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— Señor Zee que bueno que ya pudo cojer al gatito — dijo la señora mirando a Saint en las piernas de Zee — aunque es una lastima que el señor bigotes desaparecido otra vez.

y seguro se desaparecerá durante un buen tiempo — pensó Zee

La señora de edad salió de la habitación dejando a un gatito muy mimado y a un Alfa encantado por como era su lindo y gruñon gatito, solos.

— ¿ahora que hago señor bigotes? — pregunto Saint mirando a Zee, quien le estaba dando caricias — es decir, mis planes obviamente no son alejarme de ti sin importar lo que digas, pero no se que hacer con los que viven en la mansión, que tal y me arranquen mi pelaje. Nunca le perdonaría a alguién que me llegará a dañar mi pelaje.

— eres algo descarado pero me gusta, y por los demás no te preocupes nadie te hará daño — dijo Zee aun acariciando al mimado minino — hay algunas personas en este lugar que saben de nosotros los hibridos, pero realmente son muy pocos.

El gatito asintió y luego bajo de las piernas de Zee.

— Necesito algo de ropa, no puedo estar paseandome por la mansión en forma de michi, nunca terminaría — dijo Saint para luego intentar llevar una bata en su boquita, al baño —

Zee río por las cosas que hacia el gatito y se levantó para ayudarlo.

— ¡miawwww! — chillo Saint al sentir como sus patas se desprendían del suelo — ¡oye no soy un peluche que puedas cargar cuando quieras! — exclamó Saint moviendo sus bigotes de manera tierna — además puedo hacerlo solo.

— seguro que eres capaz de hacer todo lo que te propongas, pero es bueno que aceptes debes en cuando ayuda y más si es de tu destinado — le acarició la cabeza al gatito y lo metió al baño para poder tener más privacidad —

— ¡Me sorprendes señor bigotes! — grito el gatito y por alguna razón que no entendía Zee, le estaba gustando bastante que le llamara así — ¡yo que creía que todos los niños riquillos eran caprichosos y mimados, pero me equívoque!.

Zee no sabia si sentirse halagado u ofendido, pero en fin, ese lindo gatito era bastante sincero y también hiriente. Una cruel realidad, pero aún así era muy tierno.

Él gatito salió del baño con la bata puesta, dejando ver a un lindo chico que dejó babeando al pobre de Zee.

— sin duda alguna no tienes consideracion con los pobres — Saint lo miro con cara de excuse me y Zee río — te llevaré a comprar ropa, mis hermanos me dijeron que tenía que distraerme y creo que ir de compras sería algo bueno.

— gastas tu dinero en un completo extraño, me haces sentir como un completo descarado — dijo indignado y Zee solo pudo reír — ¡deja de reírte! — se sonrojo — en fin, ¿donde está tu tarjeta de crédito y donde puedo encontrar algo para ponerme?... Ya que obviamente no saldré en una bata a la calle.

Zee le mostró el vestidor y Saint a duras penas pudo encontrar algo que no le quedará tan ancho para poder salír.

— no saldré a ninguna parte con esto puesto — dijo Saint al ver como Zee estaba apuntó de echarse a reír —

— ¿y que piensas hacer? no podemos hacer nada más — dijo con una boca en su mano intentando no reír al ver a Saint —

— ¿y si vamos en forma de michis? — dijo y Zee lo miro confundido - tengo un contacto muy confiable y de seguro el nos ayudará.

Zee sin más remedios asintió y los dos salieron de la gran mansión en su forma de gato.


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— ¡Escupelo ahora! — grito Saint intentando sacar al ratón Rigoberto de la boca de Zee — ¡que lo sueltes, Rigoberto no esta en tu menú el día de hoy! — le piso la cola a Zee haciendo que este escupiera al ratoncito, que se encontraba más que mareado —

— oye ten cuidado con mi colita ella también tiene sentimientos ¿sabes? — dijo Zee sobandose su colita —

— si ajá, ¿a caso tu le preguntaste al pobre de Rigoberto si quería ver tus órganos? — cojio al ratoncito y lo puso en medio de sus patitas — no lo hiciste, así que a la próxima piensa en como se sentirá tu comida.

— en las pocas horas que te he conocido me he dado cuenta que eres una bomba de sorpresas — dijo Zee viendo como Saint protegía al ratón — incluso para los ricos el ratón es un manjar y tu simplemente lo cuidas como si fuera muy especial  — dijo sorprendió. Aparentemente ese gatito que había aparecido en su vida era muy especial —

— este ratoncito al que casi te hechas en un asado, es él que me ayudó a no aguantar hambre y claramente no dejaré que te lo comas si no quieres que se te des peine la cola — le saco la garrita y Zee simplemente suspiro, para  luego prometer que no le haría daño a Rigoberto —


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Hola como estan... Espero les guste este capítulo y perdón por si hay errores de ortografía.

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Hay que pagarle un psicológo al pobre de Rigoberto, en fin nos leemos mañana.
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