mi maleta - suspiro y hay fue cuando el gatito Saint llegó a su límite de paciencia -

- Incluso las ratas tienen más clase que tú - dijo indignado Saint, para después lanzarse encima del alfa y poder escapar -

- ¡Oye espera! - grito Zee empezando a perseguir al gatito, mientras parte de la servidumbre le ayudaba a intentar atraparlo -


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Hola chic@s como están... Espero les guste este capítulo y perdón por si hay errores de ortografía.
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Nos leemos mañana
Bay

MIRRIAUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora