NOTA DE LA AUTORA.
Sí, estoy viva :x Y traigo buenas y malas noticias. Buenas para mí, malas para ustedes: Descubrí un puesto donde venden libros usados y BARATOS. Soy adicta a esa tienda, todos los días he comprado un libro nuevo. Le dije al señor que los vende que yo le mantendría a la familia y le pagaría los gastos universitarios a sus hijos. Eso significa: lectura para mí y abandono para ustedes.
En fin, espero acepten mis disculpas. Acá les dejo un nuevo capitulo.
A paso cauteloso, me remuevo en la tierra. Algo me golpeo por las ventanas de la habitación de Tyler; solo escuché los vidrios romperse y luego el peso de algo en los hombros que me impulsaba hacia abajo. El silencio es parte de éste tétrico cuarto de oscuridad infinita y el tiempo se me va entre las manos como lo que palpo es arena bajo mis pies.
¿Qué si he intentado salir? No, en principio porque sé donde estoy ―o eso sospecho― y porque me encantan las reuniones familiares. El porqué y cómo que se le preguntan al verbo, solo lo sabe quien me rapto. Aunque bueno, es más que obvio.
Pienso en Tyler, quizá ni sepa o imagine lo que sucede. Solo espero que no encuentre la forma de venir, solo necesito que se mantenga donde quiera que esté, que Pamela no lo encuentre y por supuesto, que sea consciente de lo que tiene en su cuerpo y de cómo usarlo. Imagino lo egoísta que ha de ser que no salga de aquí por mis propios medios; tengo que enseñarlo a utilizar su herencia, su luz; pero ahora, estoy a la espera de lo que nadie quiere que pase, pero pasará de todas formas: espero lo necesario para que de un giro mi vida: respuestas.
Tyler
Me quedo paralizado en medio de la habitación. Estoy bajo el yeso que se ha partido a la mitad, puedo ver el cableado que le da electricidad a mi hogar. El exterior que daba a la azotea, es casi parte de mi departamento. Con vidrios rotos bajo los pies, me hago parte del desastre y me dejo caer sobre el puntiagudo colchón: Beberly. ¿Se ha ido? ¿Me ha abandonado y arrasado con todo a su paso? No lo creo. Tuve una novia que era más fastidiosa y esquizofrénica que ella en la secundaria y, aparte de mi cara, no rompió mi casa.
Algo me pesa en el interior, no sé si es ira o dolor, pero siento como si mi energía se fuera a los suelos. Miro la ruptura del techo e imagino la helada mirada de aquella asiática; era una oscura noche en plena claridad, su túnica se balanceaba con el viento y sus labios, carnosos como duraznos, estaban cuarteados, parecían ser las estrellas rojas en un cielo de otro planeta.
La recuerdo. Estaba protegiendo a su contraparte, a su hermana, su antónimo, némesis y sin duda, su dependencia absoluta. Porque, ¿no hay mal sin bien? ¿Cierto? Ella tiene su razón de ser porque la otra existe, pero si es así, ¿por qué quiere destruirla? ¿No es un absurdo total?
Me levanto de golpe, cuando siento algo puyando el costado derecho de mi cuerpo; al estar acostado en un colchón despedazado, no es de extrañarse, pero esto es más fuerte, más infame, de alguna u otra forma, siento que es una señal. Miro hacia el lado que me molesta y en el suelo, una luz opaca, casi extinguida por el sol, resalta de entre el mosaico de luces que ofrece sin piedad la ciudad Neoyorkina.
Estiro mi mano para tomar lo que parece es un dije en forma de heptágono. Casi al tacto una quemazón recorre mi brazo; soy masoquista, al tenerlo en la palma, mi cuerpo se quema y ya no estoy en la realidad. ¿O sí?
Mi mano está un poco borrosa ante mis ojos. Hay un umbral de luz en el techo de lo que parece ser una cueva. Miro a mí alrededor y grito ―: Hola. Nada más que un escalofriante eco me responde. Mis ojos intentan acostumbrarse a la poca claridad, aunque no es muy necesario para que mi memoria caiga en cuenta de dónde me encuentro.
Es la cueva de Beberly o eso parece. Estoy rodeada de un sin número de cosas. Parecen ser montañas de artículos de todas las edades y culturas por las que ha pasado el mundo. El dije grisáceo, casi opaco que en un principio me atrajo ahora brilla con más fuerza. Es entonces, cuando ignorando los millones de artilugios que no me detengo a distinguir en la inmensidad. Yo solo sigo al dije que ya no quema.
Me conduce en línea recta, estoy algo sorprendido, porque no he sentido ni el eco de mis pies en el rocoso suelo. Me detengo justo en medio y al mirar hacia arriba y sin necesidad de esforzar mi vista por la gran luz de luna que emite el objeto en mi mano; veo una piedra pequeña, tendrá como el tamaño de una perla.
Mi mano izquierda necesita tocarla, sentirla, palparla; es casi como un instinto animal, emocional y algo complejo. Quizá y sea entonces ese mi defecto: llevar a cabo mis deseos sin reparar en las consecuencias. Porque he escalado sobre el montículo de lo que parecía ser un ábaco, una rueda y algo parecido a un cofre, lo bastante grande como para enterrar a la mitad de una ballena y estoy justo en la cima, sosteniéndome sobre la tapa gigante. Caigo en cuenta, de que la perla es parte de la llave del cofre y que brilla casi con la misma intensidad que el dije gris.
La tomo de su eterno sitio de descanso ―o eso sospecho― aquella llave con forma estándar, pero con una perla en la parte donde tendría que ir lo ovalado, de donde saldría la paleta dorada que centellea ante mis ojos. En el instante en el que estoy por bajar del ábaco que me ayudó a subir, el suelo y todo ante mis pies tiembla. Cierro los ojos con fuerza y en ese instante, aparezco de nuevo en el desastre que se ha convertido la realidad y con ambas cosas en casa mano.
¿Dónde está Beberly? ¿Por qué se ha ido ahora que más la necesito? Observo la llave y la perla en ella, es casi hipnótica; ya no tiene aquel resplandor que cuando la vi por vez primera. El artilugio con forma de heptágono que parece ser un dije, dejó de quemarme y ahora se convierte en un misterio; en el interrogante que me hacía falta para decidir buscar a la única mujer con la respuesta en sus ojos.
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Balance
General Fiction¿Qué pasaría si te dijera que soy la causa de tus problemas? ¿Me matarías? ¿Y si te digo que no puedes matarme? ¿Qué tal si te pido que lo hagas y acabas muriendo tú? ¿Y si te digo que estuve en el año 1800 y te conozco desde entonces? ¿Qué pasaría...