Capítulo 2: Confianza

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Pasaron 6 semanas, desde lo que paso, lo único que se me ocurrió cuando pude relajarme, fue seguir el plan e ir a la casa de Ana, si su madre estaba ahí, seguramente nos dejaría quedar, pero al llegar nadie nos abrió, por último, intente abrir la puerta y funciono, la dejaron sin llave.

Al entrar tenía mucho miedo, ya que mi única arma, era una herramienta que encontré en el maletero, entré temblando, porque no quería enfrentarme a una de esas cosas, no me sentía físicamente capaz, de acabar con uno de ellos. Revisé ambos pisos, todo parecía vacío, apenas ahí fue que pude calmarme.

Duramos casi un mes, con las cosas que llevaba en la mochila y todo lo que había en la casa, pero cuando se estaba terminando, luego de pensarlo por horas, tome la decisión, de buscar suministros en las casas de los vecinos.

Le dije a Rosie lo que iba a hacer, a lo que ella me imploro que no la dejara sola, no supe que más hacer, por lo que la lleve conmigo.

Fuimos a la casa de al lado, que estaba cerrada, iba a romper una ventana, pero gano el miedo de que algún "zombie" llegara, por lo que seguimos explorando las casas siguientes, a algunas pudimos entrar, lo más raro es que todas estaban vacías, estaba igual que por mi casa, exageradamente tranquilo, sabiendo todo el caos que hubo, no comprendía como eso era posible, no obstante, dadas las circunstancias, mejor lo ignore.

De esa forma nos mantuvimos bien, sin tener que enfrentarnos a ninguna de esas cosas.

Una noche, en la cual me costó dormir para variar, cuando al fin lo logre, fue en vano, porque tenía una terrible pesadilla, donde escuchaba los gritos de Alan y lo veía a él, cubierto de sangre y viseras, casi cada noche se repitió ese sueño.

Desperté bruscamente en la madrugada, por lo mismo Rosie se levantó, solo para decirme que ella también tenía pesadillas, me controlé, para que ella pudiera dormir y le conté un cuento, que mi madre nos contó a todos de niños, al hacerlo mi voz se quebró ligeramente, no pude evitar sacar unas cuantas lágrimas, por el montón de recuerdos que se me vinieron a la mente, en definitiva, esa noche ya no pude dormir.

A la mañana siguiente, me lave la cara, mientras Rosie despertaba, fuimos a desayunar un poco de atún, cosa que ya la tenía harta, pero era lo único que teníamos.

Durante el desayuno, Rosie estaba sería, por lo que decidí hablarle de un amigo, que tenía una consola de videojuegos, algo que a ella le fascinaba, aunque mamá no la dejaba tener una.

- Mi amiga Lily, me decía que su padre era millonario, creo que así era, ella tenía juguetes por todos lados y su cuarto era impresionante, era muy rosa, tenía una cama gigante, también tenía un PlayStation 5, Alan y yo siempre se lo pedíamos a mis papás, pero nunca quisieron comprarlo, decían que no tenían dinero, aunque yo sé que lo guardaban en algún lado - Rosie me contaba, yo preste total atención.

Sin embargo, la cosa cambio, porque yo tratando de seguir la conversación dije que cuando eso acabara, quizá podríamos comprar un PlayStation, ella se quedó callada y pregunto "Entonces ¿No nos quedaremos aquí para siempre?" seguido de eso, mencionó lo mucho que extrañaba a nuestros papás

- Se que los extrañas, igual yo Rosie, pero ahora, debemos seguir adelante... ¿Recuerdas lo que nos decía papá? Que algún día nos tendríamos que valer por nosotras mismas, claro que él pensaba que tendríamos 20 cuando eso pasara, aunque si te pones a pensar, tú tienes 6 años y yo 16, sumados da 22 así que debemos estar listas, para sobrevivir... vamos a aguantar hasta que los encontremos - De cierta forma en el fondo sentía que le estaba mintiendo

- Me gusta tener 22, así somos mayores. - Dijo Rosie inocentemente, algo que me dio risa.

Pasaron las horas, tan solo platicamos un rato y jugamos un juego de mesa que encontramos, los días se me hacían eternos, pero llego la noche, así que le conté el mismo cuento, hasta que cerrara sus ojos para poder descansar, parecía no aburrirse de él. Estaba tan cansada que se durmió muy rápido. Solamente que comenzó mi martirio.

Este no es el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora