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Jamás en mi vida había viajado en primera clase, nunca. Dormí tan bien que casi ni sentí el larguísimo vuelo hasta Tokio.

El avión se estaba preparando para aterrizar y yo me empecé a desperezar en mi asiento.

La cabeza de Harry apareció desde el asiento de enfrente y me miró con una sonrisa en su cara lo que hizo que me sonrojara.

-¿Está bien? -Preguntó, aunque era claro que estaba más que bien.

-Como si hubiera dormido en mi cama. -Respondí mientras terminaba de estirarme.

-Mira por la ventana. -Me indicó el círculo tapado que estaba a mi costado.

-No quiero, me da vértigo.

-Te gustará. -Dijo por último y luego su cabeza volvió a desaparecer porque habían comenzado a avisar que iniciaría el aterrizaje.

Me acerqué lentamente a la ventanilla y un poco dudosa lo destapé. Y ahí estaba, debajo de mis ojos, literalmente. Era Tokio.

Apenas el avión se quedó quieto, unos hombres que parecían ser como guardias entraron y se aceraron a Harry para escoltarlo hasta la salida. Lo dejaron salir primero a él y después al resto de las personas.

Me levanté rápidamente de mi lugar y salí del avión con el único bolso de mano que había llevado. Me costó muchísimo hacer que todas mis cosas entraran en un solo bolso, pero Harry me dijo que lo hiciera así no tardábamos tanto tiempo en el aeropuerto buscando nuestras valijas.

Lo vi caminando con sus dos guardaespaldas a lo lejos y corrí un poco para alcanzarlo. Al cruzar una de las compuertas, unos flashes se dispararon y escuché a unas cuantas personas llamando su nombre. Papparazzis, pensé, y entonces decidí quedarme unos pasos atrás.

Al salir del aeropuerto había un auto esperando, Harry entró al auto por la puerta que estaba abierta y uno de los guardias se encargó de cerrarla, me apresuré a rodear el auto y subir por la otra puerta que también me estaba esperando abierta.

-Eso fue una locura. -Dije mirando por la ventana al aeropuerto que íbamos dejando atrás.

-¿Qué cosa? -Preguntó Harry mientras acomodaba su bolso en el asiento.

-Nada. -Dije y seguí mirando por la ventana.

Los edificios se iban haciendo cada vez más grandes y aunque no podía ver mi rostro sabía que mis ojos estaban resplandeciendo en emoción por la vista.

-Al hotel ahora y a cenar después o... -Habló Harry arrancándome de mis pensamientos

-¿Qué? -Dije descolocada. -Sí, como te parezca.

Harry soltó una risita y yo lo miré confundida.

-¿Qué? -Pregunté.

-Te estaba preguntando. Se supone que tienes mi agenda... -Dijo Harry sin dejar de sonreír.

-¡Claro que sí! Soy tu asistente, lo olvidé. -Me sonrojé avergonzada. Enterré mi mano en uno de los bolsillos del bolso que traía aún en mi hombro y saqué mi iPad mini donde había preparado la "agenda".

-Dice hotel, se supone que estás cansado y luego de descansar cena.

-Pero no estoy tan cansado.

-Yo tampoco.

-Creo que podemos cenar y luego duermo sin parar hasta el día siguiente.

-Como quieras, total, quién le hace caso a una agenda. -Rodé los ojos con sarcasmo y volví a guardar mi iPad.

She [H.S.] (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora