two: nuevo esposo.

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𝐌𝐢𝐜𝐚𝐞𝐥𝐚 𝐄𝐯𝐞𝐫𝐠𝐥𝐨𝐭.

Michelle y yo nos cruzamos en el pasillo que dividía las demás habitaciones de la mía, en las paredes se encontraban fotos de nosotras dos de pequeñas y reconocimientos de ella por estar en el mundo del modelaje. La nostalgia siempre me invadía cuando pasaba por este pasillo, porque notaba lo unidas que éramos, aún si en una de las ultimas fotografías, que ya teníamos 16 años y nuestros padres nos hicieron la tan enorme fiesta que siempre esperaron hacer para resaltar entre los demás, se notaba que ya no éramos unidas, pero de igual manera habíamos hecho nuestro mayor esfuerzo para la fotografía con esos enormes vestidos rosa y violeta que siempre nos diferenciaron. Las demás fotografías eran muy tiernas, nuestros padres para todos nuestros cumpleaños nos llevaban a un set de fotógrafos para que hagan su trabajo, aunque la gran mayoría de mis fotos individuales estaban guardadas en cajas y solo las de Michelle, o en la que estábamos ambas, colgaban de las paredes. Los invitados no se daban cuenta del favoritismo porque no prestaban la suficiente atención para notar la ausencia del lunar en el rostro de mi hermana.

⎯ Ten, este es el pijama que traía.⎯ susurró mientras me entregaba un pantalón y camisa de color marrón claro en tela de seda, tomé las prendas y la miré con burla. Michelle rodó los ojos, posiblemente sabiendo que iba a decir alguna estupidez, pero es que era inevitable.

⎯ ¿Tienes veinticinco o cien años?

⎯ ¿Cuál es tu pijama?⎯ preguntó mirando mis manos vacías, levanté los hombros y señalé mi habitación.

⎯ Duermo en ropa interior, como cualquier persona normal.⎯ Michelle tiró un mechón de mi rubio cabello, ocasionando que suelte un jadeo de dolor.⎯ Ay, bien, ponte lo que te dé la gana.

Al dormir sola estaba acostumbrada a no utilizar mucha ropa para descansar, nadie ingresaba a mi habitación por lo que estaba tranquila de que no me iban a ver semidesnuda, y como mucho podía entrar mi madre con ropa mía limpia, y tampoco es que estuviera viendo algo que nunca antes haya visto. No puedo dormir sin cubrirme con las mantas, aún si hacen cuarenta grados de calor, me tengo que tapar, por ende, más que nada ahora que era verano, dormía solo con bragas y una camiseta enorme, a veces la camiseta estaba de más, pero mientras menos ropa mejor, para estar, dentro de todo, lo más fresca posible debajo de mis mantas. Cuando mis padres no estaban prendía el aire acondicionado que tenía en la habitación hasta que esté lo suficientemente fría como para estar a gusto, luego lo apagaba porque esa mierda hacía un ruido insoportable para poder dormir.

⎯ Bueno, ve ahora, JungKook está durmiendo.⎯ avisó y yo asentí, me miró una última vez para caminar hacia mi cuarto. Estando sola en el pasillo me saqué la ropa y coloqué el aburrido pijama en mí, dejé los dos primeros botones sueltos haciendo que se vea parte de mi pecho, posiblemente me iba a morir de calor, más que nada teniendo en cuenta que iba a dormir en la misma cama que un hombre, esas especies expulsan mucho calor mientras duermen, en invierno son la gloria pero en verano es preferible tenerlos a 300 metros de distancia.

Fui a la puerta de la cual ahora sería mi ex habitación y dejé la ropa ahí, estaba por irme cuando sentí un brazo adentrarme al cuarto, retuve el impulso de gritar porque todos estaban durmiendo, pero debía confesar que me había asustado lo suficiente como para pensar que me iba a poseer un demonio o algo así.

⎯ ¿Qué te pasa, imbécil?⎯ pregunté molesta después de tremendo susto.

⎯ Maquilla tu lunar.

Cierto, en mi rostro hay un lunar no tan grande ni tan pequeño pero sí visible, se encuentra a un lado de mi nariz y gracias a el es que la gente puede diferenciarnos, y bueno, por nuestra obvia diferencia al vestir también. Era una de las pocas cosas que no tenía idénticas a mi hermana, pues hasta algunos lunares en la espalda los teníamos en el mismo sitio, habían muy pocas diferencias entre nosotras por ser gemelas, de verdad que es muy difícil darse cuenta de quien es quien si ambas hacemos un buen trabajo actuando de la otra, habían veces que ni siquiera nuestros padres podían diferenciarnos. Recuerdo una vez, cuando me vestí formal para ir a mi primera entrevista de trabajo, mis padres me habían tratado bien toda la mañana hasta que me fui, no quise decirles que era Micaela porque me gustaba ese trato hacía mí, pero luego se enteraron porque mi hermana dijo que ella no había ido a ninguna parte, y ahí se acabó la magia para mí. Ahora realmente esperaba que ni JungKook ni nuestros padres se den cuenta de este estúpido intercambio, porque sino íbamos a pasarla mal en serio.

Twins| jjk.✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora