3. Preguntas sin respuesta

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—¡Marcus! exclamó Mirelle furiosa— Dijiste que la convencerías de hacer una fase de sondeo.

—Mirelle, por favor, esta es una oportunidad única en la vida —dijo mostrando el papel en sus manos—, lo he conseguido, he logrado realizar los cálculos que nos permitirán viajar hasta la nebulosa.

La chica lo miró angustiada.

—Por favor —suplicó.

Al final, Marcus se rindió y decidió contarle a Mirelle lo que le había sido revelado.

—¿Qué es una mensajera del universo? —preguntó una vez hubo terminado— ¿Cómo que somos el octavo planeta? —Continuó sin dejarlo responder— ¿Quién es Azul Dramen? —Marcus suspiró.

—Lo que sé, es lo que te he contado. Mayka y Zail deben ser mensajeras del universo, supongo que se encargan de llevar mensajes a los elegidos. Azul Dramen es una elegida, dijo que ya le había enviado un mensaje con nuestra ubicación. Y debe ser una persona importante, porque debe protegernos.

—¿Protegernos de qué? —preguntó— ¿De lo que nos espera en la nebulosa? Si ves que es peligroso ir, que un ser de otro planeta tenga que venir a cuidarnos porque no nos podemos quedar quietecitos en el nuestro.

—Mirelle —dijo con paciencia—, debemos continuar con el rumbo de la historia que está por escribirse, estaremos bien. El universo es sabio.

Y sí, parecía que Marcus había visto algo que ella desconocía. Él nunca había sido tan apasionado al hablar de algo, parecía estar convencido de que lo que iba a pasar tenía que pasar.

—Y hay algo más —añadió con una sonrisa tímida—, tú debes ser quien rescate al ser que está pidiendo ayuda.

Ella estaba furiosa y muerta de miedo. Marcus le ofreció un carnet traslúcido que tenía una pequeña foto de ella y su nombre en letras doradas.

—¿Esto es...? —preguntó tartamudeando.

Marcus sonrió y asintió.

—Acceso total. —Movió el papel en sus manos— Podremos llevar a la práctica este montón de garabatos. Además tenemos al equipo de Tohmer a nuestra disposición. —Y al decir esto Mirelle lo miró sorprendida.

—Son los mejores científicos del país —dijo con los ojos brillantes.

—Lo son —rió Marcus sabiendo que ya la tenía de su lado.

—Está bien —carraspeó como si no fuera tan importante—, hagámoslo, pero si llego a morir allá afuera —lo amenazó, pero Marcus la interrumpió estallando en carcajadas.

—Vamos ya —dijo emocionado—, Tohmer está en una reunión con mamá. Tenemos el laboratorio para nosotros. —La tomó del brazo y la obligó a ir con él.

En la sala privada de reuniones, Kateryne Berett vislumbraba la segunda palabra decodificada por los científicos del CVE.

—¿Por favor? —leyó como si no entendiera.

Kateryne miró a Tohmer que estaba de pie frente a la pantalla. La calvicie empezaba a carcomer su cráneo y la luz de la sala le hacía brillar la cabeza.

—Al parecer, además de inteligente, es un ser con buenos modales —bromeó Kateryne.

—Así que, ayuda, por favor, es lo que nos dice nuestro amigo extraterrestre —concluyó Tohmer esbozando una sonrisa incrédula a su alrededor.

Días después de la pequeña reunión entre la capitana, su hijo y Tohmer en aquella misma sala, habían sido llamados nuevamente; esta vez a una reunión oficial junto a los directores de los sub comandos del CVE. Julian Jewyen, Director del Sub comando Astronam, una institución conformada para reclutar, entrenar y formar astronautas; Augustus Kennel, Director del Sub Comando Militar encargados de los soldados que protegían Aviar. La silla de Helena Karter estaba vacía, era la Directora del Sub Comando Aviar, pertenecía a la misma división del Sub Comando Militar, sin embargo, estaba conformada para la investigación y modernización de toda la nación, y estaban divididos en dos grupos de científicos, uno de ellos era el equipo de Tohmer.

Séptima IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora