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Mini maratón 1/2

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— ¡Enhorabuena, chicos!—felicitó Gibson número dos cuando volvimos a la fogata y la imagen de Wilre bailando, nada mal, nos hizo sonreír. Movía sus caderas de un lado a otro con un ritmo de danza gitana.

—Eso fue rápido—comentó Lenintog al llegar con el otro gemelo.

—Se nace con el talento—le pinchó Wilre cuando se detuvo a su lado—, envidioso.

Lenintog blanqueó sus ojos y le sacó la lengua, ella se echó a reír con su típica sonrisa algo escandalosa. Luego, nos fuimos a sentar alrededor de la fogata y surgió un aura agradable mientras hablábamos; las historias de Akiro, los gemelos y sus chistes raros, Lenintog y su mirada coqueta. Aunque no pasé por alto que detrás de ellos había un animal muerto con sangre en el estómago y con uno de sus ojos afuera. No quería ni imaginar la manera de su muerte... pobre animal.

— ¿Ya subiste de nivel?—no había caído en cuenta que la pregunta era para mí hasta que todos se me quedaron viendo.

— ¿Eh?

—Está a rienda suelta—respondió Wilre.

—Umh... nada favorecedor—opinó Lenintog.

— ¿Por qué?—quería saber todo de la orden, el internado y cada cosa que lo componía. Aunque las tardes en la biblioteca me eran de ayuda, seguía sin ser suficiente.

—Porque rompe el paradigma, me refiero a que, no sigue la línea ¿sabes? Todos hemos pasado por un proceso—se cruzó de brazos—. Estar a rienda suelta hará que hagas y deshagas a tu gusto.

Me lo pensé rebobinado mi situación.

—Eso no está tan mal.

—Lo está.

—¿Y según tú porqué? A veces cambiar el proceso de todo trae cosas buenas.

—Si, pero–

Wilre se interpuso en el debate antes de que Lenintog dijera lo que sea que iba a decir:

—Deberíamos cortarle la cabeza y tirar el cuerpo al lago ¿eh?

Los Gibson asintieron con fervor como si el plan fuera una maravilla. Por otra parte estaba Akiro que frunció el ceño pero terminó accediendo, y Lenintog ya estaba de pie listo para la guerra. Fue entonces cuando todos me vieron a mí, esperando mi opinión.

—Eh... no tengo inconvenientes con nada—me levanté y los vellos se me pusieron de punta por el helado viento que sopló—. Pero me voy a vestir primero.

— ¿Qué? De eso nada—negó Wilre.

—¿Acaso no tienen frío?

— ¿Por qué lo tendríamos?—preguntó la chica acercándose al asiático y a su presa llena de sangre fresca.

—Prácticamente es invierno ¿Te suena?

—Venga, Danforth, no seas aburrida—me sonrió Lenintog, pero igual me negué a ir casi desnuda al lago—. Todos tenemos la sangre hirviendo, pero si quieres abrigarte está bien.

Asentí con una sonrisa. Wilre entrecerró sus ojos y agarró al majestuoso ciervo para llevarlo arrastrado por el bosque.

Me vestí lo más rápido que pude para seguir al equipo al mando que se regocijaba de la victoria. Akiro y Wilre parecían ser muy cercanos, hablaban y se entendían, jugaban entre ellos y no tenían pinta de ser neuróticos. Más bien, parecían locos enamorados.

Red - [La Orden Sangrienta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora