CAPITULO 20.

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CAPITULO 20

FRANCISSCANA

2 semanas después.

Nunca pensé que mi vida se volvería una locura en tan solo unas semanas, de a verlo sabido me hubiese quedado en Rusia y después de eso hubiera migrado a Colombia con mi padre y mi hermana menor, pero no, tuve que perseguir mis sueños, confiar, creer y fue lo peor.

Hace dos semanas me encuentro en Moscú. Ese hijo de perra me secuestró.

Mi padre hace unos años nos dio un entrenamiento por si una situación como esta se presentaba y lo estoy poniendo en práctica. Analizando el lugar, los movimientos; las personas, ver cuánto tiempo se demoran en hacer las cosas a mi alrededor, analizar todo, pero lo primordial es mostrarme confiada, segura; y no dar problemas, así se confiarían de mi actitud.

En estas dos semanas Romanov ha venido todos los días a verme, a tratar de hablar conmigo, ofreciendo un sinfín de cosas, pero el solo hecho de verlo me da asco. Me da repulsión, siento ganas de matarlo, el recordar sus manos en mi cuerpo intentando algo más me asquea.

Sabía que había cambiado, ya no era igual, mi cabello ya no brillaba, las ojeras delataban el hecho de que no dormía bien, mi peso corporal disminuía, me estaba consumiendo, pero no hacía nada para detenerlo, jamás le daría lo que quiere.

Sus palabras siguen latente en mi mente, "Tiene razón, Fredek no lo hizo. Yo lo hice". Todos los estragos que atravesó mi familia, el dolor y que todo el mundo nos crea traidores, es por ese hijo de perra.

El día que murió el tío, yo estaba presente con Faddei y Feddei, era una reunión de negocios y todo se descontroló, papa y Lirofv iban a unir los imperios, a muchas personas no le convenían y hubo una lluvia de sangre, ese día casi perdemos también a papa, nosotros también casi morimos y este idiota me dice en mi cara que él fue el causante de su muerte.

Laureano, el que se supone que es mi primo, respirando por una herida que no le causamos, pero que creyó que sí.

Me sorprendió cuando me contó su historia, mi tío lo había adoptado como su hijo y lo crio como tal, es más, estaba registrado con nuestro apellido y todo he ahí su resentimiento, no culpaba que quisiera vengarse de los asesinos de mi tío, papa así también lo quiere pero, se está vengando de las personas incorrectas.

No lo sacarlo de su error, hacerlo es poner en riesgo mi situación, una matanza se desencadenara, primero tengo que ver como mierdas salgo de aquí.

En el cuarto en que me encontraba, había una enorme ventana que me dejaba mirar la oscuridad de la noche, un telescopio en ella me permitía mirar más allá, las estrellas, los planetas, todo lo del universo era lo que me acompañaba y me hacía sentir en casa.

---Hola Anastasia---era Romanov, desde que me secuestró no ha dejado de llamarme por el nombre de mi madre---habla conmigo por favor.

Se veía desesperado, ansioso por querer acercárseme. Yo solo lo observaba, hoy llevaba puesto su típico traje negro, quisiera decir que a su edad se veía asqueroso porque no era así.

La mandíbula marcada, las largas pestañas y espesas cejas mostraban un rostro siniestro y estremecedor. Sus labios algo delgados y rosados mostrando una sonrisa arrebatadora, y un cuerpo lleno de músculos para nada exagerados.

Unas cuantas canas adornaban su cabellera negra, mostrando esas iluminaciones que denotaban su edad.

---Vamos sal y come bien, no has tocado tu comida, necesitas un buen baño, ropa limpia, necesitas recibir el sol—termina de hablar.

ROMPE CRANEOS (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora