Tyler
Una carpeta manila cae sobre la mesa del comedor mientras desayuno. Beberly anda de aquí para allá, creo que hará una zanja en el suelo.
— ¿Puedes parar? —exijo con el sándwich aún en mi boca.
— ¿Puedes abrirlo?
—Cuando termine mi desayuno…
Mi humor no ha amanecido del todo bien, no he podido dormir bien y el hecho de que esa mujer ahora pase de estar en mis sueños a aparecerse a penas sale el sol no me ha hecho mucho bien.
—Estoy segura que eso es más importante que tu desayuno —Beberly se ha transportado a mi lado, donde sostiene mi apetitoso bocado a medio transitar de mi boca.
Ruedo los ojos, dejo la comida en el plato y me dirijo a las dichosas noticias que me esperan dentro de su empaque amarillo.
— ¿Qué puede ser más interesante que la primera comida del día? —pregunto mientras con paciencia saco unas hojas gruesas de su envoltorio. Lo que veo me deja desconcertado. Hay una línea negra elevándose sobre otra blanca en una transparencia algo extraña. — ¿Y bien? —miro a mi acompañante que me mira con expresión preocupada.
—Muertes y nacimientos en la última semana desde que se fue —me arrebata la gráfica y la pone a contra luz. Coloca su dedo índice sobre la línea negra que vertiginosamente se alza sobre una débil y blancuzca raya en el universo.
— ¿Tu hermana malvada está matando a diestra y siniestra? —mi toque de sarcasmo hace que Beberly alce la ceja.
—No está poniendo las almas en donde deberían…—la radio encima de mi mesa de noche suena emitiendo la frecuencia que había olvidado existía.
Señalo hacia mi habitación con la mano y musito —: El deber llama.
Siempre he sabido que el problema con el mundo, es que hay más maldad en las calles y bondad en el cementerio, por eso me hice policía. Tomo la radio y le paso por un lado a Beberly, que se ha quedado paralizada en medio de mi comedor.
Quizá mi problema, es que pienso las cosas demasiado, definitivamente, cualquiera estaría de acuerdo conmigo en que el insomnio es el peor enemigo de cualquiera y ayer por la noche fue fatal. ¿Y si haciendo justicia por mi hija, le doy lo que mereció y le arrebataron? El rencor ha crecido en mí junto con las ansias de venganza.
Bajo las escaleras de metal que me llevan hacia la patrulla y en la radio se escucha que piden refuerzos. No tengo nada que hacer, así que me dirijo hacia uno de los mejores vecindarios de la ciudad. Al llegar a donde se me pidió ir, hay un hombre de mediana edad en bata de baño roja y negra de seda. Está en el barandal de su balcón y se sostiene con sus manos.
Nethan Binnes, de los mejores en una de las firmas de abogados que trabajan al ministerio público.
— ¡Disparen! —Grita desesperado— ¡Disparen o salto!
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Balance
Ficção Geral¿Qué pasaría si te dijera que soy la causa de tus problemas? ¿Me matarías? ¿Y si te digo que no puedes matarme? ¿Qué tal si te pido que lo hagas y acabas muriendo tú? ¿Y si te digo que estuve en el año 1800 y te conozco desde entonces? ¿Qué pasaría...