CAPITULO 1.

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CAPITULO 1.

La mansión Ivanov se encontraba en completo silencio, parecía vacía, pero no era así.

En el gran jardín, rodeados de muchísimos guardias, se encontraba Anastasia con sus cuatro hijos. En sus brazos estaba la pequeña Fedora, sonriendo con gran entusiasmo.
Los tres niños mayores corrían por todas partes, jugando animadamente.

El clima de Rusia era normal, para ellos al menos, una fría brisa recorrió la espina dorsal de Anastasia, haciéndola estremecer por completo, sabía que algo estaba mal, algo ocurriría pronto.

Lo que no imaginó es que ocurriría ese mismo día y en su propio techo.

Su mirada recorrió todo el lugar, para encontrar la mirada preocupada de Rubén, un fuerte ruido hizo que los niños buscaran a su madre para refugiarse.

---Tranquilos mis amores---con Fedora en brazos, se levantó con cuidado para no alarmarlos---Faddei y Feddei, ustedes son los hermanos mayores, tienen que cuidar a sus dos hermanas, vamos a la cocina---muchas personas corrían a sus puestos, asegurando el perímetro, protegiendo el gran tesoro de Fredek.

---Mi señora, bajen todos al subterráneo---la voz cargada de preocupación de Rubén, hizo que Ana detuviera sus pasos.

---Bajaras con ellos y los protegerás, yo atenderé cualquier situación---la iba a interrumpir, pero levantando su mano lo hizo callar---obedecerás, para eso has sido contratado.

Asintió levemente no muy convencido.

Cargó a Francisscana, indicándole a los dos gemelos que corrieran tras de él, el nerviosismo era palpable en cada célula del cuerpo de Anastasia, temía por la vida de sus hijos, incluso la de ella misma, pero estas fueron las consecuencias de enamorarse, de seguir los latidos de su corazón.

Una vez en la cocina, la alta mujer pelirroja, se desprendió de sus hijos, dándole unos escasos besos, vio cómo se adentraban por un túnel secreto que estaba debajo de la gran isla de su cocina, cerrando la puerta tras de sí para que no quedara ningún rastro.

Salió por uno de los tantos pasillos de su gran casa.

Varios hombres la esperaban, para recibir sus órdenes.

--- ¿Quiénes son?---pregunto a lazar.

---Son del FBI---respondió uno.

---Algunos de la FACK---estos eran Rusos, reconoció.

---El ejército también entró---le informaron.

---Bien, retrocederán, y esperaran---suspiró, tenía que controlar sus nervios---si es el gobierno, vendrán por mi esposo y él no está, así que, escóndanse, yo los atenderé---dijo decidida.

Todos asintieron, respetando la decisión, todos se fueron a sus posiciones.

Un gran suspiro resonó por la inmensa sala, observó los grandes cuadros, las fotografías, incluso aquellas lámparas que no eran de su agrado, pero si del agrado de Lirofv, sonrió.

Caminó, el ruido de sus tacones era lo único que se escuchaba.

A sus treinta y tres años, Anastasia Maffec, parecía una jovencita de veintidós años de edad, su piel pálida y el color cobre de su cabello, la hacían lucir inmaculada, era de gran estatura, curvas bien definidas, un rostro angelical, una mirada voraz y un carácter dulce.

ROMPE CRANEOS (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora