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Harry  p.o.v.

Londres fue todo lo que necesitaba para relajarme, solo estuve ahí por una semana pero me sentía como nuevo. Estar con mi familia siempre me hacia bien.

Ahora, hace una semana que estaba en Los Ángeles y ya me había vuelto a estresar.

-El tour ha terminado, mi álbum se vendió más de lo que esperaba, no hay nada más que pueda hacer por mi música ahora mismo. -Me quejé fastidiado mientras Mitch me escuchaba.

-Por ahora. -Respondió el con serenidad.

-Sí, es lo que dije. -No me volvió a responder sólo me miró fijamente como esperando que yo me respondiera solo, y eso fue exactamente lo que hice. -Estás diciendo que... ¿Haga un nuevo álbum?

-No lo dije yo.

-Es una locura. -Mi primer álbum había sido un éxito pero no estaba pensando en hacer un segundo álbum tan pronto.

-Tú mi querido amigo eres una locura.

-Ahora estoy cansado, no sé si pueda inspirarme en escribir nuevas músicas.

-Pensé que ya te habías tomado unas vacaciones.

-¡Si! Pero...

-¿Pero? -Me interrumpió.

-Necesito más, algo diferente, este álbum tiene que ser mejor, más auténtico, más...

-Más tú. -Terminó mi oración.

-Exacto. -Le respondí.

-¿Y qué te falta para hacer nacer ese álbum Harry? -Un silencio se apoderó de la habitación, pero no era de esos incómodos, era de esos silencios que te transmiten paz y claridad.

-Me falta encontrarme.

-Si eso es mi amigo... entonces qué estás esperando para salir a buscarte.

-Mitch. -Dije acercándome hasta mi amigo que estaba sentado en una butaca con su guitarra en la mano. -Tú siempre tienes la razón.

Salimos de las oficinas de mi disquera y llevé a Mitch hasta el aeropuerto. Me había acompañado hasta Estados Unidos pero ahora ya tenía que volver a Londres, no sabía qué iba a hacer sin él.

Después me dirigí a mi casa, a la que odiaba ir solo. No es que no me gustase la soledad, de hecho la disfrutaba mucho. Pero estar en mi casa de Los Ángeles solo me hacía sentir un vacío que no comprendía del todo. No sé si era la ciudad o el hecho de estar lejos de mi familia, pero no me gustaba.

Conduje por las calles de Hollywood Hills que es donde quedaba mi residencia, y a medida que me iba acercando, menos ganas tenía de quedarme ahí.

Estaba solo, sin guardaespaldas ni nada, casi nunca ocurría eso.

Cuando estaba a unas pocas millas de llegar, casi sin pensar giré bruscamente en una esquina y regresé a la carretera.

Iba a dar un paseo, solo eso. Unas vueltas por Los Ángeles para pensar y despejarme y después regresaría a dormir.


Joey p.o.v.

Era la primera vez que volvía a ver a Angie en un mes y las dos ya estábamos ebrias.

Hace tres días que volví a Los Ángeles. Dije que buscaría algún trabajo temporal para no pasar el año sin hacer nada, pero ayer me había pasado buscando entrevistas de trabajo y no tuve mucho éxito.

Angie me llamó a la mañana y me invito a salir como en los viejos tiempos. Estábamos en algún club del centro, demasiado exclusivo en comparación a los clubes a los que íbamos cuando éramos estudiantes.

-¿Otra copa más? -Me grito Angie para que pudiera oírle por encima de la música.

-Supongo que una más no me va a hacer daño. -Le respondí arrastrando mis palabras.

Angie se echó a reír sin razón y me tomó de la mano para arrastrarme hasta la barra.

-¿Cómo es que somos dos chicas solteras bailando solas en un club por la noche y ningún hombre se nos ha acercado a hablar siquiera? -Me puse a pensar una vez que me recosté por la barra.

-Eso es porque somos feas. -Respondió Angie con una seriedad forzada, y después de un microsegundo ambas estallamos en una carcajada al mismo tiempo.

-No, hablo enserio, es preocupante. -Volví al tema, y en eso el barman del otro lado de la barra nos dio nuestras copas y esta vez no regresamos a la pista, solo nos quedamos a hablar allí recostadas por la barra.

-¿A qué se debe que de repente vuelvas a pensar en hombres? ¿Algo que no me contaste Joey? -Dijo Angie. Y aunque sabía que estaba ebria y no estaba hablando enserio, lo primero que se me cruzó por la cabeza fue Harry.

-Solo decía. -Dije con un tono bajito y después le di un sorbo a mi copa.

Terminamos nuestras copas y salimos a carcajadas del club. No me había dado cuenta de que en serio había tomado demasiado, hasta que el aire frío de la noche me chocó en la cara.

Fuimos hasta el departamento de Angie y la ayudé a subir las escaleras hasta su piso, aunque no creo que yo haya sido de mucha ayuda ya que estaba en peor estado que ella.

-¿Enserio no quieres quedarte a dormir?  -Me preguntó mientras intentaba insertar su llave en la cerradura de la puerta.

-Tengo que volver a mi departamento, mañana planeo seguir buscando entrevistas de trabajo. -Llevé una mano a la cabeza intentando hacer que todo deje de dar vueltas.

-Esta bien, avísame cuando llegas. -Dijo una vez que logró abrir su puerta.

-Lo haré. Hasta luego. -Le dije despidiéndome de ella con un fuerte abrazo y luego echándonos a reír sin razón como lo estuvimos haciendo toda la noche.

Volví a bajar, escalón por escalón, y me detuve de golpe para sentarme en el piso. Iba a vomitar. Me volví a parar para intentar buscar un lugar donde vomitar, pero lo único que alcancé fue una plantera, y ahí se fue mi cena. Me sentía realmente mal.

Me senté en el suelo y miré hacia arriba, consideré volver a subir y decirle a Angie que sí dormiría en su casa, era lo más prudente. Pero por alguna razón, saqué mi teléfono y busqué un contacto, pero no cualquiera, busqué un contacto en específico. Y su nombre empezaba con H.

-¡Harry! -Hablé apenas atendieron la llamada. Y después de un breve silencio, una voz ronca me respondió del otro lado de la línea.

-¿Joey?

She [H.S.] (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora