36 - Primera parte

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Corregido solo una vez (posibles errores en el desarrollo) sorry por eso.


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Me veía en el espejo del cuarto de baño, de una manera tan fija que sentí que podía ver más allá de mí misma:

Mi barriga creciendo hasta volverse redonda, mi cuerpo cambiando, las pataditas por la estimulación, mis continuos vómitos, y todo ese cambio que atrae un embarazo... pero, para ese preciso instante, mi barriga estaba plena, ni el rastro de los posibles casi tres meses que suponía tener. Solo vómitos y sensaciones extrañas por mi cuerpo.

Descarté los pensamientos maternales y me enfoqué en el ahora, me encontraba aplicando un poco de pintura roja en los labios, quería que estos resaltaran por sobre todo. He de admitir que mi apariencia no iba nada mal, de hecho, me sentía hasta bien conmigo misma.

Después de tres horas sin saber que usar para ese día, por fin conseguí un vestido que se adaptara a las dos ocasiones; la cita, y la renovación de votos de los Snyder's. Aunque la cita era lo primordial para mí.

El vestido era de color coral, cortado a una perfección que llegaba a mis rodillas, extra delicado y muy apretado de la cintura por el corsé, la tela se desplazaba por mi piel y se sentía tan suave como la seda. La falda caía un poco suelta y las mangas ajustadas hasta los codos. Era realmente una pieza hermosa que merecía ser pintada por el mismísimo Miguel Ángel.

Y, mientras lo ponía en mi cuerpo recordaba el momento en el que lo compré... estaba con Wilre una tarde de abril escuchando sus ocurrencias, ella iba de aquí para allá diciendo que le gustaba sentir cuando el viento soplaba y rozaba su piel. Describiendo esa sensación que la hacia delirar con la libertad.

Duramos bastante tiempo en Bretwood, no teníamos misiones ni nada que se le igualara. Solo un simple sábado en el pueblo como chicas normales.

Da la casualidad que, caminábamos por la acera derecha de la calle de las boutiques y nos emocionamos un poco, o bueno, demasiado. Wilre porque decía que nunca había ido de compras a despilfarrar el dinero de la orden, y yo porque tenía mucho tiempo sin hacer algo tan común y corriente. Y así pasamos toda la tarde del sábado, comprando ropa innecesaria, costosa y muy linda.

Ahora, puedo decir con esa casta sinceridad que queda en mí, que ese día jamás abandonará mis recuerdos.

Porque un recuerdo atrae momentos felices, aunque vivas en la desgracia, ese pequeño fragmento de la vida en el que tu sonrisa se iluminó, aparecerá en tu cabeza. Y volverás a ser feliz, aunque sea por cinco segundos.

Caminé algo insegura hacia el espejo del armario, ya me habia calzado unos tacones beige de suave gamuza, el maquillaje estaba un poco desprolijo pero hacia el intento de verse impecable. Y cuando comprobé que todo junto se veía bien, solo sonreí.

Como tonta sonreí.

Y tocaron la puerta interrumpiendo mi momento.

Rodé los ojos y caminé hasta ella para abrir, encontrando los intensos ojos salvajes de Ailey.

—¡¿Qué haces aquí?!—espetó en un grito silencioso, casi murmurando.

Red - [La Orden Sangrienta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora