Desconocidos [FANFICTION]

15. Sorpresa

Una vez que todos hemos terminado nuestra comida el pelinegro paga y nos retiramos del lugar.

- Hagamos algo más y regresemos a la casa, ya pronto comenzará a atardecer - anuncia Aidan mientras mira su celular y después lo guarda en un bolsillo de su pantalón.

- ¡Vayamos por un helado y después pasemos por un trozo de pastel! - exclama Maddie mientras sujeta del brazo a Aidan y lo tomamos como señal para comenzar a caminar por las tranquilas calles.

Una vez que llegamos a la heladería Madison en la primera en entrar y le sigue Aidan mientras Michael me sigue por detrás en la espera a que un hombre con su pequeña hija entren al sitio para después asegurarse de que yo entre también. Al hacerlo un delicioso aroma a dulce invade mis fosas nasales y me detengo en medio de la entrada observando detalladamente el local, Madison me hace un gesto para que me acerque y si lo hago para observar los sabores disponibles y pedir un cono con helado de zarzamora con queso.

Por un segundo un borroso recuerdo de mi padre comiendo conmigo un helado de aquel sabor viene a mi mente haciéndome sonreír apenas un poco.

Una vez que tengo mi helado me alejo mientras Aidan llama a Michael para que esté también pida un helado y cuando lo hace siento una pequeña figura pasar a mi lado y enseguida mi mirada va hacia la pequeña que camina hacia la puerta. Decido trata de centrar mi mirada en los chicos y apenas pasan unos segundos cuando veo al hombre que anteriormente vimos comenzar a parar su mirada por todo el local.

- Amelia.- el hombre parece llamar a su hija y enseguida mi mirada vuelve a ir hacia la puerta en la cual ya no se encuentra la pequeña.

Sin dudarlo salgo del local sin mirar en dirección a quienes me acompañan y salgo a la calle mientras llevo mi mirada en todas la direcciones hasta que logro divisar a aquella pequeña de cabello trenzado mirando la ventana de una tienda de jueguetes. Suspiro aliviada y antes de que que pueda emprender mi camino hacia la niña siento como me toman del brazo con brusquedad a lo que me detengo.

Al girar mi rostro me encuentro con la mirada furiosa de Michael puesta en mi y antes de que vuelva a tirar de mi brazo habla:

- ¿Qué rayos crees que haces?

- Solo quería ayudar.- respondo en el mismo tono seco usado por él y alejo su mano de mi brazo.

Una vez lejos de Michael emprendo mi camino hacia la niña a la cual en un tono tranquilo le pido que me acompañe de vuelta a la heladería explicándole que su padre la está buscando. Aunque la pequeña no entiende mucho accede a acompañarme y nos devolvemos al local al que al entrar la mirada den hombre va hacia mí y la pequeña y camisa con rapidez para tomar a su hija entre sus brazos.

- ¡Gracias a Dios! - murmura el hombre mientras estrecha en sus brazos a la niña y su mirada acá hacia Michael y yo - muchas gracias a ambos.

- Por nada - le sonrío al hombre que nos agradece una vez más antes de alejarse con su hija, tomar sus cosas y salir de la tienda.

Volvemos con los demás y Madison es la primera en acercarse a mi.

- Creí que habías intentando huir, y en cuanto te ví salir llame a Michael, perdón.

La rubia se acerca a abrazarme sintiendo la mirada de los chicos con nosotras correspondo a su abrazo.

- Esta bien Mad's, lo entiendo.

Después de aquel momento salimos de la tienda para ir a una pastelería y comprar un gran pastel para que, según Aidan, lo comamos juntos ya una vez en la casa y regresamos hasta llegar al estacionamiento donde Aidan dejó su auto y subirnos para emprender el camino de regreso a aquella casa.

En todo el camino Michael no me dirige la palabra y ni siquiera me mira o presta atención haciéndome sentir confundida y a la vez un poco molesta.

¿Acaso hubiera sido malo el que hubiera tratado de buscar mi libertad y escapa de ellos?

Sabía que aquello nos traería de vuelta a una conversación la cual terminaría en discusión, y apenas habíamos logrado una tregua, pero no me importaba romperla si la situación lo ameritaba.

Y al llegar a aquella enorme cada rodeada por grandes muros de arbustos vemos a un par de hombres cuidar la entrada y camionetas aparcadas en el estacionamiento.

- ¿¡Que no se suponía que llegarían hasta mañana?

- Ay carajo.- logro escuchar a Michael murmurar para si mismo después de la pregunta de su hermana.

- Tranquilos, déjenme hablar a mi.- indica Aidan mientas aparca el auto y una vez que este se detiene todos bajamos al mismo tiempo.

Michael se queda atrás para bajar todas las compras realizadas y me detengo unos segundos a unos metros de él.

- _________

La voz de Aidan me hace volver la mirada hacia los escalones que conducen a la puerta y ahí veo de pie al pelinegro y a mi amiga rubia al parecer en espera a que yo me les una. A paso apresurado me dirijo hasta ellos y juntos caminamos hasta la entrada a lo que Aidan nos abre la puerta y nos deja pasar a la chica y a mí primero.

Esperemos a que él pelinegro entre y una vez que lo hace lo dejamos caminar por delante a lo que emprender su camino de la entrada hacia la sala principal. En el camino a esta puedo escuchar los latidos de mi corazón y el sudor acumularse en las palmas de mis manos las cuales trato de secar sobre la falda de mi vestido.

Una vez que divisamos la puerta de la sala es Aidan el primero en entrar y cuando Madison y yo le seguimos nos topamos con aquellos cuatro chicos esparcidos por la sala.

- ¡Chicos! - los saluda Aidan mostrándose entusiasta - creí que su regreso sería hasta mañana por la noche.

- También creímos eso Aidan -responde Finn en su habitual tono suave con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

- Sorpresa - murmura en un tono un poco burlesco Jack quién al dirigir mi mirada hacia el levanta un poco el vaso en su mano para después llevárselo a los labios y dar un largo trago.

Mi mirada va hacia los otros dos chicos que no han dicho una sola palabra y estos me miran apenas por un momento para después volver a colocar su mirada sobre Gallagher.

Ahora mismo estaba volviendo a sentir aquella sensación de temor que había tenido unas horas atrás antes de haber salido por primera vez de esta casa.