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— ¡Ya me estoy hartando de ti! — grito un Alfa muy molesto — hacer esto es lo mejor que se me pudo haber pasado por la cabeza... ¿Por qué no lo pensé antes?.

~miawww~ — lloraba el omega atrapado en una caja, viendo por unos agujeros que esta tenía, como su padre lo estaba llevando a un callejón oscuro —

— este lugar es perfecto — tiro la caja bruscamente al suelo lastimando al pobre omega — eres tan inútil, que si no te matan los perros seguro que el hambre lo hará.

Él Omega lloraba en la caja por el resiente abandonó de su padre, pensaba que si fue cruel saber que su madre los habia abandonado por su culpa, lo que estaba pasando en estos momentos era mucho peor.

Aunque por otra parte se sentía feliz al ya no volver a sentir insultos y golpes por parte de su padre, que aunque no le tenía odio si le tenía miedo.

La lluvia empezó hacer acto de presencia mojando la caja y al pobre gatito, quien  temblaba por el frío.

— Tranquilo Saint — se decia él gatito, mientras se cubría con su propia cola — todo saldrá bien tienes que ser fuerte.

Cuando la lluvia paro Saint decidió salir de la caja para buscar comida.

En ningún momento cambio a su forma humana ya que tenía miedo a que lo lastimaran y también por que en su forma de gatito podía conseguir comida más rápido.

— ¿Entonces sigo derecho y doy vuelta a la izquierda, al estar en el 5 callejón? — pregunto él gatito Saint a un ratoncito que estaba en una esquina del callejón —

— Así es, después sigue todo recto y luego veras un gran restaurante para híbridos — ya que si, nunca faltaba un restaurante ocultó debido a la cacería que les tenían — cuando llegues dile al perro de la entrada que vienés en nombre del ratón rigoberto — dijo el ratoncito mientras miraba la hermosa cola de Saint —

— Muchas gracias no sabría que hacer si no te hubiera encontrado — agradeció Saint moviendo su cola de un lado a otro —

— Gracias a ti por no comerme yo si sabía que no todos los gatos son crueles, aunque al principio creí que estaría siendo salteado en estos momentos — dijo el ratoncito mientras se peinaba la cabecita —

— ¿Cómo crees que sería capaz de comerme a un ratoncito tan tierno? — dijo Saint irónico, para luego acariciar al ratoncito con la cabeza y peinar lo con su lengua — en fin hasta luego, te de volveré este favor luego.

Saint se fue meneando su larga y esponjosa cola mientras pensaba en que clase de atún comería.

Miro hacia ambos lados de la carretera antes de cruzar sano y salvó. Ya faltaban solo unos pasos para llegar al restaurante y tal y como dijo el ratoncito se encontró con un perro, que rápidamente lo dejó entrar al saver quien lo enviaba.

— Vaya, vaya — dijo Saint mirando en el refrigerador toda clase de atún — cual probare todos se ven deliciosos — dijo mientras movió su cola esponjosa —

Presionó un botón con su patita, para poder sacar el atún elegido.

— No se en que estoy pensando - susurro para si mismo mientras terminaba de comer su lata de atún — mi padre me abandonó y me siento tan felíz — lamio una de sus patas — de cierta forma siento que su abandonó fue lo mejor.

Saint salió del restaurante y le dio las gracias al perro por la comida gratis, ya que el pobre no tenia nada de dinero.
Después de eso se encontraba caminando a los alrededores de una empresa, cuando de repente sintió un aroma que le llamó mucho la atención, un olor a chocolate con galletas.

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Aquí inicia esta tierna historia o esa es la intención, ya que mi imaginación da muchos giros inesperados.
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Perdón por si hay errores de ortografía espero les guste esta nueva historia.


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