NOTA LARGA DE UNA AUTORA PSICÓTICA.
Amados, apreciados y estimados lectores, sirva la presente para dirigirme a ustedes. OKNO, YONOSOYASÍ.
Un poco más normal, común, vulgar (sin palabras obsenas) y silvestre. Antes de continuar con esto, deseo compartirles las razones por las que he tardado en escribirles, proseguir con mi obra y quitarles el suspenso pero, aunque suene común en éste medio sufro de depresión severa y... Se me ha hecho difícil seguir.
Quería disculparme, la historia ha tenido una aceptación magestuosa y me siento de verdad orgullosa. Lamento si mi condición les ha hecho pensar que he abandonado esto, pero NO, JAMÁS DEJARÍA LO QUE ME ALIENTA EL ALMA. (Ente, diría Beberly)
En fin, espero sus disculpas.
No ha cesado de llover en Londres. Aquí empezó todo, veo a la gente con sus paraguas amarillos transitar por lo que sería el camino a lo que desean; puede que algunos no quieran llegar a su destino, o ni siquiera tengan uno, pero cualquier sitio al que lleguen cambiará su vida de alguna forma.
Pamela se ha perdido de mis pensamientos, ya no siento ese hilo conector que me apega hacia ella. Está en alguna parte de algún plano con alguna persona en alguna época.
Recuerdo lo que vi en aquella especie de templo: Tyler. Tyler en todas las épocas del tiempo desde que comenzó todo aquello que desconocía. Me doy cuenta de que al final, no lo sé todo y que a pesar de todo el tiempo que pase aquí, en este plano, esta tierra, siempre tendré algo nuevo por aprender. De eso se trata todo este ciclo: de enseñarles a las almas. Años intentando hacer que la humanidad aprenda, pero no me he detenido a pensar, ¿qué necesito aprender?
Alelí aparece ante mí. Hay sangre en su espalda y su mirada está debilitándose. Me alarmo y corro hacia ella. Aparecemos en la cueva y siento como quiere decirme algo; no obstante, solo posa su mano en mi mejilla.
―Mi miedo se hizo real ―susurra. Sus ojos están hundidos― Debes mantener el balance.
― ¡Eso intento! ―grito exasperada mientras veo como su suavidad se desvanece.
―Búscalo ―musita mientras se adormece― Busca la extensión de mi existencia.
1800. Han pasado más de 400 años desde que Pamela hizo su jugada. Alelí se encuentra en Bali, recoge una alma enferma, la anciana estaba perdida y se había preparado para la muerte. Estaba reasignándola cuando lo sintió: Una desgarradora presencia le hacía sentir el estigma de los latigazos. Calló ante el ente que le miraba con los ojos muy abiertos.
―Son ellos ―susurró aquella mujer desdentada.
― ¿Ellos? ―Alelí a penas pudo entender cuando sintió de nuevo el golpe que la llevó con el ente a Haití. Fue entonces, cuando vio a una mujer prenderle velas a una figura bajo una capucha negra.
―Están por todo el mundo ―susurra la anciana mientras observan a la mujer de color apagar el fósforo.
― ¿Quiénes son? ―Alelí está tirada en el suelo. Se siente débil, casi como si la hubiese golpeado un tifón.
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Balance
General Fiction¿Qué pasaría si te dijera que soy la causa de tus problemas? ¿Me matarías? ¿Y si te digo que no puedes matarme? ¿Qué tal si te pido que lo hagas y acabas muriendo tú? ¿Y si te digo que estuve en el año 1800 y te conozco desde entonces? ¿Qué pasaría...