Especial

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Durante eones, mis hermanas y yo nos hemos encargado de mantener el balance en el mundo. Tres seres que con discreción juzgamos los actos e influenciamos a las almas; seguimos lo que llamamos "ciclo de la vida"

 

Sin embargo, creo que luego de tanto, el mal que había en mi hermana se desató y su sed de poder ahora es más fuerte que cualquier cosa: rompió el balance, influenció a los humanos y ahora la caja de Pandora ha explotado en el mundo; todo por querer más poder. Con la alabanza humana a la encargada del mal, el bien ha caído en un desvanecimiento absoluto.

 

Solo hay una forma de salvar al mundo, de devolver el balance a las cosas y cumplir mi trabajo: Tú. El bien marcó tu alma hace muchos años y ahora debes buscar dentro de ti.

 

—Aguarda —Tyler continúa sentado en el borde de su cama mientras yo le hablo. Ahora mismo, está enterrando su cabeza entre sus brazos y suelta una carcajada— ¿Es en serio? Ya Halloween pasó —intenta suprimir una risa mientras me mira. Creo que me guarda respeto.

—Tyler, esto es real —lo miro fijamente a sus ojos negros como pozos de café— Ahí afuera hay personas que se me encomendó proteger. Me recuerdas, ¿no? De tu viaje a la muerte…

Tyler abre sus ojos en una expresión que me estoy acostumbrando a ver.

— ¿Y qué? ¿Tengo súper poderes? ¿Ahora seré Peter Parker? —se levanta de su cama y dirige su mirada a la ventana. Sé que está confundido ahora, se siente perdido y asustado. Y no es que lo pueda ver a simple vista, es que eso me transmite su atmosfera.

Tengo conocimiento de que lo que voy a hacer está mal, que quizá y sea un poco egoísta; sé que posiblemente me odie luego de esto, pero quien no corre riesgos y juega con el porcentaje menor nunca conseguirá nada.

Pongo mi mano en su hombro cálido y él se estremece por el frío.

—Necesito mostrarte algo —acto seguido, transporto su alma a un sitio que sospecho no conoce.

—Pero, ¿qué? —analiza el sitio mirándolo desde todos los puntos. Creo que no pasó más de medio segundo para que se diera cuenta de que estaba en un cementerio. La vegetación está bien cuidada y las flores, algunas resecas y otras frescas, reposan sobre las tumbas de los cuerpos físicos de alguien entrañable.

Se detiene y me mira por un momento, luego, me aparta y ve la esquela con el nombre que no quería leer: la tumba de aquella pequeña hija de la mujer que tanto lo lastimó. Su hija.

Se pone de rodillas mientras acaricia la piedra y, unas lágrimas comienzan a brotar de unos ojos completamente distintos a los burlones que vi hace poco.

— ¿Por qué? —susurra. No respondo, respeto el dolor humano, aunque yo me he sumido en eso de apartar sentimientos— ¡¿Por qué!? —grita mientras lanza blasfemias al aire.

De repente, imágenes pasan rápidamente por su cabeza, parecen balas que lo traspasan. Observa la horrible muerte de la inocente y la cobardía de la rubia que se quitó la vida.

Se queda sin aire y con impotencia grita aún más fuerte. Su alaridos martillan el aire, pero, mis oídos acostumbrados a esto, hacen algo mucho más atrevido: pierden el equilibrio y hacen que caiga al lado de el hombre de apariencia derrotada.

—Porque la maldad se está saliendo de control —contesto a sus preguntas lanzadas a un ser superior inexistente.

Tyler me mira con fijeza mientras unas ancianas lo miran extrañadas, desde unas cuatro tumbas de distancia y, susurran entre ellas.

—No me ven —le aclaro—. No sé muy bien cómo o porqué, pero… Eres especial.

— ¿Especial? —Suelta ahogado ahora sin dejar de ver y repasar el nombre de su hija en la piedra— ¿Y qué se supone que puedo hacer de especial? ¡Abandoné a mi hija solo por razones egoístas y murió! —luego de decir esto, su cuerpo se evapora y ya no está a mi lado. ¿Adónde ha ido Tyler? Y ¿Qué pasó?

BalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora