Aunque había pasado unos buenos momentos antes de que vuelva a... Eh, recordar todo. Lilith terminó de vuelta en la enfermería abrazándose a si misma y frunciendo el ceño a sus pies.
No estaba llorando, aunque estaba segura de que quería hacerlo y de que tenía qué, tal vez se le secaron sus cuencos de lágrimas. Por lo tanto sólo se dedicó a reprocharse a si misma su eterna estupidez al no ayudar a su... Novio.
¿O debería decir ex-novio? Aunque no terminaron ni nada, lo que pasó es que él fue a otra vida y ella se quedo en está, ¿Seguiría su relación? Es estúpido pensarlo así, pero eso le calmo un poco.
—¿Por qué estás tan molesta con tus pies?
La voz la exaltó un poco y levantó la cabeza para ver a ese tal Nico al otro extremo, le observaba con ceja en alto, tal vez curioso pero no se le notaban expresiones.
—Dios mío, casi te había olvidado —Exclama Lilith llevándose una mano al pecho.
Nico rodó los ojos y masculló un—. Todos lo hacen.
De alguna forma pudo entender los sentimientos de Nico, enfado, un tanto ofendido y... Tristeza, mucha tristeza.
Sin querer se le escapó una expresión de lástima, pero la cambio rápidamente.
—Oh, lo siento Nico, no quería ofenderte.
—Da igual.
Se sentó en la cama, e hizo que sus pies colgaran de ella, balanceándolos atrás y adelante, sin dejar de mirar a Nico ni por un segundo.
—¿Quién es tu madre? —Pregunta de repente.
La cara de Nico se ensombreció tanto que supo que dijo algo estúpido.
—No es madre, es padre —Responde cortante.
—Oh —Intento sonreír—. ¿Y quién es?
—Hades —Dice al fin, como quien espera una expresión de Oh Dios mío, hay una bomba o ¡Tienes una enfermedad horrible y contagiosa!
Pero no, la cara curiosa de Lilith no cambiaba, seguía observándolo tan fijo con sus ojos azules que comenzaba a incomodarse por ello.
—¿No dirás nada?
—Oh... ¿Debería? ¿De qué es dios Hades?
Fruncio un poco ceño y se apartó de la pared para caminar un poco hacia la luz y observarla mejor.
—Hades es el dios de la muerte, del inframundo... Simplemente eso.
Ahora si, erguido y tranquilo, esperó a que ella se alborote y comience a chillarle niño fantasma.
Lilith simplemente abrió mucho los ojos y soltó un
—Woah, eso debe ser muy genial.
—¿Genial? ¿Enserio? —Bajó los hombros.
—¿N-no debería serlo?
—Pensé que ibas a irse chillando asustada.
Ella alzó ambas cejas—. ¿Querías espantarme?
Nico alzó los brazos y movió las manos en señal negativa.
—No, es sólo que así actúan todos.
—Perdona, pero no me asustas —Hace un mohín con la nariz, arrugandola y Nico permanece fijo en ello, un tanto hipnotizado con el gesto—. Y no entiendo porqué debería asustarme, creo que eres buen chico, me ayudaste cuando estaba al borde del colapso.
El chico quedó en silencio hasta alzo la vista de su nariz y un poco de horror pasó por sus ojos al ver sobre su cabeza.
—Tu madre es Afrodita —Soltó y se atragantó con su propia saliva, comenzó a toser.
—¿Cómo lo sabes?
Levantó la vista para ver la paloma brillando por sobre su cabeza. Luego ésta se movió, voló un poco por la habitación para terminar chocando contra su pecho, donde estaba el corazón.
Una calma le lleno y el calor se propagó por todo su cuerpo. Sus sentimientos se calmaron por esos momentos.
—Lo suponía —Murmuró y ella miró de vuelta, ladeando la cabeza.
—¿Afrodita de qué es diosa?
Los labios de Nico temblaron antes de decirlo.
—Amor... Amor y belleza.
Las mejillas del chico se tiñeron ligeramente de rosa y eso le sacó una sonrisa a Lilith.
—Pues gracias por decirme bella indirectamente, Nico.
Bajó la vista a sus pies y guardó sus manos en sus bolsillos.
—De nada.