—He expendido tantas tardes en el dolor. Escuchando música que nunca pensé en escuchar. Siempre triste…Tan melancólica como yo —las miradas acechaban sus palabras. Frotó su frente. Desordenó sus oscuros mechones. Recordó las palabras de Jaime. Necesitaba mantener su orgullo, nunca olvidar su gran fuerza de voluntad. Tras respirar hondo, prosiguió—: Creo que estar vivo es peor aún que estar muerto. Es tan difícil mantenerme en pie sin que las rodillas me tiemblen.
Su mirada descendió hacia su calzado. Estaba sucio. El barro poseía la tela. Suspiró con sonoridad. Lograba notificar docenas de ojos sobre él. Esperaban un movimiento sorprendente. Diversión para su monótona existencia. Pero no era la persona adecuada para su entretenimiento. Acarició su cabello desinteresado. Odiaba el simple hecho de su presencia en aquella sala.
—Quizás tu corazón está muerto.
Un simple comentario. Fue pronunciado con rabia. Enojo. Ira. Los deseos de comenzar una pelea ascendieron. Tony percibió dolor en la oración. Dirigió su atención hacia el vacío, divisando una figura delgada en medio del camino. Estaba sentado sobre una silla de plástico. Múltiples heridas habitaban en su pálida piel. Parecía delicado. Un muchacho fabricado con cristal.
Ambos compartieron un silencio mortífero. Tan venenoso. Tony analizó su anatomía. Logró ver los puños en presión. Tragó saliva, atemorizado. Temía por su bienestar. Un hematoma decoraba su ojo izquierdo, aquella esfera oscura y carente de sentimientos visibles. Incontables tatuajes se hallaban en su cuerpo, esparcidos por lugares de innecesaria definición.
—Ese es un buen punto, Mike —habló la terapeuta. Acarició sus mechones rubios y admiró su libreta. La identidad del chico produjo un insaciable eco en la sala. Tony prosiguió desplazando su mirada sobre él. Sobre Mike. Sobre el muchacho del cuerpo herido—. Quizás el corazón de Tony esté muerto. Pero quizás sólo necesita algo, o a alguien, para que vuelva a bombear sangre.
—Sí, bueno, esa es la parte más jodida de la vida.
Mostró una sonrisa forzada. La falsedad inundó el ambiente. Tony arqueo una ceja. Soltó numerosas carcajadas roncas. Mike le observó confuso. Era un muchacho dotado de un extraño sentido del humor. Pero sus facciones eran bellas. Tan sencillas, delicadas. Manchadas tras oscuras ojeras. Su aspecto era descuidado. La suciedad de su cabello era notoria, como el barro que coloreaba sus zapatillas.
Tras descubrir su soledad, Tony aclaró su garganta. Logró distinguir la expresión de Mike, con una ceja elevada. Era un rostro carente de felicidad. Simple seriedad. Profunda, y silenciosa.
— ¿Qué te hace tanta gracia? —dijo Mike.
Palabras bruscas, simple contexto. Tony dibujó una dulce sonrisa. Pareció que el tiempo cesó su duración. La sala quedó vacía, excepcionando a ambos. Mike respiró hondo, sintiendo la incapacidad de sus pulmones para procesar el oxígeno.
¿Acaso le había dedicado su sonrisa?
—Que parece una indirecta —extendió la curva de sus labios. Adquirió una imagen similar al gato Cheshire. La locura asomando entre sus pupilas—. Como si te estuviesen empujando a pedirme una cita, o algo así —las carcajadas de la terapeuta ocuparon el frío ambiente—. Aunque, bueno, parece más un reto que una indirecta. Porque no tienes cara de un chico que vaya tan rápido. Quizás primero quieras que seamos amigos y…
—Si quieres una cita conmigo, déjate de gilipolleces y dilo.
—Tú eres el único que quieres la cita. Créeme —explicó Tony.
La cabeza de Mike mostró confusión. No lograba procesar la incomprensible intención del moreno. Apretó sus labios. Negó cuestionar sus dudas. Pero la risa de Tony lo atrapó. Parecía establecer una lectura directa con pensamientos ajenos. Ejerció un gesto con sus manos. Se verían al finalizar la sesión.
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homosexual imagine ☹ español
Fiksi PenggemarDemasiado gay para este mundo. padaledger © Todos los derechos reservados.