Lilith mira sus uñas con detenimiento, se sentía extraño verlas tan arregladas, y además pintadas de rojo. Era noche de pijamada en su cabaña y una de sus hermanas, cuyo nombre siquiera podía recordar, se había dedicado a arreglar y pintar sus uñas. Pensaba echarse para atrás al ver el esmalte rojo en manos de la chica, pero no quiso ser grosera y se dejó llevar.
— ¿Y si jugamos verdad o reto? —propuso Drew con una sonrisa traviesa.
Un mar de cuchicheos llenó la cabaña. Lilith simplemente permaneció en silencio mientras soplaba un poco sus uñas. No quería arruinar el trabajo de su hermana... Diablos, ¿cuál era su nombre? Demasiadas chicas la rodeaban y sólo sabía el nombre de Elena, Piper, Jane y Drew. Y nada más sabía el de esta última porque no deja de fastidiarle con su cabello.
—Ummm, el último de esos no salió muy bien —recuerda Piper con una mueca y Lilith deseó saber lo que sucedió.
—Uh, sí, tuve que cortar mi cabello aquella vez —dice otra con horror mientras tocaba su cabello cobrizo en corte Bob.
La pelirroja en acto reflejo se lleva una mano a su cabello trenzado en su hombro. No quería cortarlo, le llevó mucho tiempo para que sea tan largo.
—No vamos a ser tan extremos —Drew mueve una mano sacándole importancia—. Vamos, será divertido.
Como la mayoría insistió en que se haga, Piper, suspirando derrotada, tuvo que aceptar. Pero con la condición de que sea seguro.
Lilith quiso salir corriendo cuando movieron las camas e hicieron un gran círculo. Tenía a Drew justo frente a ella, no podría esconderse. En realidad nadie con un cabello tan llamativo podría esconderse, y menos si era la única pelirroja ahí.
—Bueno —Drew carraspea—. ¿Quién desea comenzar?
Muchas alzaron sus manos, pero Drew eligió a su amiga junto a ella.
—Bueno —la trigueña sonrió con malicia mientras paseaba los ojos—. Mitchell...
—Dime, BellaBell —repondió el muchacho con media sonrisa.
—Verdad o reto.
—... Verdad.
La chica resopló desilusionada antes de pensar en su pegunta. Seguro esperaba ponerle un buen reto al chico.
Lilith rezó internamente a su madre los siguientes quince minutos. Por favor, que no me llamen, que no me llamen. Sus ojos miraban nerviosos a cada una de sus hermanas cuando ellas chasqueaban la lengua al verla.
—Drew —dijo al final Elena cuando fue su turno—. ¿Verdad o reto?
—Reto.
—Besa el inodoro —suelta como quien comenta el clima.
— ¡¿Qué?! —Drew la mira estupefacta—. ¿Perdón? No hablas en serio.
—Claro que sí, yo nunca bromeo —frunce el ceño—. Elegiste reto, ahora hazlo.
—Pero... —mira a Piper—. Dijiste que nada que podría lastimarnos... El inodoro, McLean, ¡el maldito inodoro que ha tocado traseros!
Lilith apretó los labios, no quería reírse. Sería malvado de su parte, aunque admitía que la desesperación de Drew era divertida.
—Es verdad —Piper fingió pensarlo, aunque ella quería ver a Drew besando el inodoro—. Pero tengo entendido que lo han limpiado hoy, ¿verdad, Jane?
— ¿Ah? —la morena suelta con confusión, pero luego comprende ante la mirada significativa de Piper—. Uh sí, lo limpié. Lo lustré con un cepillo de dientes —todos sueltan un sonido de asco—. Oigan, miren si usé el cepillo de una de ustedes...