Perdón si hay faltas de ortografía. (Más notas al final del relato)
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El reloj de la Iglesia anunció las once de la noche. Un escalofrío recorrió por individual cada una de mis vertebras, acompañado por un temblor que recorrió mis cuatro extremidades.
Había transcurrido la primera semana desde la llegada de Vic y yo a esa casa. El vecindario no estaba muy habitado, y las pocas personas que lo formaban, eran tan escalofriantes como las leyendas de nuestro nuevo hogar. La anterior noche, nos encontramos a la anciana de la casa de al lado huyendo con parte de nuestra compra entre sus manos. Había sangre derramada por el suelo, y aún no conocemos su paradero.
Le supliqué a Vic encontrar otra casa, de peores condiciones y menor espacio si era necesario, pero él se negó. Él es un chico valiente, pero que no piensa en las consecuencias de una mansión con décadas de antigüedad, de la que se narraban escalofriantes historias. La más creíble era la peor de todas; la quinta que me contaron, y la última.
Trataba sobre una familia que vivió hace treinta y tres años en la casa. Duraron ocho meses de normalidad hasta que la hija menor, Madison, comenzó a sufrir de un extraño trastorno sin denominación conocida. La abuela de la familia recurrió a un cura para que Jesús la diese pistas para conocer con exactitud de lo que su nieta se había contagiado. El padre la definió perfectamente la enfermedad: posesión demoníaca. Pero, a excepción de la abuela, la familia restante había tomado un camino ateo, por lo que se negaron a practicar un exorcismo a Madison.
Las cosas fueron empeorando: la niña se alimentaba de insectos y animales descompuestos, pero no de comida que los humanos fuesen capaces de ingerir, solo bebía agua en condiciones repulsivas y se tiró de la parte más alta de su colegio —de tres pisos de altura— cinco veces en dos semanas. Los padres comenzaron a plantearse la opción del exorcismo, y después de varios ataques de su hija contra ellos con finales poco felices, el cura del pueblo visitó la mansión. Se cuenta que el demonio expulsado de Madison poseyó a todos los miembros de la familia, y finalmente, obligó a una anciana que no tenía ningún en contacto con ellos a parte del vecindario, quemó la Iglesia —que fue reconstruida en 1994, colaborando con el dinero de todos los vecinos—, matando al cura que realizó en exorcismo a Madison.
Las almas de todos los integrantes siguen atrapadas entre las paredes de esta casa, y el demonio busca nuevas víctimas, porque no puede salir por razones que desconozco.
La noche estaba tranquila, demasiado en comparación con las anteriores. El canto de las cigarras cesó cuando la media noche fue gritada por las campanadas de la Iglesia. Noté el brazo de Vic rodeando mis caderas, y atrayéndome hacia él. Era normal que quisiese protegerme, debido a las innumerables veces que aquella semana le había despertado buscando consuelo.
—¿Estás bien? —susurró. Volví mi cuerpo hacia él, y le abracé con temor.
—No me gusta esta casa, Vic… —mi voz se quebró cuando una brisa de viento helado acarició con severidad mi cuello; me aferré al cuerpo de Vic.
Él nos tapó hasta la nariz a ambos. Adoraba sus acciones, conocía a la perfección mis preferencias para ser protegido. Cuando era pequeño, mi madre subía el edredón hasta mi boca, y me explicaba que de esa manera, los monstruos de debajo de mi cama no podrían atraparme. Pegué mi cabeza a su pecho, con un leve murmuro que él consiguió escuchar, logré agradecerle su preocupación. Él besó mi frente.
Media hora después, me aseguré de que Vic estuviese dormido. Sus párpados se habían cerrado hace mucho, su respiración calmada chocaba contra mi pelo, pero no resultaba molesto. Curiosamente, sus brazos permanecían enredados en mi cuerpo, y sus piernas se habían entrelazado con las mías inconscientemente —la costumbre—.
Decidí cerrar mis ojos, ofrecer a mis pensamientos una tranquilidad que los días anteriores no habían tenido, y despreocuparme de los sucesos que aquella casa guardaba entre su historia. Un sonido proveniente del pasillo llamó mi atención, sonaban como pisadas de un zapato de tacón, femenino.
Pestañee un par de veces antes de balancear el cuerpo de Vic. Él se despertó pesadamente, suspirando contra los mechones más cercanos de mi cabello y rodando sus ojos. Se impulsó, y caminó hasta la puerta. Resonó el pomo por toda la habitación, pero al parecer, afuera no había nada. Se giró hacia nuestra cama con el ceño fruncido.
Abrí los ojos como platos cuando divisé una silueta detrás de él, al lado de la puerta. Tenía unos hombros anchos, le sacaba dos cabezas a Vic debido a su gran estatura y una sonrisa limpia se dibujó en su rostro incapaz de ser diferenciado con tanta oscuridad. Volví la mirada hacia el pasillo nuevamente, esta vez, una niña de doce años aproximadamente —juzgando sus rasgos— se encontraba parada en el final. Vestía con un camisón blanquecino, la tierra había ensuciado sus mangas. Su cabello estaba despeinado y de un color rubio. La ligera iluminación que luna me ofrecía fue suficiente para divisar las ampollas de sus manos, y su piel aparentemente quemada.
—De-detrás de ti —tartamudee atemorizado. Antes de que Vic fuese capaz de responder a mis palabras, ambos desaparecieron en la oscuridad. Negué con la cabeza, incapaz de creer los acontecimientos—. Te juro que…estaba detrás de ti…y en el pasillo.
Vic cerró la puerta con el pie, y su mano recorrió la pared cercana a él, mostrándome que él era mi única compañía en la habitación…pero no en la casa.
—Cielo, creo que estás muy estresado —sonrío. Un peso se apartó de encima al ver la curva de su boca—. ¿Por qué no te tomas unos días libres? Yo me ocuparé de las FACTURAS, el trabajo, los vecinos molestos y los niños curiosos.
Me levanté de la cama. Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, enrolle mis brazos en su cuello y posé mis labios sobre los suyos. Noté como mi corazón permanecía teniendo el ritmo acelerado.
—Puedes liberarme la tensión —le guiñé el ojo, el arqueo una ceja divertido.
—¿Te vas a poner pervertido después de haberte llevado un susto de muerte? —el tono dudoso de su voz me atrajo ferozmente. Sus ojos miraron a un punto de la pared repentinamente, y se alejó un poco de mí.
—¿Has visto eso?
Me volví. El muro, a excepción por un gran póster de Slipknot, estaba vacío. Las sombras de las ramas del árbol situado en nuestro jardín trasero se reflejaban constantemente, pero no lo suficiente para atemorizar a Vic. Observé como sus globos oculares amenazaban con huir de sus órbitas. Como plan A para apartar los nervios y terror de su cuerpo, pegué mi boca a su cuello. Mordisquee su carne un par de veces hasta que la tensión de sus hombros se relajó y se dejó llevar.
Finalizamos en la cama, semi desnudos y comiéndonos mutuamente. Se escuchaban gritos provenientes del sótano que a ambos oíamos, pero que no dejaríamos que nos aterrorizaran. Las dos siguientes noches, los gritos fueron acompañados de risas demoníacas y sonidos monstruosos. Todas las mañanas encontrábamos los muebles movidos de sitio, pero no le dábamos demasiada importancia. Al fin y al cabo, eran espíritus, querían echarnos de su propiedad y si veían que le hacíamos caso omiso, quizás cesaran sus intentos. Pero nos equivocábamos.
Jueves 14 de Octubre de 2008, en nuestro jardín trasero había dos cadáveres comenzando la etapa de descomposición.
Empezamos a planificar las mudanzas a un pueblo cercano a Otawa, Canadá ese mismo día. No soportábamos la idea de vivir una hora más en aquella mansión endemoniada, y mucho menos dormir por la noche. Porque por la noche los espíritus salían del sótano, atemorizaban a los habitantes de la casa y se divertían de diferentes maneras que Vic y yo preferimos no descubrir.
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Este shot lo hice hace un tiempo (este julio, bueh). Solo quiero aclarar que primero lo publiqué en mi tumblr, y luego en un foro. No es mi favorito, pero llevo muuucho tiempo sin subir nada y...bueno...me siento un poco culpable. Pero, comprendan, cuando una escritora no puede inspirarse para shots románticos, humorísticos, sexuales o misteriosos, se limita a escribir sus sentimientos. O eso es lo que hago yo xd
Solo quiero que me comprendan. Y creo que muchas de las frases de Drown - Bring Me The Horizon explican mi estado.
Un beso <3
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homosexual imagine ☹ español
Hayran KurguDemasiado gay para este mundo. padaledger © Todos los derechos reservados.