𝓬𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 𝓷𝓲𝓷𝓮

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𝙨𝙤𝙢𝙚𝙩𝙝𝙞𝙣𝙜 𝙬𝙧𝙖𝙥𝙥𝙚𝙙 𝙖𝙡𝙡 𝙤𝙛 𝙢𝙮 𝙥𝙖𝙨𝙩 𝙢𝙞𝙨𝙩𝙖𝙠𝙚𝙨 𝙞𝙣 𝙗𝙖𝙧𝙗𝙚𝙙 𝙬𝙞𝙧𝙚

"No me molestan los fotógrafos.
 Digo, ¿qué mejor que
tener nuestras fotos
por todos lados?
"

—Gracias. —Nico tomó su vaso reutilizable de la mano del chico de la cafetería. El chocolate caliente hizo que sus manos frías se sintieran mejor—. Que tengas un buen día.

Pasó sus manos por los costados de su cabeza, colocando sus AirPods en sus oídos. Una canción vieja de Ed Sheeran comenzó a sonar. Esquivó a un par de adolescentes hípsters para alcanzar la puerta. No llegó muy lejos después de cruzarla.

—¡Mira aquí!

—¡Chico!

—¡Quítate los lentes!

Una docena de fotógrafos se había congregado fuera del establecimiento. Todos los flashes de sus cámaras se dirigieron a Nico, cegándolo por unos instantes. Bajó los lentes de sol de su cabeza a sus ojos y caminó mirando el suelo hacia su auto.

Ellos continuaron gritándole sin motivo aparente, avanzando a su lado y luchando entre ellos por tener una foto de primera plana. El chico pisó fuerte con sus Converse negros con prisa gasta alcanzar su preciado auto eléctrico.

—¡No seas maleducado! ¡Sonríe un poco!

Sus movimientos cesaron por completo y se dio la vuelta. Enfrentó al fotógrafo con una mirada amenazadora y con la barbilla en alto, resaltando la diferencia de altura. Nico lo observó desde arriba.

—¿Crees que yo soy el maleducado aquí? ¿No se te ocurre pensar que seguirme como estúpidos gritándome y tomando fotos sin mi permiso es maleducado?

El hombre no le contestó, sino que se dio la vuelta y se alejó con su cámara enorme. Los ojos casi negros del chico se pasearon por los fotógrafos restantes.

—¿Alguien tiene algo más para decirme? —Nadie parecía querer enfrentarse a Nico. El último flash se apagó. Él asintió—. Bien. Lárguense de aquí.

Hasta que no estuvo solo, no entró a su vehículo.

—No sigas, por favor —rogó a su amiga, cuando esa misma tarde llegó a su apartamento—. No quiero seguir escuchando.

Haley reía a carcajadas sentada frente a su computadora. Unas pequeñas lágrimas habían escapado de sus ojos.

—¡Pero es que es muy bueno! Escucha el título de este: El nuevo chico malo de Scarlett.

Nico rodó los ojos por octava vez al oír su risa y sumergió su pincel en el frasco de pintura con más agresividad de la necesaria. Mordiendo su labio inferior y reprimiéndose mentalmente, tiró del trozo de madera negra. Los primeros tres centímetros de su herramienta de trabajo estaban cubiertos de color rojo carmesí.

—Mierda —dijo entre dientes. Su amiga fingió que no lo oía.

El sonido del timbre de su apartamento cortó el aire, dando un cierre a la conversación (o eso pensó Nico). Haley apareció dos minutos más tarde por la puerta. Sostenía una revista debajo del brazo. Se hizo presente un silencio liviano.

El chico continuó pintando la cuarta pieza de su nueva colección en tonos de rojo. Ignoró las risas mal contenidas de su amiga hasta que lo desconcentró lo suficiente para que su rosado pálido pasara a un rosado pastel.

—¿Qué? —La sutileza no era una de las cualidades en la sección de "Personalidad" de su currículum.

Los ojos ambarinos de la morocha lo observaron con diversión pura, casi infantil. Cerró la revista que leía y la volteó para mostrarle a Nico la portada.

El rosado pastel se transformó rápidamente en un color rubí fuerte cuando toda la pintura extra del pincel se estrelló contra la paleta de mezclar del chico: una imagen de su figura aparecía en primera plana. Destacando entre su atuendo de colores fríos y oscuros, unas letras blancas conformaban el título: El misterioso chico que se robó el corazón de Scarlett Fox y de todos en Twitter.

Su mirada incrédula subió a la de Haley, quien no pudo contenerse y soltó una sonora carcajada.

—¡Esto es genial! —El ceño de Nico se frunció al tiempo que su boca se abría de indignación. A ella no le importó—. ¡No te imaginas todas las teorías sobre ti que inventaron! El artículo es de lo más gracioso.

Él observó el rostro de su amiga demasiado sorprendido y enojado como para poder contestar. Vio que sus ojos brillaban más de lo usual, unas pequeñísimas lágrimas de alegría decorando las esquinas. Dejó que se riera por varios minutos porque disfrutaba escuchar a Haley reír. Nico soltó una risa también cuando sus carcajadas se entremezclaron con hipo.

Los sonidos de felicidad real y ridícula que emitían los dos jóvenes se detuvieron únicamente en el momento en que el celular del chico sonó. El ringtone característico cortó el aire, devolviéndolos a la Tierra.

—Puedes hablar en mi habitación —comentó Haley con su voz un poco ronca. Nico asintió y llevó su teléfono a su oído mientras caminaba.

—¿Hola?

La voz del otro lado sonó mucho más adulta y profesional de lo que él hubiera esperado.

Hola. ¿Estoy hablando acaso con Nico Di Angelo?

Su mano izquierda se detuvo, sus dedos sobre su mejilla limpiando las lágrimas anteriores, y su ceño se frunció. ¿Cómo sabían su nombre?

—Sí. ¿Quién habla?

Estás hablando con John August. Soy el manager de Scarlett Fox, la cantante famosa que-

Sé quién es. —Ya había entendido de qué se trataba la llamada y no tenía ningún interés en que durara demasiado—. ¿Qué quiere?

El tal John parecía haberse quedado sin palabras ante el tono cortante de Nico. No tardó mucho en recuperarse.

Bueno, desde su equipo nos gustaría tener una reunión contigo para hablar de lo que están publicando los medios.

Rodó sus ojos frente al espejo y caminó hasta la ventana de la habitación de su amiga.

—No tengo nada que decir al respecto.

Nos gustaría hacerte algunas preguntas para intentar descubrir cómo saben quién eres y sobre tu relación con Scarlett, quien-

—Yo no tengo una relación con Scarlett Fox. —Lo cortó de inmediato—. No la conozco, no me interesa conocerla, no sé cómo mierda consiguieron mi nombre los fotógrafos, ni cómo mierda tienen ustedes mi número de teléfono. —Su odio hacia el estrellato falso y hacia los medios de comunicación masivos estaba aflorando fuera de su control—. No tengo nada que decirles: la chica puede tener una lista enorme de chicos, pero yo no estoy en ella. Scarlett Fox no me interesa. No vuelvan a contactarme.

Cortó la llamada.

Del otro lado, Scar mordió su mejilla bajando la cabeza. La llamada en altavoz (de la que ella no quería participar) la había llevado a tener sus ojos levemente humedecidos. 

invisible string [di angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora