Capítulo nueve.

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Narra ___:

-Suerte.- Nos dijo mi papá mientras estacionaba su auto en la puerta de nuestro nuevo colegio.

-Gracias.- Besamos su mejilla.

-¿Paso por ustedes a la salida?- Me preguntó.

-Si, por favor.- Dije mientras ambos bajabamos del auto.

Giuliano y yo entramos a la escuela, el se fue, dejándome sola. Yo estaba realmente perdida, no conozco a nadie y tampoco sé a donde debo dirigirme para mi primer clase.

Muchas personas me miraban. Cerré los ojos y suspiré. El timbre de entrada a clases sonó, lo que hizo que me sobresalte. 

Yo no sabía a donde ir, por lo que me acerqué a una chica y le pregunté en donde quedaba el salón para los de último año, ella solo me miró y se fué sin responderme. Lo mismo hizo otra chica, solo que ésta se rió, yo la miré extrañada; ¿qué es tan gracioso?

Esperanzada de que no fuera como las demás, le pregunté a otra chica, la cuál -de mala gana- me informó en donde quedaba el salón.

Fuí hacia mi salón y mis nuevos compañeros ya estaban allí. Para mi suerte el profesor no había llegado aún. Recorrí el lugar con la mirada para buscar un lugar disponible, y encontré uno junto a una chica.

-¿Te molesta si me siento aquí?- Le pregunté a la chica que estaba en el banco de al lado.

-No, claro que no.- Dijo ella con una pequeña sonrisa.

-Gracias.- Respondí.- ¿Puedo hacerte una pregunta?- Ella asintió.- ¿Por qué todos me miran raro?

-No lo sé.- Levantó los hombros.- Quizás porque eres nueva.

Asentí no muy convencida. ¿Toda la escuela iba a mirarme así solo por entrar una semana tarde a clases? Mmm, lo dudo. De todas formas, voy a averiguarlo luego; ahora prefiero concentrarme en mi primer dia de clases.

Minutos después, el profesor de matemática llegó, y comenzó a dar su clase. Yo no entendía mucho debido a que las actividades que nos dió para hacer era de un tema que explicó cuando las clases comenzaron. 

Así fue las primeras dos horas de la mañana, hasta que por fin el timbre sonó. 

-¿No vienes?- Preguntó mi compañera de banco, parada en el marco de la puerta al ver que mientras todos se iban del salón para disfrutar de los diez minutos de recreo, yo me quedaba sentada. Negué con la cabeza. Ella se acercó a mí.- ¿Por qué no?

-¿Y soportar las miradas de todas esas chicas? No gracias.- Dije, y ella se sentó a mi lado.

-Entonces yo también me quedaré contigo. ¿Como te llamas?

-___, ¿y tu?

-Abril.- Me sonrió.

-Abril, ¿es mucha molestia si te pido las hojas de todo lo que hicieron la semana que pasó?

-No, no es molestia. Si quieres te explico los temas. Muchos son dificil de entender.

-¿Harías eso por mi?- Pregunté, y ella asintió.- ¡Gracias! Si quieres nos reunimos ¿mañana después del colegio?- Ella asintió.

-___, ¿me pasas tu número de celular?-

-Claro.- Dije y le pasé mi número.

(...)

Por fin el timbre de salida sonó, junté mis cosas, me despedí de Abril y me dirigí afuera. Todas seguian mirándome raro, o de mala manera, y eso era frustrante. 

La hija del entrenador. || Antoine Griezmann.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora