Azula no volvió a despertar durante los meses que duró el viaje de regreso, de vez en cuando abría sus ojos y volvía a desmayarse. Diariamente, Mirelle chequeaba sus signos vitales, le administraba sueros hidratantes y repasaba una y otra vez las palabras que la chica había dicho. Intentaba encontrar una conexión entre su sueño, el de Marcus y el rescate de Azula. Incluso llegó a pensar que esa chica era Azul Dramen, pues sus nombres eran parecidos. Que tal vez hubo un error en la transcripción de sus nombres, pero volvía a caer en el hecho de que no tenía sentido. Mayka le había dejado claro que era peligroso, que no debía ir, pero aquel ser delgado y desmayado no parecía ser un peligro.
No hubo novedades durante la llegada a la estación espacial, más allá del hecho de enterarse que muchos ciudadanos habían sido encerrados a causa de las protestas y que Nexus seguía sin dar declaraciones. El liderazgo de Kateryne pendía de un hilo y todo el ambiente estaba muy tenso en Terranova.
—La primera pregunta a la que debemos encontrar respuesta es: ¿quién la dejó en la nebulosa? —dijo Helena durante la primera reunión en la estación.
Azula había sido conectada a una capsula más sofisticada que la ayudaría a recuperarse más rápido.
—La chica tiene muy pocos recuerdos, creo que demoraremos en obtener información —intervino Marcus.
—¿Cómo será tratada? —preguntó Terry y todos los miraron confundidos— Es un extraterrestre —recalcó—, cuáles leyes se aplicarán sobre ella.
—Va a ser tratada como un ser vivo, similar a nosotros —respondió Helena.
Mirelle se mantenía al pie de la capsula con los brazos cruzados escuchando la conversación y se mantuvo un rato alrededor mientras sus compañeros se iban a descansar. Se sentó cerca del monitor de la capsula y ajustó los niveles de cada uno de los sueros con los que hidrataban a Azula. Y justo cuando se disponía a irse a dormir, un reflejo azul fue capturado por su vista periférica.
La chica la miraba desde la capsula, sin ningún tipo de expresión. Mirelle giró sobre sí misma para alertar a alguno de sus compañeros, pero ya ninguno se encontraba allí.
Azula levantó su dedo índice y Mirelle se acercó con cautela.
—¿C-cómo te llamas? —preguntó con un hilo de voz.
Tragó fuerte y se apoyó en la capsula con suavidad.
—Mirelle —respondió.
Azula asintió despacio y fijó su vista hacia el frente, pestañeando despacio y quedándose dormida una vez más.
En el otro extremo de la habitación, Marcus se apoyaba del borde de la puerta y miraba la escena con precaución de ser descubierto, empezaba a entender las razones por las que Mirelle tenía que ser la primera persona en ver a Azula, o viceversa. Y algo le estaba quedando claro, nadie podía intervenir.
Kateryne Berett recibió a la tripulación en el CVE. Intentaron por todos los medios no armar un alboroto, pero fue imposible. Nuevamente, las personas se aglomeraban en las afueras del conjunto para ver al ser extraterrestre que habían rescatado.
—El protocolo de seguridad está diseñado desde el momento en el que partieron —explicó la capitana. Delante de ella, un equipo de soldados trasladaba la capsula donde estaba Azula hacía una habitación sellada y segura en el complejo.
—No habrá entrevistas, ni declaraciones, por al menos, una semana —dijo agitada.
—Nexus quiere verla —Elías Tohmer se había trasladado hasta la sala donde iban a tener la primera reunión post rescate.
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Séptima II
Science FictionEl dios errante sigue vagando perdido y resentido por el universo, odiando sus emociones terrenales y en su inmersa meditación de venganza, consigue la clave para que su plan tenga éxito: usar aquello que lo derrotó la primera vez. Una dimensión des...