CAPITULO 39

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CAPITULO 39

NARRADOR OMNISCIENTE.

"Puedes tener paz. O puedes tener libertad. Nunca cuentes con tener ambas cosas a la vez."

Robert A. Heinlein.

Génova, Italia.

Laureano y Francisscana se encontraban disfrutándose el uno al otro, recorriendo sus cuerpos cegados por el placer vivo que estaba creciendo entre ellos. Profundizando los sentimientos a los que tanto habían huido, se estaban entregando al hermoso abismo que se creaba bajo sus pies, olvidándose por completo del mundo que los rodeaba, donde solo importaban ellos.

Laureano observaba a la rusa dormir entre sus brazos, imaginando por un instante la familia que siempre quiso tener, una mujer que estuviera a su lado sin importar lo que él fuera, alguien que solo viera por él.

Lirofv le había enseñado que las cosas no se forzaban, si sucedían era porque debía ser así, y si era el destino quien ponía a Francisscana junto a él, sería el mismo destino quien los guiaría.

Las decisiones del pasado cada día lo perseguían más de cerca, arrastrándolo a una desgracia que él no podría evitar.

¿Qué haría Francisscana cuando se enterara de la verdad? ¿Lo perdonaría? ¿Seguiría a su lado? ¿O simplemente lo aborrecería?

Esas eran las preguntas que lo atormentaban a cada segundo, sus sentimientos crecían, pero las probabilidades de que este amor florezca bajaban cada minuto que pasaba.

---Barbie---intentó despertarla---Francisscana---volvió a insistir al ver que no obtenía respuestas.

Tenía la verdad atravesada en la garganta, amenazando con salir.

---Umm---murmuró ella medio dormida, intentando escuchar la voz del hombre que la abrazaba.

--- ¿Me perdonarías cualquier cosa?---le pregunta mientras observa el techo de la habitación, intentando sonar despreocupado.

--- ¿De qué hablas?---la rusa intenta abrir los ojos, pero el cansancio no la dejaba.

---Si pude haber hecho algo en el pasado que te afectara---inicia el, pasando su dedo por las espesas cejas de ella--- ¿Me perdonarías?

--- ¿Fue intencional?---le preguntó intentando organizar sus pensamientos ante lo que él decía.

---No puedo decir que no haya sido intencional, fue una decisión que tome y punto---la mujer que tiene en sus brazos abre los ojos viendo la seriedad del asunto.

--- ¿Lo hiciste para protegerme o para dañarme?---medio se incorpora de su puesto, poniendo su mentón contra el pecho de él.

---Para protegerte---el suspiro de preocupación fue muy notorio y una sonrisa forzada le dio.

---Entonces algún día te lo perdonaría.

Algún día.

Esas palabras lo hicieron temblar de miedo, se aferró a sus brazos sabiendo que su amor seria fugaz, no sería sempiterno.

El aprovecharía cada segundo con ella, pues ella era todo lo que necesitaba para sobrevivir del oscuro mundo que había dejado marcas en su interior.

Tokio, Japón.

Las atestadas calles de esta ciudad capitalina transcurrían de la misma manera que siempre, los vehículos abarrotando las vías, las personas caminando con prisa.

ROMPE CRANEOS (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora