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Las semanas fueron pasando y los tres gatitos ya habian empezado a hacer destrozos, bastantes destrozos.

Son, Sol y Blue eran las tres bolas de pelos que no sólo hacian poner la vida de patas a su padre Zee, haciéndose cómplices de Rigoberto, sino que también son las tres bolas de pelos que le dan alegría, vida, amor y una esperanza que nunca creyó llegar a lograr cumplir, esas tres bolas de pelos eran la union y al mismo tiempo la prueba de que había podido llegar a encontrar a su pareja el amor de su vida.

En estos momentos la joven pareja estaba disfrutando de las carcias que se daban, mientras que las tres bolitas de pelos jugaban con la cola esponjosa de Saint.

Cuando les enseñaras a transformarse en bebés, ya quiero ver como son - dijo en un susurro Zee a su lindo omega.

Saint ronroneaba agradeciendo a las delicadas carias que le daba su alfa y Zee simplemente río un poco al ver el comportamiento de su adorado omega.

Prometo que cuando termine esta semana iniciaremos con las clases para que nuestros bebés puedan darsen a conocer como humanos - dijo Saint sintiendo como Zee pasaba su mano por sus orejitas que sobresalian - me gusta mucho cuando me conscientes, eres el mejor alfa.

Zee simplemente se sentía complacido y contento al saber que su omega estaba siendo feliz a su lado.

Solo me encargo de hacerte saber todos los días que eres lo mejor que me a pasado - abrazo a Saint y este gustosamente aceptó ese lindo abrazo, que luego fue mas grande debido a los tres mínimos que se les unieron.

Sabes cariño, ahora que lo pienso - dijo Saint mirando a sus bebés jugar por toda la cama - la vez que me despeinaste la cola, no se compara nada con lo que los mirriaus hacen con mi cola - levanto su cola viendo como estaba llena de baba de los niños.

Nos es culpa de los niños que tu cola sea tan hermosa y esponjosa, que hasta a mi me tienta - dijo pasándole un peine a su lindo gatito.

Sabes cuanto me cuesta mantener mi cola bien hermosa, nunca debiste darle vacaciones a Rigoberto - hizo un tierno puchero el cual fue besado por Zee.

Y la verdad es que de alguna manera se tenía que deshacer de ese ratoncito, ya que siempre que este se juntaba con los gatitos era una completa pesadilla para Zee, tanto fue su desesperación que le pago las vacaciones y pues quien era Rigoberto para rechazar una gran oportunidad de conocer Italia.

Pero como las cosas siempre acaban ligero, Rigoberto llegaba al siguiente día... Y así fue, al día siguiente exactamente a las 3:30 de la tarde Rigoberto llegó y con eso se había hecho el desmadre.

Una fila de mayor a menor mirriaus - dijo Rigoberto caminando de un lado a otro esperando a los gatitos en formación.

No fueron mucho los segundos cuando los gatitos ya estaban formando una fila con pecho en alto, si no que también haciendo reír a los guardias y a los padres, sin duda alguna esos tres gatitos habían llegado a dar felicidad hasta los serios escoltas.

Ya te había iniciado a extrañar ratoncito - dijo Zee inclinándose un poco para quedar mas o menos a la altura del ratoncito - aunque creo que mas Saint ya que los gatitos no dejaban quieta su cola.

¡Oye no me juzgues!... Saben cuanto me demoró para tener esta hermosa cola - tanto Zee como el ratoncito que ahora permanecía en el hombro de Zee negaron viendo como Saint se hacía el indignado - mas de 4 horas peinando y tratando que quede lo más suave y delicado que se pueda.

El resto de la tarde se la pasaron mas relajados ya que el ratoncito Rigoberto se habia encargado de cuidar a los  gatitos.

Por otra parte Saint estaba ayudando a su pareja a terminar de organizar unos papeles en la Oficina.

Sabes cariño, ya que dentro de poco les enseñare a cambiar de forma la mejor sería que vallamos terminando de organizar el cuarto de los mininos - dijo Saint colocando una pila de papeles en el escritorio - ya quiero verlos, aunque se que como son hijos míos son hermosos.

Zee miraba con una ceja en alto a Saint ya que se estaba olvidando de que él también había sido participe de la creación de sus tres hijos.

Cariño que no se te olvide que yo fui el que puso la harina para terminar de hornear las galletas - dijo Zee devolviendo su vista a los papeles - así que no deberías llevarte todo el crédito.

Idiota - susurro Saint asiendo un puchero, para después rodear el escritorio y sentarse en las piernas de Zee - por cierto Señor Bigotes... ¿que pasó con los que trataron de hacernos daño?.

Zee miro los ojos de su omega, lo cuales aún reflejaban un poco de miedo y pues el tampoco hiba a negar que tenia miedo de que alguien viniera a lastimar o arrebatarle a su familia.

Respecto a ese tema cariño...


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Hola como están... Espero les halla gustado este capítulo y perdon por si hay errores de ortografía.
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Nos leemos mañana
Bye


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