Antoine tenía una sonrisa muy hermosa al igual que sus ojos celestes.
Él es hermoso.
Recapacité que estaba observándolo, por lo que corrí mi mirada rápidamente.
—Mis hijos son mis amuletos de la suerte. Van a venir a los entrenamientos, espero que eso no les moleste—Dijo mi papá, todos negaron en señal de que no les molestaba—Ah, y tienen prohibido salir con ella, ¿de acuerdo?
Todos asintieron.
—Bueno, ¿comenzamos con el entrenamiento? Quiero ver como son sus formas de juego.
Mi hermano se quedó al lado de mi papá, pero yo para no ser una molestia fui a sentarme a un banco que estaba al lado de la pequeña cancha. Algo así como el "banco de suplentes" en los partidos, solo que más pequeño.
Tienen un gran equipo y se nota que son muy unidos entre sí, ya que mientras entrenan se la pasan haciendo bromas, riendo y hablando. Mi papá se veía muy contento con ellos.
(...)
Las horas pasaban y el frío permanecía en Madrid. Aún quedaba una hora y media para que el entrenamiento matutino finalizara.
Mi vista se posó en el morocho ojos celestes (Antoine en la novela aún tiene el peinado que usó con la selección francesa en el mundial), el cuál estaba entretenido con la pelota.
El silbato de mi papá se oyó por toda la cancha indicando que los jugadores tienen un merecido descanso. Muchos de ellos se sentaron en el césped, otros vinieron a unos metros de mi para buscar las botellas de agua que se encontraban al lado del banco.
Saqué mi celular del bolsillo y comencé a leer los mensajes de mis amigas que aún no había visto. En Argentina eran las 6.30 am y ellas seguramente estaban preparándose para ir al colegio.
Narra Antoine:
El nuevo entrenador nos dio un descanso luego de aproximadamente dos horas y media de entrenamiento.
Algunos nos sentamos en el césped, mientras que algunos fueron a buscar las botellas de agua que se encontraban al lado del banco. Mi mirada se centró en ___. Ella estaba con su celular sonriendo y escribiendo.
Es muy bonita.
Sin darme cuenta que estaba viéndola sin disimular demasiado sentí un codazo que provenía de mi compañero y amigo, Fernando Torres.
—¿Y ahora qué hice?—Pregunté haciéndome el desentendido.
—Acosarla con la mirada a la hija dd Diego... ¿o me equivoco?— Dijo él en tono de burla.
—No seas idiota—Reí ante su comentario—Tengo muy en claro quién es.
—Me alegro que lo sepas, ¿cuantos años tendrá? ¿16, 17?
Él tiene razón, por muy linda que sea, es la hija del entrenador y no debe pasar de los 18 años de edad. Y por la forma que sonríe mirando el celular, de seguro está hablando con su novio.
Fruncí el ceño.
Narra ___:
Ahora, estoy hablando con mis amigas por un grupo de Whatsapp que tenemos desde hace algunos meses.
Mensaje de Zoe: ¿Muchos chicos lindos, ___?
Mensaje de ___: No tuve tiempo de recorrer la ciudad, pero si, hay un chico hermoso en el equipo de mi papá.
Mensaje de Emma: ¿En el equipo de tu papá?
Mensaje de ___: Si, yo solo dije que es lindo, nada más.
Mensaje de Emma: Quizás con el tiempo... Uno nunca sabe.
Mensaje de Paula: ¿Hablaste con él?
Mensaje de ___: Solo nos presentamos.
Mensaje de Lola: Cuando puedas envíanos una foto ;)... yo no soy la hija del entrenador.
Por alguna razón ese mensaje me molestó, por lo que decidí no responderle.
Quizás no me gustó la idea de que él este con una chica que no sea yo.
Pero él va a salir con muchas chicas.
Y ninguna de esas voy a ser yo.