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Ni siquiera me había dado cuenta de que me quedé dormida. No fue hasta que sentí que ya no estaba en movimiento cuando volví a abrir mis ojos.

Seguía en el auto de Harry, pero Harry no estaba. El asiento en el que estaba durmiendo estaba levemente reclinado, pero no me acordaba de haberlo hecho.

Me levanté bruscamente para incorporarme y fue una mala idea. Sentí como si de golpe me hubiera estrellado la cabeza contra un tren en movimiento. Miré confundida a mi alrededor y noté que estaba en el estacionamiento de un restaurante ¿Qué carajos?

Decidí que no sería una buena idea bajarme del auto, pero realmente necesitaba tomar algo para el dolor de cabeza. No traía bolso, nunca lo hacía, así que no tenía nada a mano.

Sabía que estaba mal husmear entre las cosa que no son tuyas, pero medidas desesperadas requieren acciones desesperadas. Empecé a mirar en los compartimientos del auto de Harry. Parecía del tipo que tenía resacas muy a menudo, así que pensé que tal vez tendría suerte y encontraría algo ahí.

Abrí el compartimiento más grande y estaba hasta el borde de papeles arrugados, tickets de estacionamiento y quién sabe qué más. Empecé a escarbar entre los papeles con la esperanza de encontrar algo, pero solo había unas gafas de sol y una caja entera de preservativos. Hombres.

Cerré el compartimiento con furia y en eso escucho que la puerta del piloto se abre. Me volteé a mirar asustada, pero solo resultó ser Harry con unas bolsas de papel en su mano.

-Ya te despertaste. -Dijo como si nada y luego se acomodó en su lugar.

-Sí eso parece. -Le respondí casi en un susurro y luego me llevé una mano a la cabeza.

-¿Estás bien? -Me preguntó al notar mi gesto.

-De hecho no, la cabeza me duele horrores.

-Podemos pasar por una farmacia si quieres o...

-No hace falta, solo necesito ir a casa, gracias.

El auto se volvió a poner en marcha. Nos quedamos en silencio, y yo agradecí eso, no estaba de humor como para escuchar ruidos en ese momento. Ni siquiera sabía por cuánto tiempo estuve durmiendo, solo sabía que quería volver a hacerlo.

-¿Cuánto tiempo me dormí? -Pregunté con voz ronca.

-Casi una hora.

-Dios mío que vergüenza.

-No sabía a dónde llevarte y no quería despertarte, así que solo seguí conduciendo hasta llegar a este restaurante de comida japonesa, pensé que tal vez tendrías hambre luego.

-¡Mi departamento! Por supuesto, me olvidé de decirte donde vivía, lo siento. -Le dije despertándome un poco más. -Vivo un poco lejos, Westwood.

-Aunque no lo creas, no estamos lejos de ahí.

-Que alivio. -Susurré para mí misma pero estaba segura de que también me había escuchado.

-¡Mierda! -Exclamó de la nada haciendo que me sobresalte.

-¿Qué ocurre? -Estaba confundida.

-Lo siento, ¿Ves esas camionetas de ahí? -Me indicó para que mirara en el espejo retrovisor y logré ubicar a dos camionetas que venían detrás nuestro.

-¿Las negras? -Pregunté sin dejar de mirar por el espejo.

-Sí esas.

-¿Qué pasa con ellas?

-Son paparazzis. -No sabía porqué, pero me asusté. -Lo siento Joey, no puedo parar en Westwood. -Dijo justo cuando pasamos de largo al cartel de transito que indicaba que Westwood estaba a la derecha.

She [H.S.] (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora