Prólogo

398 23 6
                                    

No puedo seguir así.

—¡______! ¡_______!

Bajo rápidamente las escaleras y me encamino hacia la sala. Me detengo detrás de un gran sofá donde se encuentra sentado mirando la televisión mi padre.

—Aquí estoy papá.

— Tengo hambre, haz algo para comer.

Trago saliva y tiro de las mangas de mi sudadera hacia abajo.

—Y-ya no hay nada.

A través de la luz producida por el televisor veo como una figura se asoma por detrás del sillón y doy un pequeño paso atrás cuando la mirada del hombre da conmigo.

Y ahí se queda, mirándome por unos largos segundos hasta que bruscamente se pone de pie y se acerca amenazante haciéndome retroceder hasta toparme con la pared. Entonces se detiene a escasos centímetros de mi y grita sobre mi cara:

—¡¿Y cuando tenías pensado decírmelo?!

Cierro con fuerza los ojos y cuando guarda silencio los abro.

—T-te lo dije anoche. Dijiste que hoy irías a comprar algo.

Mi padre me mira con notorio enfado y poniendo sus manos a cada lado de mi cara dice:

—¿Y entonces tú que haces aquí? No trabajas, ni siquiera estudias.

Al saber que no voy a responderle se aleja de mí soltando un profundo suspiro y saca su billetera del bolsillo de su pantalón.

Me lanza unos cuantos billetes y se da media vuelta.

—Ahora vete y no vuelvas hasta que hayas conseguido algo para comer.

Me quedo en silencio y cuando lo veo tomar asiento nuevamente en el sillón me pongo en cuclillas para tomar los billetes y salir rápidamente de la habitación.

Salgo de la casa mientras me cierro la sudadera. Llevo hasta la cera y camino por esta con dirección hacia algún sitio de comida rápida. El cielo poco a poco se torna de un tono anaranjado y la luz del sol poco a poco se va acabando.

Giro en una esquina y al mirar por unos escasos segundos atrás me percato que un auto a muchos metros de mí disminuye su velocidad. Trato de relajarme y continúo mi camino mirando hacia las casa o en busca de una persona que casualmente esté pasando por el lugar.

Aceleró el paso cuando escuchó que el auto cambia su velocidad y cuando estoy por entrar en pánico veo a un joven con la capucha de su gorra puesta caminar en dirección contraria a mi cabizbajo sobre la misma cera que yo. Una sensación de alivio me invade y acelerando aún más el paso me acerco hasta estar a unos escasos metros del chico.

—Hola, disculpa… Este auto parece estar siguiéndome…

Mientras hablo el chico detiene su camino y endereza la cabeza dejándome ver su rostro.

Rápidamente siento como me sujetan por los hombros y me sobresalto sobre mi lugar. Suelto un chillido que me desgarra la garganta y comienzo a forcejear con la persona que me tiene sujeta.

—¡Ayúdame! ¡Por favor! — le suplico al chico que me mira sin expresión alguna y se acerca hasta quedar frente a mi para cubrirme la boca con un pañuelo.

Intento mover mi rostro para apartar ese pañuelo de mi rostro. Rápidamente los párpados comienzan a pesarme, siento como me levantan del suelo y veo una enorme figura robusta que me deposita sobre los asiento traseros de la camioneta. 

—Por favor, no me hagan nada — arrastró las palabras mientras lucho por no quedarme dormida y lo último que veo es el rostro del chico de ojos azules quién parece mirarme con un poco de tristeza.

Y no sería hasta un mes después que sabría porque esa mirada.





____________________________

¡Hola linduras!

Para quienes ya me conocen me alegra saludarles por acá y para quienes aún no saben quién soy me presento:

Algun@s me conocen como Faria Holland, otr@s como Fer. Cómo podrán notar en mi perfil, me encanta escribir fanfics y no fue hasta hace poco que una de mis historias tuvo más atención en la plataforma y poco a poco me gane a unas cuantas lectoras.

Les comento que soy muyy nueva escribiendo este tipo de tramas pero he decidido arriesgarme a escribir esta historia y solo me queda esperar que tan bien recibida es.

Bueno, sin más que decir sigan para leer el primer capítulo.

Desconocidos [FANFICTION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora